Sonrisa de la Mona Lisa, ¿una ilusión óptica?
Luego de estudiar los cambios de expresión de la Mona Lisa - basados en que la visión central tiene una más alta resolución que la visión periférica -, una neurobióloga de la Universidad de Harvard terminó con el misterio del retrato más famoso y la sonrisa más enigmática del mundo: Leonardo Da Vinci la habría pintado basándose en una ilusión óptica, usando de manera completamente intuitiva trucos que ahora comienzan a tener base científica.
Elisa se llamaba la mujer del marqués de Giocondo, un rico banquero florentino que pidió a Leonardo Da Vinci que pintara un retrato de su segunda señora, cuando ella tenía 30 años y una enigmática sonrisa. Según la historia, el cuadro nunca llegó a manos del marqués. Leonardo lo conservó por muchos años y lo retocó. Lo llevó consigo a París y allí ha permanecido hasta el día de hoy. Salvo un breve período, en que un italiano lo robó del Louvre, en un acto de reinvindicación nacionalista. Pero Italia lo devolvió a Francia.
Y asi se convirtió en el retrato más famoso del mundo y en el más misterioso. Todo, gracias a Elisa, conocida como Mona Lisa o Gioconda. Su sonrisa, pintada por Leonardo Da Vinci, es la que realmente ha sido un misterio durante todo este tiempo; una sonrisa enigmática, tal vez la más enigmática del mundo.
Tanto así, que una investigadora de la Universidad de Harvard, Margaret Livingstone, se dedicó a estudiarla.
¿Qué descubrió?... que Leonardo Da Vinci pintó la sonrisa de la Mona Lisa basándose en una ilusión óptica y en los mecanismos de la visión. Sucede que la sonrisa de la Gioconda aparece y desaparece debido a la peculiar manera en que el ojo humano procesa las imágenes.
Así, cuando en el siglo XVI Leonardo Da Vinci pintó la Gioconda, logró el efecto de que la sonrisa de la Mona Lisa desaparezca al mirarla directamente y sólo reaparezca cuando la vista se fija en las otras partes de cuadro.
Lo anterior, tomando en cuenta que los artistas llevan mucho más tiempo que los neurobiólogos estudiando los procesos visuales. En este caso, el artista creo esa ilusión usando de manera completamente "intuitiva" trucos que ahora comienzan a tener base científica.
Y la teoría de la investigadora se apoya en el hecho de que el ojo humano tiene una visión central, muy buena para reconocer los detalles, y otra periférica, mucho menos precisa, pero más adecuada para reconocer las sombras.
Da Vinci pintó la Gioconda usando sombras que vemos mucho mejor con nuestra visión periférica. Por eso, para ver sonreír a la Mona Lisa hay que mirarla a los ojos o a cualquier otra parte del cuadro, de manera que sus labios queden en el campo de visión periférica... ¿qué tal?.
Y luego de publicar su teoría sobre los cambios de expresión de la Mona Lisa, basados en que la visión central tiene una más alta resolución que la visión periférica, Livingstone ahora está estudiando por qué tantos genios de la pintura tenían alguna deficiencia visual.
Rembrandt por ejemplo, cuyo estrabismo reducía su capacidad para ver en tres dimensiones, según la autora pudo beneficiare con una pobre percepción de la profundidad, una ventaja en una profesión en la que el objetivo es plasmar el mundo tridimensional en un lienzo plano.
Los estudios de Livingstone, no intentan "desmitificar el arte" sino de explicar científicamente técnicas que los artistas usaron desde hace muchos años en base a la intuición.
Fuente: http://www.familia.cl/ContenedorTmp/Gioconda/mona.htm
La «aglomeración» da sentido a la visión periférica
Aunque puede pasar inadvertido, un efecto conocido como «aglomeración» (crowding) permite concentrarse en cada palabra de un texto y difuminar el resto. A pesar de que afecta al 95% del campo visual todavía se sabe poco sobre este efecto. En un primer momento se pensó que este fenómeno dificultaba el reconocimiento de objetos, pero ahora un equipo de científicos británicos y estadounidenses afirma que la «aglomeración», cuyo origen es cerebral y no ocular, dista mucho de ser aleatoria. Los descubrimientos realizados en este estudio se han publicado en la revista Current Biology.
El cerebro dedica muchas menos neuronas al campo visual periférico que a la visión central, lo que hace que dirija su atención a lo que tenemos justo delante y que pierda importancia todo lo que rodea a la región enfocada. Para la mayoría de las personas que no padecen problemas de vista este fenómeno no interfiere de forma negativa en la visión. Sin embargo, para los millones de personas que han perdido la visión central debido a degeneración macular, ambliopía (ojo vago) u otras enfermedades y afecciones, la capacidad para reconocer palabras o incluso personas frente a ellas puede verse afectada debido a que han de valerse de su campo visual periférico, que perciben de manera borrosa.
Investigadores del University College de Londres (UCL, Reino Unido) y de la Facultad de Medicina de Harvard (Estados Unidos) afirman que, si se conocieran mejor los mecanismos por los que se produce la aglomeración, se podría perfeccionar la visión de las personas que sufren deficiencias en la visión central mejorando la presentación de los objetos en televisión y en Internet, por ejemplo.
«Si logramos averiguar cuándo se produce la aglomeración y cuando no, en teoría podríamos crear textos e imágenes menos propensas a provocar este fenómeno», explicó el Dr. John Greenwood del UCL. «De igual modo, si desentrañáramos la apariencia de los objetos cuando están "aglomerados", podríamos generar textos e imágenes que podrían reconocerse aunque se produjese este efecto.»
Como parte de este estudio, el equipo pidió a un grupo de individuos que contemplasen una pequeña zona de ruido visual aleatorio (similar al que aparece en una televisión cuando no está sintonizada) con el ángulo externo del ojo e les indicaran cuándo dicha zona se mostraba rodeada de rayas orientadas en una dirección concreta. Los científicos determinaron que la aglomeración provoca que los objetos situados frente a nosotros parezcan más regulares al mezclar entre sí objetos adyacentes.
Para comprobar su hipótesis, el equipo utilizó una fotografía de un pueblo pintoresco de la costa de Cinque Terre (Italia). En lugar de utilizar una reproducción normal del paisaje, los investigadores reorganizaron varias zonas de la imagen mediante el intercambio de píxeles en ellas. Al centrar la vista en una casa marrón situada en el centro (zona de la imagen no modificada), las zonas de «ruido» desaparecían y la fotografía se mostraba relativamente poco modificada.
En su artículo, concluyen que la aglomeración puede inducir a la percepción de una estructura aun cuando ésta no exista. «A pesar de que se caracteriza con frecuencia como un proceso perjudicial que elimina u oculta por completo representaciones de objetos, hemos demostrado que la aglomeración cambia de forma sistemática la apariencia de los objetos», escriben.
«Entendemos que esta tendencia de nuestros cerebros a asumir que el mundo es regular puede deberse a que, en el transcurso de la evolución, el cerebro ha ido dedicando menos neuronas a los bordes de nuestra visión que al centro de la misma», añadió el Dr. Greenwood. «Dicho de otro modo, el cerebro, mediante el empleo de estos recursos, no es capaz de procesar otra cosa que no sea un borrador simple.»
Fuente: http://www.madrimasd.org/informacionidi/noticias/noticia.asp?id=43042
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