domingo, 29 de agosto de 2010

HISTORIA DEL ARTE Y MIOPIA

PINTORES MIOPES IMPRESIONISTAS...

La modificación en los criterios de valorización de la pintura comienza a mediados de siglo XIX cuando pierde su valor reproductivo ante el avance de la fotografía.


Hasta ese entonces unos pocos habían realizado aislados esfuerzos por desprenderse de los rígidos trámites académicos. Del Bosco representó sus imágenes onírico/surrealista/religiosas en el “Jardín de las delicias”. Goya liberó su inconsciente –probablemente por una intoxicación con plomo o alguna secuela sifilítica – en sus “Sueños”. Turner dio alas a su paleta antes que el movimiento organizado como impresionista. Por eso es que nuestro viaje por los problemas oculares de los artistas, salvo algunas excepciones, comienza con los impresionistas. Muchas obras de autores anteriores del siglo XIX han sufrido el viraje de los pigmentos. Leonardo era bastante descuidado al respecto y hacia mezclas poco ortodoxas que después viraban de color.

Fue la exposición del 15 de abril de 1874 la que dio fecha de nacimiento al movimiento de pintores rechazados por la Academia Francesa. Una de las telas de Monet, “Impresión: Sol naciente”, dio lugar al comentario del crítico Louis Leroy en la revista Charivari, que acuñó el término impresionismo, término despectivo, en un artículo que criticaba ferozmente a los pintores. Pero ¿Qué unía a estos artistas en búsqueda de una expresión estética común? La miopía.

Renoir, Monet, Cezanne, Degas, Pizarro, Matisse, Lautrec eran miopes, al igual que Rodin.

Por supuesto que no fueron los primeros ni los únicos miopes en la historia de la pintura.

Quizás Jan Van Der Meer haya sido corto de vista– porque todas sus obras transcurren en sus habitaciones -.

Sir Joshua Reynolds era miope de -5 dioptrías y fue justamente él uno de los primeros en advertir a sus discípulos que no copien la naturaleza, que expresen sus sentimientos.
Poco antes de morir por cirrosis, tuvo una hemorragia vitrea que lo obligó a relegar sus trabajos en sus discípulos.

Maurice Quentin de la Tour se quejaba de su mala vista y como esto lo obligaba a ir y venir para ver los detalles de cerca que no podía ver de lejos.

Colman Hurt, fundador de los Pre Rafaelistas, era miope.

El Dr. Polack, uno de los oftalmólogos de Monet, además era pintor, detectó que el 43% de los estudiantes de Bellas Artes eran miopes, contra un 20% de la población general.

August Renoir, cuya pintura esfumada, sin límites netos, sugiere que haya sido ligeramente miope (aunque existen testimonios encontrados como los de su hijo, el cineasta Jean Renoir).

La historia dice que cuando fue a visitar su oftalmólogo para que le prescribiera anteojos, rechazó los lentes diciendo “Mon Dieu je vois comme Bouguereau”, su odiado opositor pompier, famoso por su pintura detallista y sus personajes mitológicos dotados de cascos que hacían recordar a los bomberos parisinos. De allí su nombre (Pompier = bombero). Renoir a pesar de vivir hasta los ochenta años, padeció una artritis reumática que deformó sus manos. Para pintar se ataba los pinceles a las mismas y es de notar que pintó hasta casi el día de su muerte. Cuando le preguntaron porque lo hacia dijo: “El dolor se va, la belleza queda”. Algo semejante pasaba con nuestro Lino Eneas Spilimbergo.

De la misma opinión que Renoir sobre los anteojos era Cezanne “Quítame esas cosas tan vulgares de adelante”, le dijo a su oculista.

Si con Renoir existía alguna duda con su miopía, no era así con Cezanne que a pesar de eso, se resistió al uso de anteojos. Varias veces se quejó de su visión “Veo que los planos se sobreponen unos a otros y a veces me parece que las líneas rectas se caen”.

Esto, que en algunos autores dio la teoría de astigmatismo, nada tiene que ver con problemas refractivos, ya que esta metamorfosis sugiere un problema de retina. Cezanne era diabético, lo que explicaría, a mí entender, que un edema diabético fuese el responsable de tal distorsión. Cezanne murió a consecuencias de complicaciones de su diabetes -toda la vida Cezanne se preguntó si lo novedoso de su arte no se basaba en sus problemas visuales y que por lo tanto su obra no era solo consecuencia de un accidente de su cuerpo.-

Su espíritu fue tornándose lúgubre ya que sabiéndose diabético tenía sus días contados. En ese entonces entre sus manzanas y naranjas aparecieron calaveras, sombríos pronósticos de su cercano final (al igual que nuestro Prolidiano Pueyrredon)

Uno de los defensores en la lucha de los impresionistas fue Emile Zolá, intimo amigo desde la infancia de Cezanne al que estimuló en su carrera –carrera no muy brillante inicialmente. Con él se peleó cuando Cezanne se sintió aludido por una novela de Zolá, cuyo personaje principal era un pintor –Claude Lantier- “Un genio imperfecto, un gran pintor a punto de fracasar” que termina suicidándose.

Matisse siempre fue miope (de -10 dioptrías aproximadamente) pero como utilizaba gafas constantemente poco se puede encontrar en sus obras, las características de sus colegas menos cortos de vista.

Zolá dijo “Lo que tienen en común entre ellos, ya lo he dicho, es un parentesco de visión. Todos ellos ven a la naturaleza clara y alegre, sin la salsa de betún y de tierra de Siena de los pintores románticos. Pintan al aire libre, revolución cuyas consecuencias serán inmensas “. De más esta decir que Zolá también era miope.

Fueron estos pintores, rebeldes miopes impresionistas, los que dieron al mundo una nueva visión del mundo una visión del mundo sin anteojos.
Imagen: Cezanne pintaba sus alegres manzanas y naranjas de colores tal del gusto de los miopes que prefieren la gama del rojo-naranja.

A medida que avanzó su diabetes, sus cuadros se poblaron de cadáveres que pronosticaban su ominoso final.

Fuente: http://www.facebook.com/#!/notes/ojo-clinico/miopia-e-impresionismo/149138998443747
Programa "Ojo Clinico"

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