viernes, 9 de abril de 2010

Escáner para ciegos lee hasta códigos de barra

Estos aparatos no sólo interpretan el código de barras de un producto, sino que también son capaces de leer en voz alta lo escrito en el embalaje.
Una novedad en Suiza.

Actualmente aún se trabaja en el banco de datos de esta nueva herramienta para invidentes, que busca ser en el futuro una ayuda para los invidentes en la cocina, para reconocer los productos que tienen en sus manos.


"El escáner puede sólo leer el código de barras del supermercado Migros”, explica Martin Mischler, consejero de la Asociación Suiza de Ciegos, invidente de nacimiento y quien ha probado el nuevo aparato.

“Pero otros supermercados se encuentran ya en la tarea de introducir sus informaciones para posibilitar la lectura de los códigos de barra de sus productos”, agrega Mishler sin mayores detalles, pero asegura que el objetivo es “que en toda Suiza se puedan leer los códigos de barras de todos los productos en los supermercados”.

En un ensayo, Mischler lleva el aparato consigo a un supermercado Migros para probar su eficacia. No obstante, hay un reto en cada intento: encontrar el código de barras en el producto. Para descubrirlo en una caja de té, Michler gira el embalaje.

Se escucha un ‘pips’ del aparato y una voz electrónica masculina que indica: “Tea Time de menta, 70 gramos”.


No siempre resulta sencillo
Pero si se trata de un código en una lata o una botella, el asunto de encontrarlo se complica para el usuario, aunque tras varios giros de una botella plástica, el escáner finalmente suena e indica: “Agua mineral Aproz, 500 mililitros”.

Más difícil aún la lectura sobre una bolsa de plástico repleta de dulces, pues la naturaleza de la bolsa no permite fácilmente una parte lisa sobre el código de barras para su reconocimiento por el aparato en prueba. Tras varios intentos finalmente se escucha: “Bombones de goma, 220 gramos”.

Y definitivamente, los códigos de barra de paquetes con pescado, verdura o fruta resultan imposibles de detectar por el aparato. “El código de barras de esos alimentos cambia casi todos los días, por ello aún no están programados”, explica Martin Mischler.

Programa de lectura
En este nuevo escáner se ha integrado un programa que a través de un MP3 da lectura al código de barras.

“Elegimos este modelo con el MP3 porque muchos ciegos ya lo poseen”, explica Michler, al advertir que se ha diseñado una versión en alemán y una en francés, los dos idiomas más utilizados en Suiza.

Sobre los datos definidos para su lectura, la Asociación de Ciegos se ha puesto de acuerdo con el supermercado Migros. “El código de barras contiene informaciones en tres idiomas nacionales (alemán, francés e italiano), lo que nosotros no necesitamos”, comenta.

En dos años se prevé que los supermercados suizos introduzcan un nuevo sistema de código de barras en el que se incluyan mayores datos. “Nos podemos ya imaginar que así podremos hacer mención con el escáner de la fecha de caducidad del producto, o de informaciones para alérgicos”.

En Francia existe un sistema con computadora
En el país vecino se trabaja con una computadora, por lo que resulta más simple la actualización de las informaciones.

Francia es pionera en esta tecnología, amplía Mischler al explicar que allá se introdujeron las cajas registradoras con escáner en la década de los 70. En Suiza, apenas en la de los 90.

“El sistema por el que nos hemos decidido en Suiza tiene la ventaja de que no se necesita un ordenador y que el escáner podría también en un futuro emplearse en la cocina, por ejemplo, o en la oficina, para saber qué hay en un determinado embalaje”, sostiene Mischler.

No obstante, como los supermercados actualizan su banco de datos de forma regular, los utilizadores de estos escáneres deberán también hacer estas actualizaciones.

El escáner cuesta 500 francos

Pero la nueva herramienta, que ya se encuentra a la venta en la Asociación Suiza de Ciegos, cuesta 500 francos, lo que no es un precio accesible en Suiza.

Sin embargo, a este respecto Mischler relativiza: no es un precio mucho más alto que el de otros productos destinados a los invidentes.

Eveline Kobler, Zürich, swissinfo.ch
(Traducción: Patricia Islas Züttel)
Fuente:
http://horacero.com.pa/index.php?option=com_content&view=article&id=22047:hora-cero&catid=17:europe&Itemid=111117

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