martes, 18 de octubre de 2011

UN PACIENTE CON BAJA VISION...

Aspectos psicológicos del paciente: cómo enfrentar las noticias y cambios
Cuando un paciente está afectado de Baja Visión subyace una patología, ya de índole hereditaria, degenerativa, un traumatismo etc. Esta disminución de las capacidades visuales conlleva una reducción en la ejecución de las actividades habituales de la vida diaria, así como, una mayor dependencia.
Como consecuencia de todo ello lo pacientes con Baja Visión manifiestan o muestran en mayor o menor medida trastornos emocionales o depresivos.

Padecer una merma de visión lleva asociado otro tipo de pérdidas:
- Profesionales: los puestos de trabajo se ven comprometidos.
- Comunicación: se pierde la información no verbal al perder el contacto visual.
- Funcionales: movilidad, angustia al salir a la calle, acceso a la información, lectura, cocina, …
- Ocio y tiempo libre

La reacción del paciente ante la pérdida visual va a estar influenciada por:
- Su carácter
- Su madurez
- Su inteligencia
- Su capacidad de aceptación
- Su actitud positiva ante la vida
- Su red de apoyo como son los familiares, amigos, ayuda profesional, trabajo…
- El ritmo de la pérdida, si ha sido de repente (hay mucha ansiedad), progresiva (tienen miedo a la ceguera pero han tenido tiempo de adaptarse a los cambios de visión), o muy fluctuante (tienen mucha angustia porque no saben cuanto les va durar la visión).

Dependiendo de estos factores y de la etapa psicológica que se encuentre cuando llega a nuestra consulta, el trabajo con el paciente durante la rehabilitación puede ser más o menos satisfactorio.
Cuando el paciente pierde parte de visión, pasa por diferentes fases:
- Inicialmente una fase de shock, tiene una inmovilidad psíquica, no sabe que hacer, no se cree que tenga esa pérdida.
- La segunda fase es la depresiva, ya se ha dado cuenta que tiene el problema, no pensaba que eso le podía ocurrir a él, necesita reorganizarse pero puede reaccionar de distintas maneras:
- No aceptando el problema, pensando que le van a curar.
- No pensando en ello, no se resuelve nada, no se toman decisiones.
- Aislándose, centrándose en lo mal que se siente, y manifestando o indiferencia afectiva, o enfado.
Si nosotros entramos en esta fase, podemos crearle una vía de autonomía que no esperaba y podemos mejorarle la depresión, reducirle sus miedos y potenciar su independencia.
- La tercera fase es la de readaptación, ya asume el problema y se decide a hacer algo.

Durante la entrevista inicial y en la anamnesis debemos ser capaces discernir cuales son los aspectos psicológicos del paciente, de ello va depender la aceptación de nuestra prescripción de Productos de apoyo para Baja Visión y de la posterior rehabilitación.

Podemos agrupar en cuatro los tipos de perfiles psicológicos, este conocimiento nos ayudará a tratar a los distintos pacientes que nos lleguen:
  • Analítico:
  • Comprensivo (entiende cualquier observación)
  • Consciente y firme (se da cuenta de todo lo que pasa en su entorno)
  • Mantiene las normas (Puntual)
  • Define, clarifica, busca, informa (explica perfectamente sus síntomas)
Es una persona que no demuestra sus emociones, es frío y reservado, utiliza lenguaje apropiado, le gusta tomarse tiempo en sus decisiones y nunca se orienta hacia las personas que hay en su alrededor.
  • Emotivo:
  • Agradable, tierno
  • Tiene una imaginación creativa
  • Inicia relaciones (da conversación en áreas comunes donde se encuentre)
  • Se mueve rápido y con energía
  • Colaborador:
  • Cooperador
  • Obediente, leal, trabajador en equipo
  • Trabaja para un líder y una causa
  • Buen oyente
  • Paciente y empático
  • Activo:
  • Logra resultados, controla
  • Autoafirmativo, trabajador, duro
  • Mira hacia delante (no le gustan muchas explicaciones)
  • Cumple su labor
  • Disciplinado
  • Toma decisiones rápidas
La labor de la rehabilitación es crucial para la recuperación emocional del paciente. Durante la misma aprecia que si bien su visión no va ser mejorada, sí va a obtener un mayor aprovechamiento del resto visual y puede volver a realizar aquellas actividades que ha tenido que abandonar anteriormente, lo cual realza su autoestima.
Cuando un paciente obtiene una ayuda visual y no obtiene resultados favorables porque no ha sido entrenado en uso de la misma, puede producir el efecto contrario, ya que la ilusión inicial en el momento de la adquisición se transforma en desesperación.

Así mismo la participación en conferencias y grupos de autoayuda con pacientes que sufren sus mismas dolencias y angustias moderados por un psicólogo o una persona especializada culminan la evolución en la rehabilitación consiguiendo que el paciente cambie su actitud de forma que vuelva a disfrutar de una vida visualmente activa.

Fuente: http://www.baja-vision.org/boctubre11/articulo.asp?id=97

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