sábado, 7 de abril de 2012

LAS REVISIONES Y MALA PRAXIS...

CUANDO LA PREVENCIÓN SE CONVIERTE EN MALA PRÁXIS

Hace un mes (12 de marzo), fue el día mundial del glaucoma, una enfermedad que supone la segunda causa de ceguera en el mundo, motivo suficiente para que los oftalmólogos intenten mentalizar a la población de la necesidad de realizar revisiones para su detección precoz y, que mejor oportunidad que el día mundial del glaucoma para concienciar de esta necesidad.

Para ello se suelen organizan conferencias o, como hicimos en Área Oftalmológica Avanzada, se publica información al respecto.

En algunos casos se va más allá y se organiza una jornada de puertas abiertas, con revisiones para poner de manifiesto un posible glaucoma que todavía no se ha manifestado, una iniciativa muy loable pero también muy peligrosa cuando no se realiza correctamente o se persiguen otros fines.
Cuando se hace una campaña de detección del glaucoma hay que aportar los medios técnicos y humanos adecuados para que el resultado de la revisión sea veraz y sobre todo valorable. El motivo de este artículo es que como cada año, acude a nuestro centro gente asustada porque en una de estas revisiones le diagnosticaron un glaucoma, incluso se prescribió un tratamiento médico, aun sabiendo que este tipo de fármacos tienen muchos efectos secundarios que, de no ser necesario su administración, es preferible no prescribirlos.
Este año no ha sido la excepción y nuevamente hemos tenido pacientes asustados que tras una exploración cuidadosa hemos visto que el glaucoma detectado no era tal. Entre estos casos destaca uno que por flagrante me ha llevado a escribir estas líneas, se trata de un paciente que acudió a una clínica importante de Barcelona, donde su servicio de oftalmología había organizado una de estas campañas de detección del glaucoma. Se trataba de una paciente que encontraron la presión intraocular elevada y le explicaron que se trataba de un glaucoma y que debía realizar pruebas y tratamiento lo antes posible.
La paciente asustada acudió a nuestro centro, donde se visita habitualmente y nunca le habíamos encontrado la presión elevada. Se realizó una nueva exploración y no aparecían signos ni de hipertensión ocular ni de glaucoma. Lo primero que hicimos es aclararle que aun en el hipotético caso de tener la presión alta, no significa que padezca un glaucoma, primer error grave en la información que se dió a esa persona (mal inicio para una campaña de prevención e información sobre el glaucoma).
Cuando la paciente nos relató cómo había sido la revisión, entendimos lo que había pasado.

 La revisión la realizó una persona que no era oftalmólogo, lo había hecho con un tonómetro de aire, que sabemos tiene un índice de error muy elevado y por ello es necesario complementar con otras pruebas y, lo más grave, la toma se realizo con las lentillas puestas, incluso después de que la paciente preguntara si era necesario retirarlas para que la toma fuera correcta, tal como había hecho en otras ocasiones. La respuesta textual según nos relata fue, “no es necesario, no creo que las lentillas modifiquen la toma de la presión”. Un cúmulo de errores que es del todo intolerable.
Ante prácticas de este tipo solo cabe denunciarlo y advertir a la gente de que mire con mucho cuidado el centro y el oftalmólogo que elige para confiar sus ojos, su vista.
Es necesario que la gente sepa que al contratar una mutua, tiene derecho a que le informen sobre el centro al que se dirige, los médicos que lo atenderán y tecnología que utilizarán porque a pesar de que el nivel medio de los médicos es alto, no todos son iguales, la experiencia y el nivel de formación marcan la diferencia, así como la inversión que se realiza para actualizar las tecnologías propias de cada especialidad.
Vivimos un momento de”crisis” que puede llevar a prácticas nada deseables, como la de organizar jornadas de este tipo, cuya finalidad principal es la de captar pacientes sin más, haciendo mucho daño a los centros que sí organizan de una forma seria campañas informativas y de detección precoz que, afortunadamente son la mayoría.
La cultura del “low cost” en temas de salud puede ser muy peligrosa, podemos pasar de un ajuste de precios sin reducir la calidad, a utilizar unos medios que están por debajo de ese mínimo de calidad exigible para una buena praxis. Hay que huir del “todo vale”, especialmente cuando nos jugamos nuestra salud. Toca informarse bien para elegir correctamente. Mejor prevenir que curar.

Dr. Vergés.

Fuente: http://oftalmologia-barcelona.com/2012/03/21/cuando-la-prevencion-se-convierte-en-mala-praxis/

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