martes, 1 de noviembre de 2011

DEGENERACION MACULAR Y EFECTO DE FARMACOS...

Trabajo detectivesco de Mayo Clinic revela posible efecto secundario de fármaco para degeneración macular

ROCHESTER, Minnesota--(BUSINESS WIRE)--Dos grandes ensayos para fármacos llegaron a la conclusión de que un medicamento para la degeneración macular asociada a la edad conlleva un pequeño riesgo. Una oftalmóloga de Mayo Clinic observó algo preocupante en algunos de sus pacientes: la presión dentro del ojo de estas personas aumentaba. Eso llevó a la realización de un estudio retrospectivo, cuyos resultados se presentarán durante la reunión de la Academia Americana de Oftalmología en Orlando.
“La presión intraocular era más alta en una mayor proporción de ojos del grupo del ranibizumab, sin importar la presencia o ausencia de factores de riesgos preexistentes, tales como antecedentes de glaucoma, sospecha de glaucoma, hipertensión ocular o empleo de medicamentos para glaucoma”
La Dra. Sophie Bakri trataba a sus pacientes con ranibizumab (Lucentis), fármaco autorizado por la Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos, cuando empezó a notar un cambio en algunos de ellos.

“Mientras trataba a mis pacientes, les medía la presión intraocular y me sorprendió ver que algunos de ellos la tenían más alta, sin que se les hubiese diagnosticado glaucoma”, señala la Dra. Bakri. “¿Por qué aumentaba la presión, entonces? ¿Se debía al fármaco mismo o a la inyección en sí? ¿Era eso lo que realmente estaba sucediendo? No era posible saber si esto era sólo casualidad a menos que se volviera a analizar los ensayos clínicos, por lo que decidí echar una mirada más de cerca de los datos recabados”.
La presión intraocular (PIO) es la medida de la presión del líquido contenido dentro del ojo. Se mide en milímetros de mercurio (mm/Hg) y cuando la presión es mayor a lo normal o se encuentra sobre el valor basal (más de 21 mm/Hg), puede tratarse de una señal de glaucoma.

En diversas formas, los datos de dos ensayos clínicos contenían las respuestas a las preguntas de la Dra. Bakri, pero ella sólo las logró encontrar gracias a saber lo que buscaba.
Los estudios MARINA (Minimally Classic/OccultTrial of the Anti-Vascular Endothelial Growth Factor Antibody Ranibizumab in the Treatment of Neovascular Endothelial Age-Related Macular Degeneration, Ensayo mínimamente tradicional y oculto del anticuerpo ranibizumab contra el factor de crecimiento endotelial vascular en el tratamiento de la degeneración macular asociada a la edad con neovascularización endotelial) y ANCHOR (Anti-VEGF antibody for the treatment of predominantly classic Choroidal Neovascularization in Age-Related Macular Degeneration, Anticuerpo contra el factor de crecimiento endotelial vascular para el tratamiento de la neovascularización coroidea predominantemente tradicional en la degeneración macular asociada a la edad) evaluaron fármacos para el tratamiento de la degeneración macular asociada a la edad (DMAE) y de otros tipos, entre ellos, el Lucentis.

 Ambos fueron estudios de dos años de duración con inyecciones mensuales de Lucentis y comparados frente a un grupo de control que no recibía inyecciones. Al unir ambos estudios, que siguieron el tratamiento de 1.125 ojos, la Dra. Bakri logró realizar una evaluación contundente de los cambios en la presión intraocular. Algunos pacientes recibieron Lucentis y otros, sin saberlo, recibieron “una farsa” o inyecciones imitativas, o un tratamiento con láser llamado terapia fotodinámica con Verteporfin, que no implicaba ninguna inyección.

La Dra. Bakri descubrió exactamente lo que sospechaba: la presión intraocular aumentaba en un subconjunto de los pacientes.

“Aún no sabemos si el aumento es debido al fármaco o a la presión de las repetidas inyecciones mensuales, o a ambos”, añade la doctora. De cualquier manera, el descubrimiento principal fue que se debe controlar la presión intraocular de los ojos que reciben ranibizumab.

“La presión intraocular era más alta en una mayor proporción de ojos del grupo del ranibizumab, sin importar la presencia o ausencia de factores de riesgos preexistentes, tales como antecedentes de glaucoma, sospecha de glaucoma, hipertensión ocular o empleo de medicamentos para glaucoma”, explica la Dra. Bakri.
Un pequeña parte, el 8 por ciento, de los ojos de todos los grupos de tratamiento recibieron medicamentos para glaucoma en el estudio. Es importante mencionar que ninguno de estos pacientes requirió cirugía para el glaucoma.

“Nuestro análisis fue sorprendente debido a la prevalencia del aumento y a su alto significado estadístico. El Lucentis es un fármaco excelente que funciona muy bien, pero al utilizar un fármaco, a largo plazo se gana experiencia y es sólo entonces que empiezan a presentarse los efectos secundarios”, concluye la Dra. Bakri.
Información sobre Mayo Clinic

Mayo Clinic, entidad sin fines de lucro, es un líder mundial en atención médica, investigación y educación para gente de todos los ámbitos de la vida. Para más información en español, visite http://www.mayoclinic.org/spanish/ y http://www.mayoclinic.org/news-spanish/.

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