martes, 25 de octubre de 2011

MOSCAS VOLANTES...

Las opacidades que aparecen de forma natural en el interior del ojo, concretamente en el gel vítreo, un material transparente que ocupa la mayor parte del interior del globo ocular, llamadas conmunmente MOSCAS VOLANTES.

La aparición de estos “grumos” se debe casi siempre a un proceso natural de involución y degeneración de este vítreo, normalmente a raíz de que se “suelta” en su parte posterior. Los síntomas consisten en ver puntos flotantes, “moscas”, hilos, velos, “burbujas” semitransparentes, a veces recuerdan por la forma a células o bacterias.



Tratamiento: No hay. La cirugía no está indicada, tampoco tiene sentido los “tratamientos láser” .
Actualmente tenemos datos sobre el perfil de seguridad de procedimientos intervencionistas (cirugía y láser); aunque no tanto de la eficacia. Y también hay algún dato sobre tratamientos orales, que quizá sea lo más novedoso en mi medio, porque actualmente se comercializa en España un tratamiento en pastillas.

Pero, ¿se indica o no?

Volviendo a la cirugía y el láser,  se están publicando datos sobre estos procedimientos. Con lo cual se realizan.  Cuando una cirugía o un procedimiento no tiene indicación, quiere decir que, o no tenemos información suficiente para ofrecer datos sobre seguridad y eficacia, o con la información que disponemos no estamos ofreciendo un beneficio al paciente.
Dicho de otro modo: de acuerdo con el primer principio de la medicina (“primero no dañar”) los riesgos del tratamiento no superan los beneficios.
Cuando una enfermedad supone un riesgo vital o funcional grande, la medicina es capaz de asumir más riesgos para el paciente, porque la alternativa de no hacer nada es más peligrosa que la de intervenir, aunque esa intervención tenga importantes riesgos y efectos adversos.
Cuando la enfermedad no supone un riesgo vital o una merma funcional serios, el tratamiento propuesto debe demostrar un margen de seguridad más amplio, porque si es más probable que el órgano quede peor después de la intervención que si no hacemos nada, estamos haciendo las cosas mal.


Cirugía: riesgos

¿Y cómo sabemos la seguridad y los riesgos de operar las moscas volantes si no se operan las moscas volantes?. Lo primero es que, si de verdad no tenemos información al respecto, no indicas una cirugía desconocida. Es decir, no ofreces esa operación como indicas otras que ya son rutinarias.
Hay que investigar: puedes empezar con investigación básica, luego con modelos animales, y cuando tienes ya una idea más clara, pasas a humanos. Pero en estas primeras operaciones en personas debes especificar claramente que es una cirugía experimental, dentro de un estudio controlado a un grupo reducido de pacientes; recordemos que no hay una indicación verdadera. El paciente está sometido a un estudio, sin garantías auténticas.
Eso sería si no tenemos información sobre la cirugía, pero sí que la tenemos porque no es una operación diferente o novedosa.
 No es otra que la que utilizamos para el desprendimiento de retina: se llama vitrectomía . Por lo tanto, ya tenemos una larga experiencia de décadas sobre los riesgos de realizar una vitrectomía. A la hora de plantearnos si debemos o podemos indicarla a un paciente que nos pide una solución a las moscas volantes, no partimos del desconocimiento absoluto: sabemos los riesgos que asumen los pacientes a los que se les realiza la misma cirugía pero por otra causa.

La prudencia y el sentido común tienen que guiar al médico cuando no tenemos datos objetivos directos, es por ello que inicialmente nos basamos en lo segura (o insegura) que es esta cirugía para otras enfermedades a la hora de estimar qué va a pasar si la empleamos para las moscas volantes. Pero recientemente ya tenemos datos sobre el perfil de seguridad en la vitrectomía empleada específicamente en las opacidades vítreas. Podemos afirmar con evidencia científica qué podemos esperar si operamos a una persona para quitarse las moscas volantes. Las revisiones de lo publicado nos aclaran que las complicaciones son las mismas:
  • Roturas retinianas y desprendimiento de retina. Las roturas de la retina se encuentran entre el 10 y el 15% de los casos. El desprendimiento de retina (que ocurre un tiempo después de la cirugía en la que presumiblemente se produce esta rotura retiniana) ocurre entre un 2.5% y el 7%. Los autores de las revisiones consideran que estas cifras pueden estar infraestimadas, porque el seguimiento que se realiza de estos pacientes es corto, y el desprendimiento puede demorarse bastante tiempo.
  • Cataratas: en el 50% de los casos, el ojo intervenido desarrolla una catarata precoz. Nuevamente, estas cifras se creen infraestimadas porque la vitrectomía realizada con otras indicaciones, con estudios de mayor seguimiento, da cifras mayores.
Resumiendo: la vitrectomía es una cirugía relativamente arriesgada. La complicaciones más temibles (hemorragias masivas, infecciones) son muy infrecuentes, pero un desprendimiento de retina puede ocurrir por lo menos en una de cada veinte cirugías. Esta operación la solemos hacer cuando la retina ya está desprendida, con lo cual y a falta de alternativas mejores, eso no nos echa para atrás. También se hace en casos de enfermedades importantes de la retina, que amenazan la visión, por lo que es un riesgo asumible.
Pero hay que entender que tras una vitrectomía, no es raro que la retina de problemas. Así que, indicarla en un ojo “que funciona bien”, es difícil de justificar.
Y producir una catarata no es tan grave como un desprendimiento de retina, pero tampoco es una tontería. En especial en menores de 60 años. Aunque luego operes de catarata y la cirugía vaya bien, un paciente joven (estoy considerando por lo tanto también a personas de 40 ó 50 años) con un ojo operado de catarata supone un problema para enfocar las distancias. Supongamos una persona de 47 años que se opera de moscas volantes. Desarrolla al poco tiempo catarata de un ojo. Se interviene de catarata sin complicaciones, y con la lente intraocular que le implantan ve bien de lejos. Con el otro ojo enfoca bien a todas las distancias, salvo unas gafas con poca graduación para leer. Para distancia intermedia no necesita corrección. El ojo operado de cataratas necesita más graduación de cerca (y esa diferencia de graduación entre ambos ojos no siempre se lleva bien), pero además en distancia intermedia no ve bien. Por lo tanto, aunque individualmente es un ojo con la visión conservada, el estado funcional del paciente se ha deteriorado.

Cirugía: resultados

Aquí tenemos un problema a la hora de analizar los resultados. Las complicaciones estudiadas son objetivables: una catarata, un desprendimiento de retina. Pero no hay medidas objetivas de la eficacia, o por lo menos en las publicaciones no se han utilizado. El resultado lo miden con encuestas de satisfacción.

Hay que tener en cuenta que la percepción de las moscas volantes y la interferencia con la vida diaria del sujeto es algo subjetivo y variable en el tiempo. La forma en la que nos angustiamos y desesperamos al ver esos puntos flotantes, o la manera en la que los ignoramos y los “dejamos de ver” (a través de un mecanismo de compensación cerebral que puede llegar a eliminar esos puntos de la imagen consciente) depende en gran parte de nuestro condicionamiento y predisposición psicológica. Vamos, terreno abonado para el efecto placebo. Ningún estudio realizado hasta ahora realiza algún tipo de enmascaramiento o grupo control con placebo para intentar subsanar este sesgo. Con lo cual, no hay evidencia científica sólida de que la cirugía funcione.
Y el razonamiento nos dice que tiene que funcionar, porque la cirugía consiste en eliminar el vítreo: por fuerza tendrían que desaparecer esos grumos del vítreo, ¿no? Pues no en todos los casos. Los resultados de los cuestionarios da una satisfacción alta, pero no completa. Algunos siguen percibiendo las moscas tras la operación, y es debido a que nunca se elimina el vítreo por completo: quedan siempre restos vítreos.

Resumen

Como conclusiones, tenemos una enfermedad que causa disconfort visual, si bien no afecta de forma objetivable a la función visual. Tampoco puede afirmarse que se produzcan limitaciones visuales.
Para solucionar este problema se propone la cirugía. Es una operación de riesgos conocidos y relativamente altos. Solo con esto la conclusión es clara: no puede indicarse la cirugía si seguimos los principios éticos que deber regir la praxis médica. Si además no tenemos evidencias claras de que la cirugía funcione, pues con más razón.
¿Se ha realizado esta cirugía para las moscas en el pasado? ¿Se seguirá haciendo?. Sí, en donde los principios deontológicos quedan supeditados a otros intereses, principalmente económicos.


Por último, en cuanto a cómo afectan las moscas volantes, hago hincapié en los parámetros objetivos de función visual a la hora de tomar decisiones. A pesar de cómo vive cada uno su problema, los riesgos de la cirugía pueden suponer una merma visual objetivable y mayor. Es por ello (y porque la ciencia funciona así) por lo que hablo de medidas objetivas. Creo que testimonios personales subjetivos tampoco aportan mucho a la discusión.

Fuente: http://ocularis.es/blog/?p=790

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