domingo, 22 de abril de 2012

BAJA VISION EN AUMENTO...

Se considera que una persona tiene baja visión cuando es menor de 3/10, hasta la percepción de la luz y con un campo visual menor a 10 grados, con un remanente de visual que permite realizar algún tipo de tarea.

                                       Imagen: joven con baja visión

El índice de ceguera total en el mundo es de 0,3% a 1,5 % de la población, y el de baja visión es de 2% a 7 %, con lo cual debemos decir que por cada ciego hay cuatro que tienen baja visión.

Muchas y muy variadas son las patologías que pueden determinar una baja visión y que no tienen solución con corrección (lentes o cirugía), desde una catarata congénita asociada a nistagmus, glaucoma (por la reducción en túnel del campo visual), lo que hace que la visión quede reducida a ver como si se lo hiciera por un tubo (reducción periférica), o con una mancha en el centro de la visión (escotoma central), o directamente visión borrosa.

Esta patología de baja visión está en franco aumento en todo el mundo, ya que encontramos mayor número de casos de degeneración macular relacionada por la edad y de retinopatía diabética, debido al aumento de la edad media de sobrevida.
El especialista Cipriano Dalessandro esta abocado a la rehabilitación de los pacientes de baja visión, con la premisa de realizar un conjunto de procesos encaminados a obtener el máximo aprovechamiento del resto visual que posee una persona.

s Multidisciplinario

Los programas incluyen no sólo a profesionales oftalmólogos, sino de un equipo que trabaja en forma coordinada y con un enfoque multidisciplinario, permitiendo en cada caso responder a las necesidades concretas del solicitante, el resto visual que posea y su capacidad personal.
Manifiesta el doctor Dalessandro que la discapacidad puede ser disminuida en la medida en que el oftalmólogo se involucre en el proceso de su rehabilitación, y considere que cuando las opciones médicas y quirúrgicas se han agotado, aún queda para ofrecer a estos individuos la rehabilitación. No se puede cambiar la retina dañada, pero no hay que subestimar la capacidad de recuperación del potencial rehabilitado.
Las funciones visuales son finalmente corticales, y con un entrenamiento adecuado se aprende a utilizar y maximizar el remanente visual, siendo sorprendente la recuperación funcional.
Que un niño afectado pueda estudiar, que un adulto pueda incorporarse al mundo laboral, que un individuo de la tercera edad lleve una vida independiente, permite mejorar la calidad de vida de la gente que presenta baja visión, y una menor incidencia socioeconómica en la población.

Dr. Raúl Eloy Baigorrí
Centro Privado de
Oftalmología

Fuente: http://www.eldiariocba.com.ar/noticias/nota.asp?nid=50412

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