domingo, 25 de septiembre de 2011

PREVENIR LA CEGUERA INFANTIL...

MEDICOS ESPAÑOLES TRABAJAN PARA PREVENIR LA CEGUERA...

Alejandro Pérez Muñuzuri consiguió el premio con una investigación realizada en Santiago.Foto gentileza de PACO RODRÍGUEZ
Alejandro Pérez Muñuzuri consiguió el premio con una investigación realizada en Santiago.
Un estudio realizado en la unidad de Neonatología del Hospital Clínico le valió al médico Alejandro Pérez Muñuzuri, uno de sus autores, el premio de mejor investigador joven europeo, que recibirá en octubre en Newcastle.

«Fue un trabajo de equipo, firmado también por José María Fraga, Fernández Lorenzo y Couce Pico, además de la oftalmóloga María José Blanco, y en el que participó personal de enfermería de Neonatología.

España, 10 Abr, Agencia Infancia Hoy.- Estudiamos la retinopatía en niños prematuros, que es una de las principales causas de ceguera en países industrializados», explica Alejandro Pérez Muñuzuri.


-¿Qué objetivo tenía esa investigación?
-Nuestro trabajo ya favorece prevenir la ceguera en niños, y ese era el objetivo. Otros grupos de Suecia y del Reino Unido se esfuerzan ahora en buscar tratamientos efectivos. En Santiago se ha hecho un modelo predictivo, que es eficaz, y el fin es solucionar ese importante problema de salud.

-¿Cómo se realizó el estudio?
-Trabajamos durante dos años y estudiamos a 144 niños prematuros que habían ingresado en la unidad de neonatos en Santiago, con dos características: pesar menos de 1.500 gramos al nacer, o que el parto se produjese antes de las 32 semanas.

-¿Detectaron muchos casos de retinopatía en Santiago?
-Encontramos 39 pacientes entre esos 144 investigados, lo que supone un 27% de prevalencia entre los grandes prematuros; en otros lugares la casuística es mayor. Y de ese colectivo, el 95% tenían retinopatía en grados 1 o 2, los más leves, que incluso es frecuente que remitan totalmente. A partir del grado 3 y hasta el 5 aumenta el riesgo de problemas y se aplican tratamientos con láser, para evitar que se desprenda la retina y pierdan la visión.

-¿Cuál es la principal novedad que aporta la investigación premiada?
-La retina funciona porque llega a ella sangre. Esa vascularización de la retina se produce en el embarazo, y termina un poco antes de las 40 semanas de gestación. Cuando el bebé nace de forma prematura, esa vascularización se interrumpe. Y se ha visto que se debe a que caen los niveles de una hormona, IGF1, el factor de crecimiento similar a la insulina. Ese factor aumenta en el último trimestre del embarazo, que es el que el prematuro no tiene. Por eso se estanca la vascularización, que inicia la retinopatía de la prematuridad. Nosotros estudiamos cómo se comportan esos niveles de IGF1 en prematuros. Y hemos visto que es en la tercera semana de vida del prematuro, hay mayor descenso, eso es fundamental para ver qué niños van a desarrollar retinopatía y cuáles no.

-¿Y cómo se sabe?
-Hemos desarrollado un sistema de detección precoz, de predicción. Ahora, en la tercera semana de vida, con un simple análisis de sangre y antes de que aparezca la enfermedad y sea vista por un oftalmólogo, podemos saber qué grupo de pacientes están en riesgo de desarrollar esa enfermedad. Y con factores asociados, fundamentalmente las infecciones. A partir de ahí se puede saber si puede desarrollar o no la enfermedad.
ALEJANDRO PÉREZ MUÑUZURI MÉDICO E INVESTIGADOR DEL CHUS
«Ahora, y gracias a ese modelo predictivo que se hizo en Santiago, se pueden buscar de forma rutinaria casos de riesgo sobre los que poder actuar, y de forma menos agresiva, aunque en Neonatología ya intentamos ser siempre poco agresivos. Pero ahora aun si cabe podemos mejorar lo mejorable», explica Pérez Muñuzuri. Insiste en no alarmar: «No por por tener retinopatía un niño va a quedar ciego. La mayoría recuperan la vista sin problemas, y otros muchos tienen tratamiento efectivo».

-¿Y qué se puede hacer cuando se confirma que un prematuro va a desarrollar una retinopatía diabética?
-En los casos de mayor riesgo tenemos que intentar modificar otros factores que están asociados a la enfermedad. Por ejemplo el oxígeno, la ventilación mecánica, los parámetros del respirador, y otros. Hay diversos factores en los que se puede ser más cuidadoso.

-Cuáles son los problemas principales que hay que resolver ahora?
-A pesar de los avances, no es tan fácil resolver el problema. Porque también se ha visto que si aumentan muy rápidamente los niveles de la hormona IGF1 no solo no se detiene la enfermedad, sino que la puede desarrollar a un grado más elevado. Hay que buscar el punto exacto. Es lo que se investiga ahora, sobre todo por algunos grupos de Suecia e Inglaterra.
-¿Qué supone para usted el premio de mejor investigador joven europeo?
-Fue una enorme sorpresa. No es un premio al que uno se presenta, sino que un jurado elige el mejor trabajo entre los publicados, y el requisito es que lo firme alguien de menos de 42 años. Para mí y para los restantes autores del trabajo, y para la unidad de Neonatología, supone una gran satisfacción, porque es el reconocimiento a un trabajo en equipo realizado en Santiago.

-¿Presentarán algún trabajo en el congreso de Newcastle donde le entregan el premio?
-Sí, allí presentaremos la última parte del trabajo, las curvas de probabilidad
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