Es el trastorno de la visión más frecuente en niños: lo
padece un 4% de los que tienen de cero a nueve años. La ambliopía es la mala
visión en un ojo, "vago" o "perezoso", que no desarrolla su
visión normal durante la primera infancia, y no porque el ojo tenga ningún
problema estructural: el cerebro es tan perfeccionista que anula las imágenes
defectuosas o borrosas que llegan a la retina.
La técnica más frecuente para tratar esta patología se
remonta, al menos, al siglo XVIII y a los esfuerzos del francés Conde de Buffon.
Se basa en hacer trabajar al ojo vago penalizando el ojo sano con un parche. En
todo este tiempo no ha habido una innovación destacable en esta técnica, más
allá de la mejora de los apósitos (más tolerables, más hipoalérgicos, más
estéticos). En el tratamiento también es preciso usar un colirio pero, según un
estudio respaldado por la Academia Americana de Oftalmología, uno de cada
cuatro niños siente ansiedad cuando se les aplica.
Ahora, unos investigadores del Instituto Glick Eye en la
Universidad de Indiana (Estados Unidos) ha corroborado en 33 niños de tres a
ocho años que unas gafas electrónicas arrojan iguales resultados que el parche.
Las gafas, comercializadas como Amblyz, oscurecen por completo la lente que
cubre el ojo vago cada 30 segundos, y fuerzan al ojo sano.
Para el jefe de Oftalmología del Hospital Niño Jesús, el
parche sigue siendo "lo más efectivo"
Los investigadores dividieron a los pacientes en dos
grupos: unos se aplicarían el parche dos horas al día; los otros llevarían las
gafas intermitentes durante cuatro. Al cabo de tres meses, los dos grupos de
pacientes habían mejorado por igual la vista. Ganaron dos líneas de lectura en
las tablas de letras habituales en la consulta del oculista. Los resultados se
han presentado en el congreso de la Academia Americana de Oftalmología que se
celebra hasta mañana en Las Vegas (Estados Unidos). Las gafas se comercializan
por un precio aproximado de 450 dólares.
Para el jefe de Oftalmología del Hospital Infantil
Universitario Niño Jesús de Madrid, Diego Puertas, el parche sigue siendo
"lo más efectivo". También destaca las gafas para tratar la
hipermetropía o la miopía vinculadas con el ojo vago o también las lentes en
las que se oscurece el cristal que cubre el ojo sano. La ambliopía "es
fácil de diagnosticar tomando la agudeza visual, pero con pruebas específicas
para niños que debe efectuar un oftalmólogo infantil". Algunos de los
indicios que deben alertar a los padres para que lleven a sus hijos al médico
son el exceso de guiños (especialmente cuando hay mucha luz solar), pero
también "parpadeos, estrabismos o tendencia a taparse con la mano un ojo,
también dolor de cabeza, o incluso cierto retraso escolar", advierte este
facultativo.
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