domingo, 5 de septiembre de 2010

UN RELATO FANTASTICO EN CONTACTO CON LA CEGUERA

ANTES DE COMENZAR LA ENTRADA TENGO QUE RECORDARLES QUIEN ES LA AUTORA DEL RELATO.
ESPERO QUE LO DISFRUTEN COMO YO!!!
Imagen: foto de Andrea

¿Quién es Andrea Murguía?
Estudio Ciencias de la Comunicación. Le gusta fotografiar detalles e instantes únicos. Junto con su compañero de vida, Marcos Velázquez ha ofrecido por nueve años la conferencia En Contacto con la Ceguera, en donde habla sobre la experiencia de él al perder la vista durante su adolescencia. Acerca el tema de la discapacidad visual a la percepción de la realidad social de las personas con la intención de cambiar la idea y la actitud. Debido a esta labor estudio Locución y expresión verbal para mejorar su desempeño en acción.

Actualmente es comunicadora y ahora entiende que no sólo puede transmitir los mensajes que pertenecen a los demás, sino también los propios y encuentra en la escritura una forma natural de hacerlo.

Yo había oído que el acondicionador es para quienes usamos el cabello largo, las mujeres generalmente. Lo usamos para evitar que se enrede y para que permanezca suave y manejable durante el día, cual comercial de televisión.


Pero conozco a un hombre que a pesar de tener el cabello corto, usa el acondicionador rigurosamente en cada baño: él es mi compañero invidente, Marcos. Le gusta escoger uno diferente cada vez. En el súper huele varias marcas de shampoo y acondicionador hasta decidirse por el que más le agrade ese día. Antes, yo no me detenía a hacer una olfativa revisión porque en mi casa se compraba el mismo siempre. Ahora encuentro este momento divertido y hasta apapachador, ya que si de todas formas debo comprarlo, pues que sea uno del cual disfrute diariamente su aroma.

Un día estábamos juntos en la regadera cuando me percaté de que los empaques de este mencionado par eran iguales. Marcos estaba aplicándomelos y le pregunté que si las botellas no tenían ninguna diferencia que pudiera percibirse con el tacto, cómo sabía cuál debía ponerme primero. Me pareció extremadamente curioso enterarme de que la herramienta para distinguirlos era su lengua. Con ella saborea ligeramente las tapas de ambos para identificarlos.


Mientras escribía este relato, me platicó que un día cercano a cuando perdió la vista, hace unos veinte años, descubrió que el acondicionador tiene un sabor dulce a diferencia del shampoo, que lo tiene “raro”, dice él: “No puedo decir si es salado, agrio o amargo, es raro”. Le pregunté con curiosidad si había compartido con alguien aquel descubrimiento. Él respondió que no porque le pareció algo natural, sin relevancia. También le pregunté que si antes de su descubrimiento consultaba con sus familiares cuál era cuál. Me contestó que no lo hacía entre otras cosas debido a una travesurilla: tomaba sin preguntar del shampoo y acondicionador de su tío porque le gustaban más. Si le hubiera preguntado a su mamá mostrándole las botellas de su tío, se habría ganado un indeseable regaño.

Continuó explicándome que cada vez que compra un nuevo par, el procedimiento es hacer primero el reconocimiento gustativo y después realizar una seña o marca al azar a cualquiera de las dos botellas. Esta marca la hace con su colmillo inferior izquierdo. Sé el dato con tanto detalle porque lo acabo de entrevistar al respecto. Soy observadora pero no tanto. Marcos hace un par de líneas o muchas de ellas si tiene tiempo y paciencia. Lo cual se me hace simpático porque creo que una sola línea sería suficiente para lograr hacer la diferencia entre una tapa y otra. Cuando le pregunté la razón por la cual llena la tapa de rayas, no supo decirme exactamente por qué lo hace. Pero lo que más llama mi atención es que cada vez que comienza a usar un nuevo par de botellas y realiza la marca, lo hace indistintamente. Me parece raro que no se confunda con el tiempo variando la botella. Yo elegiría uno al cual siempre marcar, por ejemplo señalaría las botellas de shampoo invariablemente. Le hice mi observación y dijo que a veces le pasa, que llega a confundirse. Se da cuenta de ello cuando “el shampoo” no le hace espuma en el cabello y entonces debe lavarse otra vez pero con la botella correcta.

Me gusta cómo el ser humano logra dar solución a situaciones de la vida cotidiana a través de su instinto. O tal vez sea apoyado en su ingenio. A mi parecer, lo ideal sería la combinación de ambos con el fin de que la necesidad sea detectada y la solución ejecutada. Y lo que me gusta todavía más es tener la oportunidad de conocer y vivir de cerca esta particular manera instintiva e ingeniosa que posee Marcos.

Fuente: http://www.dis-capacidad.com/nota.php?id=1089

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