viernes, 27 de enero de 2012

NUEVAMENTE LA OPINION DE OCULARIS SOBRE SUPLEMENTOS VITAMINICOS...

Los beneficios reclamados para la visión forman parte de una amplia gama de beneficios (algunos más teóricos que prácticos) por parte de una serie de sustancias químicas. Conviene hacerse una idea hasta qué punto se trata de una evolución lógica con evidencias científicas sólidas o una moda en la que los intereses comerciales juegan un papel más relevante. Enlazando con esto, echaremos un vistazo al futuro inmediato del tratamiento de la DMAE. Y por último expondré mi opinión personal.

Si buscamos información sobre retina y dieta, hay mucha en Internet.
 Nos hablan de los beneficios de compuestos y elementos, además de otros más de moda hoy en día como la luteína, zeaxantina, y una serie de ácidos grasos omega-3 (acrónimos como DHA o EPA comienzan a verse en medios convencionales).
También podemos leer bondades sobre la zanahoria o los arándanos.
 La gran mayoría de las webs mencionan los supuestos beneficios sin aclarar de dónde sacan la información, ni dosis, ni cuál es exactamente el beneficio. Y además suelen ser bastante asertivas en sus afirmaciones: si uno se fía de lo que lee, habría que entender que se trata de beneficios indiscutiblemente demostrados.

 Concretamente para la DMAE, según esta información, ciertos alimentos o complementos sirven eficazmente para luchar contra esta enfermedad.
Sobre este tipo de información mayoritaria a favor, con poca información real y poco científica (aunque se mencionen estudios de forma ambigua no se realizan un tratamiento y análisis adecuado).

Si uno quiere buscar información fiable, donde ponga en claro lo que realmente dicen los estudios científicos, donde se aclaren las limitaciones y no se exageren los supuestos efectos positivos, lo tiene difícil.
Hay poca información, escondida y muchas veces no en un formato amigable o adecuado para el público general. En concreto, sobre el impacto que tiene el AREDS ( ensayo clínico) hay algunas reflexiones de oftalmólogos donde exponen los inconvenientes : problema de dosis, efectos secundarios, beneficio muy reducido, etc.

Pero podemos encontrar información en internet que ofrecen oftalmólogos o centros oftalmológicos para su lectura general, en un lenguaje y formato más amigables. ¿Qué nos dicen en general los oftalmólogos sobre el tema?. Pues en general lo que encontramos es preocupante.
  • En muchos casos encontramos los mismos errores que en webs supuestamente menos cualificadas, asegurando evidentes beneficios. ¿El manejo de estas webs está más en manos de otros profesionales no sanitarios que buscan un modelo de “publicación y promoción”?. Parece que en estos casos no se trata de divulgar información real al público, sino ofrecer un formato de publicación electrónica atractiva para promocionar su marca. Es interesante por ejemplo que todavía nos quieran vender por ejemplo los beneficios de la zanahoria en un medio como el nuestro, donde casi no existe déficit de vitamina A. Conviene a este respecto recordar de dónde vino ese mito. O cómo se reclama como mecanismo un daño crónico en la retina por los rayos ultravioleta, cosa que se viene proponiendo desde hace tiempo pero que no está demostrado. O cómo nos ofrecen conclusiones erróneas del AREDS.
  • En otras ocasiones  encontramos una mención ambigua y escueta sobre los supuestos beneficios, cuya lectura todavía nos puede inducir a error. Supongo que que en una buena parte de los casos se debe más bien a no entrar en conflicto con la opinión de otros oftalmólogos que sí prescriben estos complementos nutricionales, y simplemente pasan de puntillas sobre el tema. Aun así, creo que esta información es mejorable.
  • Por último, webs donde hacen una exposición detallada de cómo está la situación, no he encontrado en castellano.

La posición de los oftalmólogos

Hemos visto que en Internet los oftalmólogos se posicionan mayormente a favor. ¿Qué es lo que piensan en realidad?. Creo que podríamos resumir las diferente posturas así:
  • Unos, además de recibir la información facilitada por las compañías farmacéuticas, va a las fuentes, a los artículos científicos. No encuentran evidencia científica suficientemente sólida para utilizar los complementos nutricionales en este momento, y no creen adecuado prescribirlos.
  • Otros son algo escépticos, quizás por la falta de evidencia científica, o bien por su experiencia personal (la sensación que habitualmente se obtiene de pacientes que lo utilizan es que “no funciona”). Sin embargo prescriben los complementos nutricionales por una serie de razones: por mandar al paciente algo y que por lo menos sienta que se está haciendo algo para luchar contra su problema, o por si al final resulta que sí funcionan.
  • Por último, hay otra parte de oftalmólogos que están convencidos de que realmente son eficaces, debido a los mecanismos de acción propuestos y a los resultados obtenidos “in vitro” o en estudios epidemiológicos. Y prescriben estos complementos nutricionales con más convencimiento.
¿Cuál es la posición correcta?.

Es difícil de decir, depende de cómo definamos lo correcto o incorrecto. El primer grupo encarnaría una posición clara de medicina basada en la evidencia.

En el segundo grupo el médico cede a la presión, a la demanda de tratamiento (principalmente del paciente, claro, pero también se ve presionado por las farmacéuticas).
También dentro del segundo grupo están los que lo mandan “por si acaso”, aunque en su experiencia clínica no ven estos complementos ayuden. Sería una forma de pensar de este estilo: “si hay tantos estudios que apuntan la posibilidad de que son complementos beneficiosos para la retina, algo harán, aunque todavía se resistan los ensayos clínicos bien diseñados”. En síntesis, el oftalmólogo está mandando un tratamiento a pesar de que entiende que no funciona, o bien opina que posiblemente funcione.

En el tercer grupo, el oftalmólogo entiende que los estudios poblacionales y las investigaciones in vitro son pruebas suficientes, y tiene claro que es un tratamiento beneficioso. Sin embargo, el grado de certeza científica a la hora de trasladar un tratamiento a la práctica no se llega a través de conclusiones individuales, hay que cumplir una serie de condicionantes, que son las de los ensayos clínicos. Por lo tanto, aunque el oftalmólogo de este grupo tiene claro que es algo beneficioso, realmente está opinando.

Según lo entiendo, la opinión médica, el ojo clínico, la experiencia y todos estos aspectos que forman parte de la esencia del acto médico, deben buscar aplicar la evidencia científica al paciente concreto, buscando su mayor beneficio. Pero la opinión no debe sustituir a las pruebas.

Los complementos nutricionales fuera de la retina

Decía al principio que hablar de vitaminas, antioxidantes, omega-3, etc, está ya a la orden del día, y recibimos casi a diario noticias y anuncios sobre sus bondades para multitud de enfermedades. Por suerte, médicos y científicos cada vez se mueven más para por lo menos ofrecer un punto de vista más realista.
Por ejemplo, este artículo de El País la autora de Medtempus, (Shora, una de las bloggers sanitarias más leídas) nos pone de manifiesto la falta de pruebas que hay en muchos de los beneficios reclamados.
En este post de Amazings (el blog de divulgación científica más importante en castellano) hacen un análisis de los “alimentos enriquecidos”, y aclaran que un efecto “in vitro” no implica un beneficio real “in vivo”. Poco a poco estos mitos van cayendo, como explican en este artículo de El Mundo.
Como vemos, los beneficios no son tantos. Pero además existen efectos secundarios, y vamos encontrando artículos en Internet que lo ponen de manifiesto. Por poner solo dos ejemplos, uno en castellano, y otro en inglés.

El futuro

Este mismo año tendremos los resultados del AREDS2, que analiza entre otras cosas las nuevas moléculas propuestas para el tratamiento de la DMAE.
Hay puestas muchas esperanzas en diversos pigmentos visuales como la luteína y la zeaxantina, así como en unos ácidos grasos omega-3

Algunas instituciones ya opinan sobre el tema, y hablan de sus beneficios. Aunque una lectura detenida nos aclara que son elementos probablemente necesarios para una buena función visual, pero eso no tiene nada que ver que un aporte externo sea beneficioso para la DMAE. Como suele pasar, ya se venden desde hace tiempo complementos nutricionales con estos elementos, aunque todavía no han demostrado realmente sus beneficios.

En cualquier caso, dentro de poco tendremos evidencia científica sobre este tema tan candente. Eso quiere decir que muy pronto la información de estos artículos puede quedar obsoleta, y podamos decir otras cosas sobre la enfermedad. Como que ya tiene algún tipo de tratamiento eficaz.

Opinión (Ocularis, blog) 


No me gusta opinar sobre salud, tenemos que trabajar sobre certezas y no especular. A pesar de eso es inevitable llegar a conclusiones subjetivas y “hacer tu quiniela”. Posiblemente el AREDS2 nos demuestre un beneficio más significativo con las nuevas moléculas que lo que sabemos de las antiguas (para mí el AREDS implica el fracaso y el punto final de la vitamina C, E, betacaroteno y Zinc, aunque algunos hacen la lectura contraria). Sin embargo, creo que la curación de la enfermedad no va a venir por ahí. En la degeneración macular asociada a la edad hay implicados factores genéticos, vasculares, inflamatorios, etc que espero que nos den una vía eficaz para tratarla. Creo que los factores nutricionales tienen menos importancia, y por mucho que nos afanemos en estudiar esta línea, no vamos a conseguir el éxito que todos queremos. Y eso me preocupa porque la vía nutricional acapara la mayor parte de los esfuerzos en investigación.

Fuente: http://ocularis.es/blog/?p=883

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