lunes, 16 de mayo de 2011

PERDIO LA VISTA, NO EL AMOR POR ENSEÑAR...

El glaucoma no venció al profesor Manuel Figueroa quien todos los días imparte clases en la UJAT.
Imagen: foto del profesor Manuel

Hace dos años, al profesor Manuel Figueroa Navarro de repente se le nublaron los ojos.
 El doctor le diagnosticó glaucoma a causa de un derrame debido a su condición diabética, después se sometió a cuatro cirugías… pero nada, finalmente perdió la vista. "Tuve que demostrar que podía seguir en la docencia, porque me decían que mi cerebro estaba bien, y me fui a aprender a la escuela de ciegos, ahora pego botones, plancho, tiendo la cama y me visto solo, además manejo bien la computadora".

Con más de diez años como maestro en la Facultad de Medicina de la UJAT, el especialista en Ortopedia y Traumatología imparte la materia de Farmacología. "Al principio me era difícil, pero ahora, a pesar de mi ceguera, continúo dando mi cátedra", comenta.

Egresado de la UNAM, el docente indica que el alumno no debe ser un ente, más bien debe de ser participativo; "si a mí me dicen que una tableta se disuelve en el estómago, pues que traigan una y agréguenle tres gotitas de limón en una cucharita, y veremos cómo se disuelve, de eso se trata, ser prácticos", afirma.
 "Uno de mis retos era cómo mantener a un grupo que no se distrajera, mantener el respeto, pero descubrí que el secreto es la confianza que se les da, no los debemos tratar con altanería, a ellos hay que darles todos los elementos para que se desarrollen y crezcan".

A sus 48 años ha visto muchas generaciones y le ha tocado tener incluso colegas que fueron sus alumnos, y ahí es donde piensa: "ya me estoy haciendo viejo, pero luego llega la emoción y la satisfacción de que heredé un aprendizaje".

Fuente: http://www.tabascohoy.com/noticia.php?id_nota=212628

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