La vista es el sentido más importante para el ser humano: el 80 por ciento de las percepciones nos llegan a través de los ojos. Pero esta ventana al mundo se cierra cuando, con la edad, se destruyen las células visuales del centro de la retina. Una de las causas es la pérdida de líquido de los vasos sanguíneos. Investigadores de Bayer HealthCare están probando en un estudio clínico de fase III una sustancia activa que podría ayudar a recuperar agudeza visual a quienes padecen la forma húmeda de la degeneración macular senil (DMS).
Una mujer de 73 años ya no puede ver el rostro de su nieta ni las muecas de la pequeña. Y es que en el centro del campo visual de ella han desaparecido todos los detalles: sólo hay una gran mancha oscura. El culpable es una enfermedad progresiva, la degeneración macular senil, o DMS, que provoca la destrucción de las células visuales de una minúscula zona de la retina, la llamada «mácula lútea», que contiene unos ocho millones de células responsables de la visión central nítida. La mácula sólo mide alrededor de un milímetro cuadrado, el tamaño de una cabeza de alfiler. Pero si se destruyen sus células,el ser humano pierde la mayor parte de la visión. Nunca más podrá ver nítidamente, ya que el organismo no es capaz de regenerar las células de la mácula. Sólo la zona periférica de la retina, que permite detectar contornos y contrastes de claridad y oscuridad, evita una ceguera total.
A medida que crece la esperanza de vida, aumenta el número de afectados por la DMS. Y es que la degeneración macular es un fenómeno asociado fundamentalmente a la vejez, y la sufren aproximadamente un 15 por ciento de las personas de 61 a 70 años, y hasta un 40 por ciento de las mayores de 80 años.
Bloqueo de la eliminación de toxinas en el ojo
La DMS aparece por deposición de los productos metabólicos oculares en el tejido de la mácula. Cuando el organismo es joven, estas sustancias se eliminan correctamente. Sin embargo, a lo largo de la vida el proceso va funcionando cada vez peor: las toxinas grasas se acumulan y destruyen las células visuales.
Se distinguen dos formas de DMS, la seca y la húmeda. En la degeneraciónmacular húmeda se produce una destrucción de las células visuales. Inicialmente se bloquea el suministro de oxígeno y nutrientes al ojo. Para resolver la deficiencia, el organismo crea nuevos vasos sanguíneos destinados al transporte de esas sustancias. «Es una reacción muy lógica, pero que en esa zona causa más daños que beneficios», explica el Dr. Andreas Sachse, jefe global de proyecto de la división de Bayer HealthCare Bayer Schering Pharma. «Y es que los nuevos vasos son permeables al líquido tisular, lo que provoca una extravasación con el consiguiente edema». Debajo de la retina y en su interior se forma una acumulación de líquido que provoca una inflamación retiniana. «El edema puede hacer que la capa de esa zona de la retina alcance un grosor unas tres veces superior al normal», explica el Dr. Georg Grötzbach, director principal de desarrollo clínico global de Bayer Schering Pharma. Si la acumulación de líquido persiste, se produce una destrucción gradual de las células de la retina. Inicialmente, la persona percibe pocos síntomas: los primeros indicios son la pérdida de agudeza visual y la visión deformada de las líneas rectas. Si el ojo no se trata, se irá
formando una mancha oscura irreparable en el centro del campo visual. «Esta limitación es muy grave», señala Grötzbach. Los pacientes se sienten desconectados de su entorno al ser incapaces de reconocer a otras personas, leer, ver la televisión o conducir un vehículo. A menudo, esto lleva a un aislamiento social.
VEGF: la molécula que hace crecer los vasos sanguíneos
Hasta hace pocos años, para el tratamiento sólo se disponía de la terapia fotodinámica, en la que se inyecta al paciente un medicamento que vuelve sensibles a la luz los vasos sanguíneos de nueva formación. A continuación, el médico los esclerotiza mediante láser. «Sin embargo, esto sólo permite frenar el avance de la enfermedad, no mejorar el estado del paciente, y el tratamiento no puede aplicarse en todos los casos de DMS», explica Bernd Kirchhof, catedrático de la Universidad de Colonia
Con los inhibidores del VEGF, en cambio, el resultado es distinto.
Desde hace unos años ya hay dos productos autorizados basados en este nuevo principio. Ahora,los investigadores de Bayer esperan haber desarrollado una variante más eficaz: para conservar la visión de los enfermos, los científicos se concentran en el factor desencadenante de la DMS húmeda. Se trata de impedir el crecimiento de los vasos sanguíneos, la llamada angiogénesis, en la que el factor de crecimiento vascular endotelial (VEGF), una molécula transmisora, desempeña un importante papel. El VEGF aparece en todos los procesos de angiogénesis del organismo humano, lo que también incluye el ojo. Cuando el VEGF se liga a determinados receptores de las células angiogénicas desencadena una cascada de reacciones bioquímicas y estimula así la formación de nuevos capilares.
Desde mayo de 2008, Bayer Schering Pharma está realizando estudios clínicos de fase III con una nueva sustancia activa destinada a interrumpir ese proceso: el VEGF Trap-Eye. Los investigadores capturan el VEGF con un truco novedoso: primero reprodujeron artificialmente los principales receptores de la superficie celular para el VEGF y, después, los combinaron con componentes de un anticuerpo humano para capturar de este modo la molécula en el cuerpo vítreo y el tejido ocular antes de que pueda impulsar la angiogénesis.
Tasa de éxito del 90 por ciento en estudios médicos
La proteína artificial que permite capturar el VEGF fue creada inicialmente por expertos de la empresa estadounidense Regeneron. Ahora, Bayer está investigando esta terapia innovadora en cooperación con los científicos norteamericanos.
«La tecnología de trampa (trap) ofrece grandes ventajas frente a los anticuerpos puros, ya que la nueva proteína liga el VEGF de forma especialmente eficaz», explica Grötzbach.
Además, el sistema inmunitario tiene dificultades para detectarla, por lo que mantiene de forma prolongada su efecto en el ojo, que es precisamente el único lugar donde VEGF Trap-Eye debe ejercer su función. Por eso, el médico inyecta directamente la solución en el cuerpo vítreo del ojo. «El VEGF existe en casi todos los lugares del organismo; este modo de administración hace que la concentración en el ojo sea suficientemente elevada y, al mismo tiempo, la concentración sistémica en sangre —y por tanto los posibles efectos secundarios en el organismo— sean reducidos», explica Sachse.
Los resultados obtenidos hasta el momento en los estudios muestran que VEGF Trap-Eye puede reducir significativamente el grosor de la retina y mejorar la agudeza visual. «Con los bloqueadores del VEGF puede frenarse la enfermedad en nueve de cada diez pacientes, y en muchos incluso es posible elevar significativamente la agudeza visual. De este modo se dispone de una terapia que permite tratar la enfermedad ya en sus fases iniciales y evitar así una grave discapacidad visual», afirma Kirchhof
La revista especializada Nature calificó los captadores de VEGF como uno de los principales avances médicos del año 2006.
En el estudio de fase III actualmente en curso denominado VIEW 2 participarán 1200 pacientes en más de 200 centros de todo el mundo. El estudio VIEW 1, también de fase III, está siendo realizado por la empresa Regeneron. Si la sustancia activa continúa obteniendo resultados positivos, hay muchas posibilidades de lograr un tratamiento prometedor para la degeneración macular húmeda. La nueva sustancia también podría ayudar a tratar en el futuro a otro grupo de pacientes, los diabéticos. Las enfermedades de la retina asociadas a la diabetes son la principal causa de ceguera en el mundo occidental en la franja de edad de 20 a 65 años.
Fuente:
www.iqb.es/monografia/diseases/e018_01.htm
LO QUE SIGNIFICA PARA USTED:
VEGF Trap-Eye es un muy prometedor a largo anti-drogas que actúan de VEGF que se espera que estén disponibles en los EE.UU. para el tratamiento de la DMAE húmeda dentro de los próximos años. Su mayor atractivo es que puede que no tienen que ser inyectados con la frecuencia que las drogas actualmente disponibles, como Lucentis.
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