lunes, 5 de octubre de 2009

RAY CHARLES, EL MEJOR SOUL

Quedó ciego por un glaucoma; se convirtió en un grande de la música a nivel mundial



“No hay mal que por bien no venga”, reza el refrán. La historia de Ray Charles Robinson cuenta que en aquellos momentos ingratos pueden surgir oportunidades impensadas. Lo que no le permitió la vista, se lo dio su instinto musical. Su don brilló; tanto que se convirtió en el genio del soul. La mala racha de su infancia, se disipó con su extraordinaria voz.
A los cinco años padeció un glaucoma que lo dejó ciego; a los 15 perdió a su madre y más tarde a su padre. Vivió desde pequeño en una familia pobre, y para mal de males, su vida se mezcló con la heroína.
Nació el 23 de septiembre de 1930 en Georgia, Estados Unidos, y con él, un ser que fusionó, en una misma voz, los ritmos del rhythm and blues (R&B), el rock, el jazz, el gospel y hasta la música country.
Su ceguera no le impidió perfeccionarse en el arte de la música. De niño había aprendido a tocar el piano y cuando perdió la vista continuó estudiando composición por el sistema braille.
En el país del norte, su condición racial fue también otra de las complicaciones que tuvo que afrontar para ascender en su carrera artística. Sin embargo, supo sortear esta suma de adversidades y cruzó a Seattle, donde saltó a la fama. Allí conoció a Quincy Jones, quien lo acompañó en su carrera.
El gran músico popular tuvo sus comienzos en la década del ´40, imitando lo que hacían los conocidos cantautores Nat King Cole y Charles Brown. Poco a poco, a través de los años, fue incorporando acordes de distintos orígenes. Así, sus primeros blues se perfilaron como una mezcla de sonidos que encantaba al público. Más tarde, a esa combinación de acordes, que incluían al jazz, al blues y al gospel, se le dio el nombre de soul.
Este grande de la música se ganó la admiración no sólo de sus compatriotas, sino también de una innumerable audiencia en todo el mundo.
Aunque no actuó demasiado en cine, tuvo contacto con este medio por dos razones: porque su voz se escuchaba continuamente en películas, y por haberse estrenado, en 2004, un film con su biografía, cuyo director fue Taylor Hackford. La interpretación de Jaime Foxx como Ray le valió un Oscar al mejor actor.
El 10 de junio de 2004, Ray Charles falleció, tenía 73 años. Ocho meses más tarde, en los premios Grammy, el inolvidable músico se alzó con ocho galardones por su último álbum titulado “Genius Love Company”, en el que participaron B. B. King y Norah Jones. A ellos hay que sumarle los 12 que ganó en el transcurso de su carrera musical.
No por nada tiene un lugar en el famoso Paseo de la Fama de Hollywood.


Para más información, ingrese al sitio oficial: http://www.raycharles.com/

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