El
pintor italiano Osvaldo Sabene (1952) ve la realidad "a través del ojo de
una cerradura" a causa de la retinosis pigmentaria que padece, una
enfermedad que reduce su campo visual y que no es óbice para que el artista
consiga recrear de modo hiperrealista la rutina de una ciudad como Roma, en la
que vive.
Imagen: foto del pintor
"Cuando era más joven, veía el
mundo a través del ojo de una cerradura, pero ahora lo veo por el mismo ojo
pero con la llave puesta", explicó el artista romano en una entrevista con
Efe, en alusión al carácter degenerativo de su enfermedad.
Se trata de un mal genético y
calificado de "raro", que provoca, entre otros síntomas, la reducción
del campo visual. Quien la padece ve con efecto túnel y afecta a 20.000
españoles, según la Federación de Asociaciones de Retinosis Pigmentosa de España (Farpe).
Por esta razón, Sabene siempre lleva
consigo una cámara fotográfica digital con la que retrata las escenas que
quiere dibujar en su caballete y que le permite observarlas con mayor detalle y
precisión posteriormente.
"¿Qué hay peor que un pintor que
no ve?", se preguntó en tono de broma Sabene para añadir, después, que el
hiperrealismo surgió en él como estilo pictórico al no aceptar su propia
condición.
Sus cuadros siempre provocan la misma
pregunta: "¿Es una pintura o unafotografía?".
Es una pintura. Y es que, prácticamente, durante las dos últimas décadas, el
pintor ha retado al detalle con sus pinceles el realismo de la propia
fotografía.
En su estudio sobre la romana vía
Tiburtina se agolpan caballetes, lienzos y paletas entre los que el artista
dibuja, bajo una suave atmósfera con ácido olor acrílico.
Allí ha creado una prolija nómina
artística que se bifurca en dos etapas bien diferenciadas: por un lado, el
hiperrealismo, cultivado entre 1992 y 2012, y por otro, una suerte de
expresionismo impresionista, que le ocupa desde el pasado año.
En esa primera época de obsesión por
plasmar la realidad son frecuentes los paisajes urbanos ricos en luces de neón
y reflejos eléctricos, las gasolineras o las empedradas calles romanas, siempre
con una visión actual, como si de fotografías se trataran.
"Muchos son los que creen que
pintar cuadros hiperrealistas es propio de personas calmadas, tranquilas,
porque requieren meditación y atención, pero lo cierto es que no, que es una
técnica para neuróticos que se obsesionan con los detalles y que no tiene mucho
futuro, al menos tal y como la conocemos hoy", explicó.
Desde el año pasado, Sabene ha
modificado su estética y ha dejado atrás esa "clásica batalla del hombre
contra la máquina fotográfica" para avanzar en un estilo volátil, ligero
en la pincelada, detallista en sensaciones y con una gran presencia de los
efectos lumínicos que la eterna luz de Roma imprime en sus edificios, sobre
todo en sus templos y en sus encharcadas vías.
"En este estilo, abandono la
superficialidad del hiperrealismo para ahondar en una faceta más
personal", confesó Sabene al tiempo que reconocía que sus nuevos cuadros
aún mantienen trazas de ese realismo exacerbado.
Sabene ha viajado recientemente a San
Sebastián (norte
de España) para preparar una exposición que tendrá lugar en la Galería Arteleko
de la capital donostiarra, la cual versará sobre la vida y la gastronomía de la
Bella Easo y que se enmarcará en los actos de 2016, año en el que se convertirá
en la Capital Europea de la Cultura.
Actualmente, además de un encargo que
no puede desvelar, se encuentra preparando esta exposición, que se llevará a
cabo el próximo otoño.
Según explicó en la entrevista, la
muestra estará protagonizada por la gastronomía guipuzcoana, "su
aroma", la vida y el bullicio de sus tabernas y "el culto casi
sagrado" que los vascos profesan por la comida, junto a algunos rincones
especiales de esta bella ciudad, que como pintor no pudo pasar por alto.
"Mi exposición está compuesta por
los cinco sentidos, porque se basará en la vida en el interior de los bares de
San Sebastián, cuya cocina, culto y bullicio me ha fascinado", recordó el
artista.
Un punto de vista que, según aseveró,
sirve para incluir al ser humano y sus costumbres en la composición artística,
de acuerdo con la tradición mediterránea y en contraposición al hiperrealismo
clásico, "importado deEstados
Unidos", en la que el objeto predomina sobre las
personas". Gonzalo Sánchez.
Un gran ejemplo de como el arte puede llegar a todo el mundo. En el Museo del Prado iniciaron hace años una actividad que consistía en que las personas con problemas visuales tocaban cuadros para sentir las pinceladas. Realmente interesante.
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