jueves, 20 de mayo de 2010

AGUDEZA VISUAL=VEO BIEN...

Las alteraciones refractivas afectan principalmente a una de las 18 habilidades visuales y perceptuales que desarrolla nuestro sistema visual en nuestra infancia: la AGUDEZA VISUAL, una de las habilidades visuales implicadas en la EFICACIA VISUAL.


La agudeza visual está relacionada con la frase que todo el mundo dice respecto a su visión: ¿“Veo bien” o “No veo bien”?

Imagen: vision nitida, vision nublada
Cuando decimos que “vemos bien”, sólo quiere decir que tenemos una AGUDEZA VISUAL del 100% (1.0, 6/6 o 20/20).


Normalmente, excepto en el caso de las personas mayores con vista cansada, cuando una persona va al oftalmólogo o a algunas ópticas, por norma, lo que le evalúan es "cómo ve", y para comprobarlo lo que hacen es medir la agudeza visual de lejos; y muchas veces se olvidan de comprobar cómo ve esa persona de cerca. Esto es muy importante sobre todo en niños, porque es una forma de comprobar si tiene o no hipermetropía y así detectarla lo antes posible. Como ya he escrito en otras entradas, una persona puede ver bien de lejos y no de cerca, y al revés.

DESARROLLO DE LA AGUDEZA VISUAL
Cuando un bebé nace, su retina está inmadura, como lo está su cerebro; y la zona de la retina que nos permite nuestra máxima visión (la fóvea -13-) está aún sin desarrollar; por tanto, la Agudeza visual es bajita, y sobre todo, su visión se limita a su distancia próxima.

Según va creciendo el bebé y va recibiendo los estímulos adecuados en los primeros meses de vida, esta zona de retina va madurando (sobre todo en los 2 primeros meses de vida que es el período crítico del desarrollo visual), y se van formando las conexiones adecuadas entre las células nerviosas que forman esta capa del ojo, y del ojo al cerebro. Cuánta más estimulación recibe, más conexiones se realizan y más fuerte son. Por eso, es tan importante jugar con el bebé cuando éste está despierto.

Imagen: como va mes a mes viendo un niño los objetos

De esta manera, mes a mes, según se van estimulando sus fóveas, va aclarando los objetos cada vez más alejados.


PERO...
Puede ocurrir que el bebé nazca con un problema ocular, por ejemplo, una catarata, una alteración corneal o un estrabismo, que impiden que la fóvea se desarrolle correctamente.

O puede ocurrir que por algún motivo, un ojo reciba menos estimulación que el otro en los primeros meses de vida. Por ejemplo, que al acostarlo en la cuna, la visión de un ojo quedé condenada respecto al otro (por la almohada, un peluche, etc.), y cuando despierta, sólo estimula un ojo, sólo mira a través de ese ojo de manera constante. O también que al jugar con él, lo hagamos más en un lado de su campo visual que en el otro (lo perfecto es siempre hacerlo de frente a él).

O puede ocurrir que uno de los dos ojos tenga más graduación y vea más borroso de lo normal con él. Si no se detecta a tiempo, ese ojo llega un momento que no se esfuerza por aclarar la imagen y deja de desarrollarse, aunque aparentemente esté viendo con los dos ojitos y creamos que estamos estimulando su visión.

En estos casos citados, no llega la estimulación adecuada al ojo y por tanto, ese ojo desarrolla lo que llamamos una AMBLIOPÍA u OJO VAGO.

Cuanto antes se detecte que el ojo no se está desarrollando con normalidad y antes se elimine la causa que lo está produciendo, ese ojo volverá a estimularse correctamente. Se debe eliminar la catarata, corregir la graduación, enderezar el ojo, etc.

Los 6 primeros años de vida son los más plásticos del sistema neurológico, por tanto, en los ojos, como parte de ese sistema neurológico, ocurre lo mismo. Durante ese tiempo se están produciendo y fortaleciendo las conexiones nerviosas necesarias para sentar las bases de una buena visión. Cualquier alteración NO PATOLÓGICA que cause una baja agudeza visual puede eliminarse, y mediante la terapia visual se pueden crear esas conexiones que no se crearon en su momento.

Dicho de otro modo, la terapia puede conseguir potenciar la “vista” (la habilidad AGUDEZA VISUAL) de lejos o de cerca, llegando incluso al 100% SI NO HAY UNA LESIÓN EN LA FÓVEA, o en cualquier otra zona del ojo que pueda impedirlo.

Además de producirse una ambliopía, si la agudeza visual o “vista” de un ojo es considerablemente menor que la del otro ojo, el cerebro tiene que adaptarse a la nueva información que le llega de ambos ojos, y pone en marcha una serie de mecanismos visuales defensivos ante esta incomodidad, para impedir que el niño vea borroso o doble. Pero estos mecanismos los explicaré más adelante.

SEÑALES QUE PUEDEN INDICAR UN PROBLEMA VISUAL EN LOS MÁS PEQUEÑOS

En LACTANTES:
Leucocoria: pupila (3) con un reflejo blanco.
Sospecha de estrabismo (los ojos deben verse alineados al mes de nacer).
Si no reacciona ante una luz parpadeando o no dirige la mirada a una luz brillante.
Si no sigue un objeto grande en movimiento.
Si no reacciona a la proximidad de la cara de los padres.

Desde 2- 3 MESES:
Si no tiene interés por objetos brillantes.
Si no sigue un objeto brillante en movimiento.
Si no salta visualmente de uno objeto a otro.
Si no le llaman la atención los juguetes a su alrededor.

A los 6 MESES:
Si no golpea los objetos con sus manos ni hace por cogerlos.
Si no recoge los objetos pequeños que se caen.
Si hay diferencia de respuesta cuando se le tapa un ojo u otro.

Al empezar a GATEAR o ANDAR:
Si se golpea o tropieza con las cosas.
Si se cae fácilmente.
Si no coge con sus deditos cosas pequeñas.

Desde los 2 AÑOS:
Si se acerca demasiado a la televisión, al cuento o al papel al garabatear o pintar.
Si entorna los ojos cuando mira algo alejado.
Si desvía un ojo en ciertos momentos de día.
Si tuerce o gira la cabeza al mirar algo.

CONCLUSIONES
Examinar la visión de los peques:

Para prevenir:
A los 6 meses de nacer.
A los 3 años (antes de empezar Educación Infantil).
A los 6 años (antes de empezar Educación Primaria).

A cualquier edad si existe sospecha de:
Estrabismo
Mala visión
Visión doble
Presencia de leucocoria
Dolores de cabeza
Comportamiento o gestos determinados

Una sola exploración puede no ser concluyente (debido a problemas de atención, de colaboración, cognitivos, etc.); por ello, la exploración debe ser repetida otro día.

Descartar siempre con el oftalmólogo que no haya una patología ocular que esté causando el problema visual.

NUNCA es demasiado pronto para realizar una exploración de la función visual, y nunca es demasiado tarde. Los adultos con baja agudeza visual en muchos ocasiones pueden mejorarla, sólo que la terapia visual es más larga que en un niño, porque aunque el cerebro a mayor edad se ha comprobado que sigue aprendiendo, no es tan elástico y no reacciona tan rápidamente. Pero no penséis que vuestro problema no tiene solución, comporbarlo acudiendo a un optometrista.

Publicado por Rosa M. García Hdez
Fuente: http://rosavision.blogspot.com/
http://lenticon.blogspot.com/

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