jueves, 28 de julio de 2011

PERDER LA VISTA NO FUE LO PEOR...

Testimonio de la periodista María Eugenia Tabacco

Imagen: foto de Maria Eugenia.

Nació con retinopatía del prematuro. Qué descubrió después de la ceguera. Un testimonio que ayuda a creer que el amor y la voluntad todo lo pueden

Mi diagnóstico fue retinopatía del prematuro. Nací antes de tiempo y las retinas no se formaron del todo. Dicen que, sin son operados en los primeros meses, uno de cada diez bebés con este problema recuperan la vista. Y yo fui uno de esos bebés. Luego en la adolescencia las retinas se desprendieron nuevamente por el mismo crecimiento y luego de varias operaciones perdí definitivamente la visión, cosa que me permitió hacer una vida muchísimo más feliz, ya no ligada a los quirófanos y los médicos. Me alivié y pude aprender a vivir sin la tensión de cuántas operaciones más debían "atravesarme". Sí, yo creo que las operaciones te atraviesan el cuerpo y el alma y para mí fueron dolorosas físicamente y los posoperatorios mucho más. Así que terminar con ellas fue un empezar a liberar mi cuerpo y mi alma.
LOS PRIMEROS TIEMPOS
Ni bien dejé de ver, comencé la universidad. La carrera de Comunicación Social fue la mejor etapa de mi vida; conocí gente maravillosa que nunca tuvo mambos ni prejuicios con la discapacidad visual, es más, fue la época más movida de mi vida, los primeros logros personales, la época de los amigos incondicionales que aún hoy están y me hacen feliz. La época de los amores primeros, la de construir y producir y crecer como persona y como una futura profesional.

LAS DIFICULTADES
Las mayores dificultades las tuve y las tengo en la movilidad. Vivimos en una ciudad (Rosario) poco accesible, pero todo se aprende. La gente es súper amable y ayuda siempre, pero es cierto, a la hora de moverse, de trasladarse, una pone el cuerpito y se enfrenta a cosas nuevas todo el tiempo. Ahí ya no se juega ni lo intelectual ni los deseos, se juegan las veredas rotas y la tensión al caminarlas o el susto al caer en un pozo mal tapado. A eso no hay con que darle!!! ya depende de cuestiones ajenas, políticas quizás, pero como dije antes, al cuerpo lo pone una y no está bueno toparse diariamente con obstáculos en toda la ciudad.
LAS VENTAJAS
La ventaja es que uno aprende a ver la vida con otra mirada, con la mirada de los sentimientos, de los afectos, de los olores, del tacto, de los sabores, todo es igual pero distinto. Los prejuicios que todos tenemos se acaban, la conciencia crítica hacia los que no aportan para la inclusión se te acrecienta, te volvés una especie de Robin Hood de los derechos (jeje) cosas que antes pasaban desapercibidas te atraviesan. La lucha es como una bandera... en mi caso la lucha por la independencia y la inclusión en todos los aspectos. La inclusión en lo básico es una utopía para las personas con discapacidad, porque, o tenés una pensión pero no un empleo, las obras sociales pueden rechazarte, los que deberían hacerse cargo de políticas públicas no siempre lo hacen. Igualmente me siento una privilegiada: tengo todo eso, salud, empleo y amor pero lo busqué siempre, nadie me regaló nada. Soy una convencida que cuando uno quiere algo con toda su alma el universo se confabula para que lo consigas.
EL ROL DE LA FAMILIA Y LOS AMIGOS
La familia es lo fundamental. El amor, el amor de mi pareja todos los días de mi vida es un motor que mueve. Tengo un esposo, unos padres, hermanos y amigos que alimentan diariamente mis ganas de seguir y proyectar.
LOS TEMORES
A perder lo que conseguí con tanto esfuerzo, a que la gente mire hacia un costado. A que cada vez nos escuchemos menos.
EL FUTURO
Lo imagino con mi esposo y mi familia, con mi futura familia, y haciendo proyectos copados que me hagan crecer como persona y como profesional. No tengo límites para eso. Soy ambiciosa, pero ambiciosa de todo aquello que signifique cambiar el mundo para la inclusión. Viviré para eso, para que nadie más diga "probrecita" o "pobrecito" a aquel o aquellos "que no son iguales".

No hay comentarios:

Publicar un comentario