domingo, 29 de noviembre de 2015

LA MIRADA DE LOS NIÑOS CON PADRES CIEGOS...

Un estudio comprueba que los niños con visión normal cuyos padres son invidentes prestan menos atención a  los ojos. Su desarrollo está incluso por encima de la media, pero han aprendido a comunicarse de otra forma.

Aunque todos los padres están pendientes del primer día que su hijo dice "mamá" o "papá", la palabra no es ni mucho menos la primera forma en que los bebés se comunican. Una de las vías más importantes, según decenas de estudios psicológicos, es la cara y la mirada de los padres, que los niños aprenden a interpretar para saber qué sucede. Pero, ¿qué pasa en las familias en las que los padres son ciegos y el contacto visual entre padre e hijo no funciona?

Estos niños presentan mejor memoria y atención visual
El equipo de Atsushi Senju, de la Universidad de Londres, se hizo esta misma pregunta y diseñó una serie de experimentos que se publican esta semana en la revista Current Biology. Para averiguarlo, utilizó una tecnología de monitorización de la mirada (eye-tracking) y registró los movimientos de los ojos de 14 bebés con visión normal mientras interactuaban con sus padres invidentes. Las pruebas se realizaron una primera vez, cuando los niños tenían entre seis y diez meses, y en una segunda ocasión cuando tenían entre doce y dieciséis meses. Para tener una referencia diferente, los científicos hicieron la misma prueba con los niños y una persona vidente adulta a la que no conocían.




Lo que muestran los resultados es que, en comparación con los grupos en que padres e hijos ven, los niños con padres ciegos prestan menos atención a los ojos de los adultos. Estos mismos niños tienen un desarrollo normal e incluso sobresalen en algunas facetas como memoria y atención visual sobresalen de la media, quizá porque deben hacer un esfuerzo por conectar con sus padres por otras vías. "Los hijos de padres ciegos prestaban menos atención a las miradas de los adultos", explica Senju, "lo que sugiere que están aprendiendo activamente a comunicarse con sus progenitores y buscando la mejor manera de interactuar con ellos".


Lo que no esperaban en ningún caso, admiten los autores, es que estos niños destacaran tanto en habilidades memorísticas y de atención con una edad tan temprana como 8 meses. Es posible, supone Senju, que estas capacidades se igualen cuando sean más mayores e interactúen con más gente con la visión como ellos. El siguiente paso es realizar estudios de seguimiento a estos niños a partir de los 3 años y ampliar este tipo de trabajos con otros colectivos, como los hijos con padres sordos.

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