martes, 3 de marzo de 2015

BLEFARITIS Y LA HIGIENE

ESTRUCTURA Y FUNCIÓN PALPEBRAL

Los párpados constituyen la primera barrera protectora del ojo frente a los agentes externos. Su forma permite que el globo ocular quede completamente cubierto cuando se cierran. A la vez sirven para mantener adecuadamente humidificada la superficie ocular anterior. Esta acción se realiza mediante un parpadeo regular (de 15 a 20 veces por minuto) extendiendo lágrima por toda la superficie, y por medio de la secreción de la última capa de la película lagrimal, encargada de evitar una excesiva evaporación de ésta.
Anatómicamente los párpados se componen por una capa superficial y otra profunda.
En la capa superficial encontramos la piel de los párpados, las glándulas sudoríparas (de Moll) y las glándulas sudoríparas (de Zeis), así como las fibras musculares del músculo orbicular (encargado del cierre voluntario de los párpados) y las del músculo elevador del párpado (encargado de su apertura voluntaria).
En la capa profunda encontramos la placa tarsal (que da forma y firmeza al ojo ), el músculo tarsal (de Müller) de acción refleja, la conjuntiva palpebral (actúa como limpiaparabrisas y distribuye uniformemente las secreciones glandulares y la lágrima sobre la córnea y la conjuntiva), y las glándulas sebáceas (de Meibomio) cuya secreción lubrica el borde de los párpados y constituye la última capa de la lágrima evitando su excesiva evaporación.



¿QUÉ ES LA BLEFARITIS?

Bajo determinadas circunstancias y por muy diversos factores los párpados pueden verse inflamados constituyendo una afección que de forma genérica denominaremos como blefaritis.
Como consecuencia de esta inflamación se produce la obstrucción de los conductos secretores de las glándulas de Meibomio. Esta obstrucción es debida a sebo, grasa y aceite que se depositan en el borde libre del párpado. Debido a esta obstrucción se produce una inflamación de las glándulas de Meibomio y un cambio en la composición de su secreciones normales que pasan de ser ácidos grasos de cadena larga, que ayudan a lubricar el ojo, a unos ácidos grasos en forma libre, que resultan irritantes para el ojo. Estos ácidos libres contaminan la capa basal de la lágrima, impidiendo una correcta unión entre la lágrima y la superficie que se encuentra por debajo, de este modo se propicia la aparición de puntos secos en la superficie ocular y de áreas en las que la córnea no se halla adecuadamente lubricada.
Existen otras formas de presentación de blefaritis. Entre estos diversos motivos podemos nombrar las afecciones de origen infeccioso, mecánico o tóxico. Cualquier tipo de molestia ocular debe ser adecuadamente controlada por un profesional del cuidado de la visión para establecer su verdadero origen y en caso necesario ser remitido al especialista adecuado.

SINTOMATOLOGÍA DE LA BLEFARITIS.

Ante la inflamación y la obstrucción de los conductos de las glándulas de Meibomio en un principio el sujeto tiene sensación de quemazón en los ojos y más adelante, sino solucionamos el problema, pasa a tener sensación de cuerpo extraño. Como mecanismo de defensa el ojo produce un exceso de mucus, que se caracteriza por la aparición de una pequeña cantidad de moquillo blanco, al despertarse, que se acumula en el área del canto interno de los párpados.
Además, se forma una especie de caspa sobre el borde de los párpados, constituida por los restos de grasas y sebo antes mencionados, que de nuevo irritan la superficie ocular produciendo enrojecimiento conjuntival y lagrimeo.
En caso de que las molestias únicamente se presenten al levantarse por la mañana nos encontraremos ante un caso de blefaritis por obstrucción de las glándulas. Sin embargo, si se observa qwue las molestias se mantienen e incluso aumentan a lo largo del día muy probablemente nos encontraremos ante un caso en el que la blefaritis se ve asociada a un déficit de producción de lágrima.
Debemos ser conscientes del carácter crónico de ésta afección y de la necesidad de mantener sobre ella un control periódico y una exhaustiva higiene palpebral.

TRATAMIENTO PREVENTIVO DE HIGIENE PALPEBRAL

Como ya hemos descrito anteriormente la blefaritis viene ocasionada por la obstrucción de los conductos de las glándulas de Meibomio. En condiciones normales, el contenido de estas glándulas se vacía en la superficie ocular. Cuando los conductos se hallan obstruidos la secreción que se acumula produce la inflamación de los párpados. El descenso de ésta secreción en la superficie ocular produce sequedad.

LA RESOLUCIÓN DE ÉSTE PROBLEMA DEPENDE DE QUE USTED SEA CAPAZ DE DESBLOQUEAR ESTAS GLÁNDULAS MEDIANTE UNA ADECUADA HIGIENE PALPEBRAL.

COMPRESAS TEMPLADAS CON SOLUCIÓN SALINA.

• Disolvemos media cucharilla de sal en un vaso de agua.
• Lo ponemos a hervir y una vez hervido lo dejamos templar (entre templado y caliente). Hay que tener cuidado de que no esté excesivamente caliente debido a que la piel de los párpados es de las más finas del cuerpo y se quema con facilidad.
• Utilizamos unas gasas esterilizadas y las empapamos en esta solución salina, las escurrimos ligeramente y las colocamos sobre los ojos cerrados.
• Las dejamos puestas hasta que se enfrien.
• Repetimos esta operación durante diez minutos.
• De este modo disolveremos las secreciones y abriremos los conductos de las glándulas de Meibomio.

LIMPIEZA DE LAS PESTAÑAS.
• Con un bastoncillo de algodón empapado entre solución salina entre templada y caliente cepillamos suavemente las pestañas desde su base hasta la punta.
• Este procedimiento es fácil de realizar en el párpado superior mientras mantenemos el ojo cerrado.
• En el párpado inferior debemos ser más cuidadosos. Tiraremos del párpado ligeramente hacia debajo de modo que evitaremos frotar la córnea con el bastoncillo de algodón.

PLAN DE TRATAMIENTO.
El plan del tratamiento preventivo de higiene palpebral será el siguiente:
• 4 veces por día durante 2 semanas.
• A partir de ahí dos veces al día.
• Es recomendable hacerlo al acostarse y al levantarse.
• Se puede utilizar lágrima artificial sin conservantes cuando se tenga sensación de sequedad.


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