domingo, 6 de febrero de 2011

CON RETINITIS PIGMENTARIA Y SU EXITO EN EL DEPORTE...

MARITZA ARANGO, ATLETA que tiene el infortunio de no poder ver, goza con la medalla de plata que logró en el Mundial de atletismo para discapacitados visuales. "Nunca fui tan feliz, ni cuando tenía visión", señala. Desde que conoció el deporte, ella es una nueva Maritza.


Imagen: Yesenia Restrepo, Elkin Serna, Edwin Rodríguez, Maritza Arango (arriba) y William Sosa, los medallistas de Colombia en el Mundial de atletismo
Dos años estuvo encerrada en su tristeza. Ella no quería saber de nada ni de nadie. Sólo llorar su desventura y el dolor de haber quedado ciega.


Maritza Arango no alcanzaba a entender el porqué de su cruel destino, siendo una mujer joven con el compromiso de atender a su pequeño hijo Juan Esteban.

Fueron muchos meses de sollozos y lamentos hasta que llegó el ¡no más! Maritza comprendió que no podía seguir así con su vida, cada vez más en el fondo de ese pozo en el que había caído a causa de una retinitis pigmentosa que le arrebató la visión. Es decir, una degeneración progresiva de la retina.

Sólo sombras por adivinar y un futuro incierto, hasta que se presentó el atletismo, la oportunidad de hacer el bachillerato, ya estando en Medellín, y la dicha de aprender y vivir algo nuevo.

El deporte base, que ni siquiera había imaginado, le abrió las puertas de un mundo diferente. De sentir otra vez la brisa en su cara y en el cuerpo. Juan Guillermo Rodríguez, al que llaman Chope, fue el encargado de llevarla a la pista sintética que le dio otro sentido a su existencia desde el mismo día que la pisó por primera vez.

Avanzó en el estudio; el atletismo fue cada vez más en mejoría, hasta llegar a las filas del club de Bello y el entorno de la Liga Deportiva de Discapacidad Física de Antioquia -Lidefiant-. Gente, entrenamientos y competencias. Fue recobrar el amor propio y poder emerger de ese oscuro laberinto en el que se había metido.

Todo fue luchar, de quererse superar como fuera, así tuviera que ir sola desde su casa, en el barrio La Cumbre de Bello, a la práctica en el estadio Tulio Ospina.

Suramericanos, panamericanos, nacionales, y ahora, otro paso en pos de la luz de los triunfos. Un viaje de dos días hasta Christchurch, donde logró plata en los 800 metros del Mundial, y el tiquete a los Paralímpicos de Londres-2012. "Me tocó imaginarme hasta las nubes y las bellas casas de Nueva Zelanda", cuenta. Pero, "nunca fui tan feliz, ni cuando tenía visión". Ella es una nueva Maritza, así tenga el infortunio de no poder ver.

Fuente: http://www.elcolombiano.com/

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