Microdepósitos de cortisona para uveítis  
Buena parte de las uveítis son de carácter autoinmune y su  terapia exige la administración de corticoides e inmunosupresores por vía  sistémica. Los riesgos de este tratamiento pueden minimizarse con el empleo de  microdepósitos de cortisona, un abordaje puesto en marcha en el Hospital General  de Valencia. 
El Servicio de Oftalmología del Consorcio Hospital General  Universitario de Valencia ha comenzado a implantar microdepósitos de cortisona  en pacientes cuyas inflamaciones intraoculares (uveítis) no responden a los  tratamientos farmacológicos habituales. El implante está especialmente indicado  en los que requieren tratamientos contínuos con altas dosis de cortisona por vía  oral, complementados con la administración de fármacos antitumorales. 
Los microdepósitos, que se colocan junto a la retina y el  nervio óptico mediante una incisión de 4 milímetros, pueden liberar su contenido  en pequeñas cantidades durante casi cuatro años. Gracias a ellos, se elimina o  reduce significativamente la dependencia farmacológica de los enfermos, evitando  así efectos secundarios. 
Los microdepósitos tienen un tamaño de 3 milímetros de largo  por 2,5 de ancho y se rellenan con cortisona depot, que se libera a través de  una membrana de polivinilo. Las microcantidades liberadas, ya sean diarias o  permanentes, producen un efecto antiinflamatorio local y mejoran los resultados  obtenidos por el tratamiento inmunológico sistémico que exigen muchas de las  uveítis. 
Ventajas del sistema
En opinión de Manuel Díaz Llopis, jefe del Servicio de Oftalmología del Consorcio Hospital General de Valencia, otra de las principales ventajas del sistema radica en la ostensible reducción del consumo de fármacos de los pacientes, beneficio que ha recordado al explicar que "un enfermo que recibe dosis diarias muy altas de cortisona, de entre 60 y 80 miligramos, unidas a dos inmunosupresores, como pueden ser azatioprina y ciclosporina, o incluso tres (clorambucilo), está tomando medicaciones potencialmente peligrosas para evitar la posible pérdida de visión, aunque realmente su vida no corre peligro".
En opinión de Manuel Díaz Llopis, jefe del Servicio de Oftalmología del Consorcio Hospital General de Valencia, otra de las principales ventajas del sistema radica en la ostensible reducción del consumo de fármacos de los pacientes, beneficio que ha recordado al explicar que "un enfermo que recibe dosis diarias muy altas de cortisona, de entre 60 y 80 miligramos, unidas a dos inmunosupresores, como pueden ser azatioprina y ciclosporina, o incluso tres (clorambucilo), está tomando medicaciones potencialmente peligrosas para evitar la posible pérdida de visión, aunque realmente su vida no corre peligro".
Sin embargo, gracias a los microdepositos, "ese paciente deja  de tomar cortisona o reduce notablemente la dosis diaria y además puede  prescindir de los inmunosupresores, lo cual es un gran salto cualitativo y una  mejora evidente de su calidad de vida". 
El sistema de los microdepósitos comenzó a investigarse a  partir del estudio de los resultados espectaculares que se obtenían con las  inyecciones de triancinolona alrededor del ojo, una técnica que, por ejemplo,  también emplean los reumatólogos con las infiltraciones. El laboratorio Bausch  & Lomb diseñó unos implantes para los tratamientos oculares, que  originalmente fueron empleados para pacientes con sida. "En vez de corticoides  liberaban antivíricos para evitar infecciones de retina, pero prácticamente no  se usaron porque su aparición coincidió con el cambio de tratamientos generales  y los pacientes con sida dejaron de tener problemas oculares, cuando hasta  aquella fecha afectaban al 60 por ciento de los infectados por el VIH. Lo único  que hemos hecho ha sido adaptarlos a su nueva función rellenándolos con  cortisona", ha recordado Díaz. 
Repuestos
Transcurridos los cuatro años de vida estimados, el microdepósito puede retirarse para implantar uno nuevo. Como cada uno de los dispositivos ocupa, aproximadamente, un cuadrante del ojo, existe la posibilidad de implantar hasta cuatro sin repetir zona ocular, lo cual permitiría un tratamiento continuado de 12 años.
Transcurridos los cuatro años de vida estimados, el microdepósito puede retirarse para implantar uno nuevo. Como cada uno de los dispositivos ocupa, aproximadamente, un cuadrante del ojo, existe la posibilidad de implantar hasta cuatro sin repetir zona ocular, lo cual permitiría un tratamiento continuado de 12 años.
Para el especialista valenciano, ese plazo de tiempo es más que  suficiente para combatir las uveítis, ya que, "pasados diez años, la inmensa  mayoría de los afectados ya han entrado en fase de remisión". 
Las uveítis son patologías de evolución crónica y pueden  desarrollarse a lo largo de una década. La mayoría son de carácter autoinmune y  muy raramente de origen infeccioso. Producen una lesión progresiva del nervio  óptico y la retina, aumentando la tensión ocular. Las más resistentes requieren  dosis mantenidas de corticoides administrados por vía oral, inyecciones  alrededor del ojo e incluso la asociación de diferentes inmunosupresores. 
 
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