Imagen: anteojo de sol
El resultado final de un anteojo de sol se logra por una serie de procesos en los que se van integrando las partes que lo forman. Sus componentes dependen del estilo, del material y hasta del uso que se le dará.
A pesar de la evolución en la industria que los fabrica, los lentes de sol mantienen las características originales: un par de lentes sujetos a un armazón. A principios del siglo XX en que se impuso el anteojo compuesto por un frente y dos varillas laterales, la evolución ha ido más bien en el sentido de mejorar calidad y comodidad para quien lo usa. Así se han probado tantos materiales y diseños que ahora se tiene una infinidad de combinaciones.
Los armazones pueden dividirse primeramente en metálicos y plásticos, aunque es frecuente encontrar anteojos que combinan ambos materiales. Los metales más utilizados son el monel, alpaca, bronce, titanio, acero y aluminio, además de metales con memoria. En todo caso se busca que el metal brinde dureza, flexibilidad, resistencia y ligereza. Además algunos metales se someterán a baños galvánicos o recubiertas de oro o paladio para que no irriten la piel con el uso.
Entre los metales que se usan actualmente destaca el titanio por ser muy liviano, tener una alta resistencia a la corrosión y ser antialergénico.
Los anteojos de plástico pueden dividirse en dos grupos: los inyectados y los de acetato de celulosa. Los plásticos inyectados pueden ser de diferentes resinas como propianato, poliamida o fibra de carbono. Pero el acetato de celulosa —también llamado zilo—, que permite múltiples combinaciones de colores, texturas y diseños, ha favorecido el crecimiento en las colecciones de anteojos de todo el mundo.
Una de sus principales ventajas es la resistencia al paso del tiempo, debido que el color viene dado desde la obtención de las planchas de zilo con que se fabricarán los armazones.
La calidad de los lentes también es importante. Los orgánicos se fabrican con materiales que se mantienen estables frente al calor, absorben bien los rayos visibles y las radiaciones ultravioleta; son resistentes y livianos. Los inorgáncos son combinaciones de sílice y cal (entre otros) también absorben los rayos pero son más frágiles.
Si el color se coloca en la masa del lente, no se degradará con el tiempo, a diferencia de los pintados. Además necesitará filtros específicos para bloquear los rayos ultravioleta. Por otro lado, los filtros polarizados impiden el deslumbramiento, sin interferir con la visión.
La suma de todas las características del anteojo de sol es la comodidad. Es necesario elegir el tamaño adecuado a la fisonomía de cada usuario, que en combinación con las plaquetas, las varillas y el peso del armazón y lentes, será soportado en la nariz. Y la curva adecuada de las varillas en la zona de las orejas permitirá colocarlo o quitarlo de la cara con facilidad.
Referencia:
Romo, J.M. 2011. El anteojo, parte por parte. Imagen Óptica,
http://beatrizmayoral.blogspot.com/
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