viernes, 27 de febrero de 2015

VOLVIENDO SOBRE EL GLAUCOMA

El Glaucoma es una enfermedad en la cual se produce una lesión en el nervio óptico (neuropatía óptica), encargado de llevar la información visual desde el ojo al cerebro.

Posee diversos factores de riesgo, entre los cuales uno de los más importantes (pero no el único) es la presión intraocular elevada. El glaucoma es una de las causas de ceguera prevenibles más frecuentes a nivel mundial.

Existen diferentes tipos de Glaucoma, que se clasifican según su etiología, mecanismo por el cual se producen. El más frecuente es el glaucoma crónico simple, de ángulo abierto, que no se asocia a ninguna otra enfermedad ocular.

Uno de los factores de riesgo más importante es la presión intraocular elevada. El ojo posee en su interior un líquido llamado humor acuoso. La dificultad de drenaje del  produce aumento de la presión intraocular, la cual produce un daño irreversible en las células retinales denominadas ganglionares, las cuales forman  el nervio óptico.

Otro factor de riesgo son los antecedentes familiares. El glaucoma crónico simple tiene un componente hereditario muy importante, por lo que  es muy importante que se controlen personas con familiares consanguíneos directos (padres, tíos, abuelos) que tengan glaucoma.

También son considerados factores de riesgo  la raza (es más frecuente en personas de raza negra), el uso de determinados medicamentos (corticoides, antihipertensivos, antigripales), la hipertensión arterial y la diabetes.

La lesión de nervio óptico se traduce en alteraciones irreversibles en el campo visual. Inicialmente se producen  defectos en la periferia del campo visual y tardíamente se afecta la parte central de la visión por lo que las personas no se dan cuenta de su problema hasta etapas avanzadas de la enfermedad.

Como estas  alteraciones en la función visual son irreversibles, es de suma importancia que sea detectado y tratado a tiempo. Con detección precoz y  tratamiento adecuado disminuye de manera importante el riesgo pérdida visual debido a que actualmente se cuenta con gran variedad de opciones para el tratamiento.

El glaucoma de ángulo abierto es una enfermedad silenciosa. La única forma de detectarlo en etapas iniciales cuándo aún no se ha producido daño en la función visual o este es mínimo, es mediante un control oftalmológico rutinario.

Es prioritario el control de la presión ocular, tanto de sus valores estáticos como de sus fluctuaciones.

La estructura ocular que se lesiona progresivamente en esta enfermedad es el nervio óptico. El mismo debe ser estudiado anatómicamente y funcionalmente.

La forma de estudiarlo anatómicamente básica es la  observación directa mediante un fondo de ojos. Es ideal poder documentar fotográficamente el estado del mismo para poder hacer un seguimiento de los cambios si estos se produjeran.

Actualmente existen estudios que utilizan tecnología de avanzada para el estudio anatómico del nervio óptico, con resoluciones casi microscópicas. Ellos son el HRT ( Heielberg Retinal Tomography) y la OCT ( Optic Coherence Tomography). 

Ambos brindan información sumamente detallada de su estado anatómico por lo que de contar con ellos es un recurso muy util tanto para diagnóstico como para segumiento de los casos.

La función del nervio óptico puede y debe estudiarse mediante la realización de campos visuales computados (también llamada perimetría computada).
 Las lesiones  y defectos campimétricos que produce el glaucoma son bastante características,  y su presencia sirve no sólo para diagnóstico sino para estudiar la evolutividad de la enfermedad (buena o mala repuesta al tratamiento, estabilidad o progresión).



Tratamiento del glaucoma crónico simple

Terapia médica: Gotas
La terapéutica inicial es la utilización diaria de gotas oculares. Éstas producen una disminución de la producción del humor acuoso o un aumento en la velocidad de drenaje del mismo, con lo cual se reduce la tensión que genera su acumulación dentro del ojo.

Si bien en general el tratamiento con gotas es muy bien tolerado con pocos efectos adversos a nivel ocular y muy pocos sistémicos, la indicación, dosificación y seguimiento del tratamiento debe estar realizado por un oftalmólogo especialista.

Cuando la terapéutica con gotas no es suficiente para detener la progresión de la enfermedad, contamos con otras alternativas.
Trabeculoplastia y Esclerectomía profunda de alta frecuencia

Una de ellas es la trabeculoplastia con láser argón  y la Trabeculoplastia láser selectiva, mediante  las cuáles con la utilización de impactos controlados con láser se producen pequeñas aberturas a nivel del trabeculado , que es el sitio de drenaje del humos acuoso. Este procedimiento tiene la desventaja que no puede realizarse en todos los pacientes y que en general sus efecto son transitorios.


Tratamiento quirúrgico

Cómo última medida en pacientes que siguen en progresión a pesar de todos los tratamientos, contamos con las cirugías filtrantes, con las cuales se crea una comunicación entre la cámara anterior del ojo que es el lugar por donde circula el humor acuoso y el espacio subconjuntival para que éste humor acuoso salga del ojo con mayor facilidad.  En general son cirugías con buenos resultados pero no están exentas de complicaciones y requieren que los pacientes sean controlados estrictamente.

Para concluir consideramos que es necesario  realizar controles oftalmológicos periódicos aunque no se padezca ningún  síntoma ocular, ya  que detectado a tiempo tiene un pronóstico muy favorable y sin tratamiento el pronóstico visual no es bueno. Lo importante es la detección y tratamiento precoz.


Dr. Juan I. Rotundo
Dr. Noé Rivero
Médicos Oftalmólogos – Instituto Microcirugía Ocular


No hay comentarios:

Publicar un comentario