lunes, 30 de mayo de 2011

ADAPTARSE A VER CUANDO SE HA SIDO CIEGO DE NACIMIENTO...

Hace más de 300 años, el científico William Molyneux planteó la siguiente cuestión: Imagine una persona ciega de nacimiento que de repente adquiere la capacidad de ver. ¿Podría distinguir visualmente objetos que poco antes podía identificar por el tacto?
Imagen: Pintura de Jusepe de Ribera sobre el sentido del tacto en un ciego

Tuvo que pasar mucho tiempo hasta que la ciencia médica pudo dotar de vista a personas que nunca la habían tenido. Y todavía hay aspectos poco investigados acerca del grado de dificultad de esa adaptación.

En un estudio sobre pacientes invidentes en la India quienes adquirieron la vista hacia el final de su infancia o ya en la adolescencia, Pawan Sinha, profesor en el Departamento de Ciencias Cognitivas y del Cerebro del MIT, y sus colegas, encontraron que los pacientes no podían establecer inmediatamente la conexión entre lo que veían y lo que notaban por el tacto. Sin embargo, adquirían esa habilidad algunos días después de la cirugía.

Los resultados del análisis de casos sugieren que la respuesta a la pregunta de Molyneux es No. El cerebro no tiene una habilidad innata para conectar tipos diferentes de información sensorial. Sin embargo, puede aprender a hacerlo rápidamente.

Esta rápida mejora fue sorprendente, tal como afirma Yuri Ostrovsky del equipo de investigación, ya que en muchas tareas visuales, tales como la percepción del rostro, el aprendizaje puede tardar de 6 a 12 meses después de que la persona adquiere el sentido de la vista.

Sinha y sus colegas seleccionaron los candidatos a sujetos de estudio a través del Proyecto Prakash, una iniciativa que Sinha fundó en la India con una doble misión: restaurar la vista a niños que tienen formas tratables de ceguera, e investigar cómo el cerebro aprende a procesar la información visual. ("Prakash" es la palabra sánscrita que significa "luz").

La mayoría de los casos de ceguera en la India son originados por deficiencia de vitamina A, cataratas, distrofias ópticas o de la retina, o por deficiencias en el desarrollo de los ojos. Casi la mitad de estos casos son tratables o prevenibles, pero muchos niños invidentes nunca reciben atención médica, especialmente en las zonas rurales. Desde su fundación en 2004, el Proyecto Prakash ha examinado a más de 24.000 niños y tratado a cerca de 700.

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