La miopía es uno de los principales problemas de visión. En algunos países asiáticos este defecto óptico afecta al 70 u 80 por ciento de la población. En los países occidentales esta cifra se encuentra ya alrededor del 25-30 por ciento.
Imagen: lentes con una corrección óptica.
La comunidad científica busca estrategias que permitan evitar la evolución de este problema, dados los riesgos que supone a nivel patológico para el ojo una miopía acentuada y los costos sanitarios que conlleva.
José Manuel González-Méijome, del Laboratorio de Investigación en Optometría Clínica y Experimental de la Universidad de Minho, en Braga, ha detallado que diversas investigaciones han evidenciado que el estudio de la refracción periférica, y no de la zona central del ojo, es importante a la hora de predecir si el paciente va a desarrollar más o menos dioptrías.
“Lo que permiten estos conocimientos es llegar a establecer algún mecanismo que pueda frenar ese crecimiento. Se ha visto que, a través de la manipulación de la refracción no solo en la región central, sino también en la periférica, se puede disminuir la velocidad en la que el ojo crece.
De ese modo, si un niño es tratado con la suficiente antelación se podría evitar que en vez de llegar a 6-7 dioptrías se quede en 2-3, cuyos riesgos son infinitamente menores para desarrollar otros problemas más graves de patología de la retina”, explica el experto.
Según señala el investigador, el aumento en la incidencia de la miopía entre la población en los últimos años tiene que ver con diversos factores de riesgo. “Al parecer hay distintos factores de riesgo, muchos de ellos aún confusos y que se entremezclan, por lo que es muy difícil establecer cuál es el factor principal”. No obstante, en la actualidad los que están tomando mayor fuerza son “la insistencia en las tareas de visión próxima o el menor tiempo de exposición a la luz solar y al desarrollo de actividades al aire libre”.
En este sentido, recuerda, se tiene constancia de que las poblaciones indígenas no desarrollan miopía al estar siempre en contacto con el exterior, lo cual supone “un doble factor protector”, estar al aire libre y expuesto al sol y no realizar tareas prolongadas que requieren una visión cercana.
El desarrollo y la prevención de la progresión de la miopía tiene mucho que ver con el uso de lentes de contacto, de hecho, muchas de las soluciones ópticas de las que ha hablado el investigador durante su ponencia son de este tipo. Y es que la lente sigue al ojo en todos sus movimientos, por lo que si queremos alterar la óptica en regiones periféricas del ojo tenemos que intentar que el elemento corrector vaya siempre detrás, como sucede con las lentes de contacto.
Fuente: http://www.zonafranca.mx/estudian-nuevas-opciones-para-corregir-la-miopia/
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