Degeneración macular puede impedir la visión central en tres meses
La enfermedad no causa ningún dolor, pero puede progresar lenta o rápidamente, en un ojo o en ambos. Una vez que se presenta, la visión central puede desaparecer
Bioanalistas que no pueden ni siquiera distinguir a través del microscopio las bacterias, los parásitos o las células; escritores a quienes se les dificulta continuar con su producción intelectual; músicos que no alcanzan a leer la partitura o, simplemente, personas que a partir de los 60 años de edad quedan incapacitadas para realizar actividades como cocinar, coser, ver televisión y, lo más grave, reconocer la cara de sus parejas, hijos o nietos.
La razón es muy sencilla: una mancha negra no les permite ver detalles concretos. Se trata de individuos que padecen una enfermedad poco diagnosticada, conocida como degeneración macular, que está relacionada con la edad y afecta a entre 25 millones y 30 millones en el planeta, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud.
"Con esta enfermedad la persona no queda ciega por completo, a diferencia del paciente con glaucoma o retinopatía diabética que no ve nada de luz. Sin embargo, la degeneración macular es altamente incapacitante y afecta la visión central, muy importante para precisar detalles en la vida diaria", advierte el retinólogo venezolano Martín Serrano, que participó en el Consenso Latinoamericano sobre la Degeneración Macular Relacionada con la Edad.
La aparición. Ante los primeros síntomas, muchos piensan que la falta de visión se debe a que los lentes no sirven. Entre las señales de alerta destacan visión borrosa y la presencia de una mancha negra en el foco central o escotoma.
Durante la presentación del informe Una Nueva Visión para América Latina, presentado en San José de Costa Rica, los especialistas coincidieron en que la degeneración macular relacionada con la edad es una enfermedad subdiagnosticada, especialmente en Latinoamérica, y es necesario que la población adulta acuda al oftalmólogo/retinólogo ante los primeros síntomas. A tal conclusión llegaron 20 especialistas de Argentina, Chile, Brasil, México, Ecuador, Costa Rica, Colombia y Venezuela.
Además de exámenes para valorar el fondo de ojo, hay pruebas como la de la rejilla de Amsler, que mide las distorsiones de la visión y que puede hacerse en casa. Otras, como la angiografía fluorescente FRG y la tomografía de coherencia óptica especial, detectan cambios en la retina.
El tiempo es vital. Francisco Rodríguez, director de la Fundación Oftalmológica Nacional y jefe del Departamento de Oftalmología de la Universidad del Rosario de Bogotá, en Colombia, alertó: "El retraso en el tratamiento puede marcar la diferencia entre mantener la vista o perderla".
La enfermedad no causa ningún dolor, pero puede progresar lenta o rápidamente, en un ojo o en ambos. Una vez que se presenta, la visión central puede desaparecer.
"El crecimiento de vasos sanguíneos nuevos conduce al derrame de sangre o de fluidos, que pueden cicatrizar la mácula o la retina y producir la pérdida permanente de la visión central en un lapso de tres meses", destacó el experto.
Al principio la enfermedad puede pasar inadvertida porque el ojo que todavía se encuentra sano asume las funciones del otro. Entre los factores que afectan se encuentran la edad y antecedentes familiares o de fumadores. En el grupo más propenso también están los obesos e hipertensos.
Las fases. La afección se presenta de dos formas: la seca, que representa 90% de los casos, y la húmeda, considerada la más severa. Expertos calculan que entre 10% y 15% de los adultos con degeneración macular desarrollarán la forma húmeda, a la que se le puede aplicar un tratamiento que permitirá detener la pérdida de visión o recuperarla.
William Li, presidente de la Angiogenesis Foundation, y Lihteh Wu, presidente de la Sociedad Panamericana de Retina y Vítreo, expusieron la necesidad de promover la detección oportuna, el diagnóstico y tratamiento e, inclusive, campañas públicas en América Latina.
La razón es muy sencilla: una mancha negra no les permite ver detalles concretos. Se trata de individuos que padecen una enfermedad poco diagnosticada, conocida como degeneración macular, que está relacionada con la edad y afecta a entre 25 millones y 30 millones en el planeta, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud.
"Con esta enfermedad la persona no queda ciega por completo, a diferencia del paciente con glaucoma o retinopatía diabética que no ve nada de luz. Sin embargo, la degeneración macular es altamente incapacitante y afecta la visión central, muy importante para precisar detalles en la vida diaria", advierte el retinólogo venezolano Martín Serrano, que participó en el Consenso Latinoamericano sobre la Degeneración Macular Relacionada con la Edad.
La aparición. Ante los primeros síntomas, muchos piensan que la falta de visión se debe a que los lentes no sirven. Entre las señales de alerta destacan visión borrosa y la presencia de una mancha negra en el foco central o escotoma.
Durante la presentación del informe Una Nueva Visión para América Latina, presentado en San José de Costa Rica, los especialistas coincidieron en que la degeneración macular relacionada con la edad es una enfermedad subdiagnosticada, especialmente en Latinoamérica, y es necesario que la población adulta acuda al oftalmólogo/retinólogo ante los primeros síntomas. A tal conclusión llegaron 20 especialistas de Argentina, Chile, Brasil, México, Ecuador, Costa Rica, Colombia y Venezuela.
Además de exámenes para valorar el fondo de ojo, hay pruebas como la de la rejilla de Amsler, que mide las distorsiones de la visión y que puede hacerse en casa. Otras, como la angiografía fluorescente FRG y la tomografía de coherencia óptica especial, detectan cambios en la retina.
El tiempo es vital. Francisco Rodríguez, director de la Fundación Oftalmológica Nacional y jefe del Departamento de Oftalmología de la Universidad del Rosario de Bogotá, en Colombia, alertó: "El retraso en el tratamiento puede marcar la diferencia entre mantener la vista o perderla".
La enfermedad no causa ningún dolor, pero puede progresar lenta o rápidamente, en un ojo o en ambos. Una vez que se presenta, la visión central puede desaparecer.
"El crecimiento de vasos sanguíneos nuevos conduce al derrame de sangre o de fluidos, que pueden cicatrizar la mácula o la retina y producir la pérdida permanente de la visión central en un lapso de tres meses", destacó el experto.
Al principio la enfermedad puede pasar inadvertida porque el ojo que todavía se encuentra sano asume las funciones del otro. Entre los factores que afectan se encuentran la edad y antecedentes familiares o de fumadores. En el grupo más propenso también están los obesos e hipertensos.
Las fases. La afección se presenta de dos formas: la seca, que representa 90% de los casos, y la húmeda, considerada la más severa. Expertos calculan que entre 10% y 15% de los adultos con degeneración macular desarrollarán la forma húmeda, a la que se le puede aplicar un tratamiento que permitirá detener la pérdida de visión o recuperarla.
William Li, presidente de la Angiogenesis Foundation, y Lihteh Wu, presidente de la Sociedad Panamericana de Retina y Vítreo, expusieron la necesidad de promover la detección oportuna, el diagnóstico y tratamiento e, inclusive, campañas públicas en América Latina.
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