miércoles, 9 de septiembre de 2009

ARTE Y VISION

LAS CATARATAS DE CLAUDE MONET
Claude Monet (París, 1840 - Giverny, 1926), es uno de los pintores que crean y definen al impresionismo, movimiento al que guardará fidelidad toda su vida y que consistía básicamente en practicar una pintura sensitiva, imprecisa y luminosa, que huye de la línea y del volumen para centrarse en la apariencia que dan a las cosas el color y la luz. El pintor, muy longevo, padeció sus últimos años un déficit visual por cataratas del que son testimonio ilustrativo estas pinturas del puente japonés construido en su jardín del pueblecito de Giverny, sobre el estanque repleto de nenúfares que va a ser uno de sus motivos de inspiración principales.

El estanque de los nenúfares, 1899.

En 1912, a los 72 años, se le diagnostican las cataratas pero los oculistas aconsejan esperar a que se desarrollen completamente. Con los años la pérdida visual va impidiendo al pintor captar bien los matices, las notas de color quedan fuera de tono y los cuadros se hacen cada vez más oscuros, pero Monet continúa pintando y se adapta a su nueva situación trabajando con la luz tenue del crepúsculo para mantener cierto sentido del color.
El puente japonés (con cataratas), 1922.

En 1922, 10 años más tarde, la agudeza visual había descendido a 1/10 en el ojo derecho y a simple percepción luminosa en el izquierdo, por lo que se programó una cirugía de la catarata de su ojo derecho. La intervención fue realizada por el Dr. Charles Coutela en 2 fases en enero de 1923: primero practicó una iridectomía y 3 semanas después una extracción extracapsular con aspiración de masas que se complicó, requiriendo una tercera operación para la sección de una membrana. El pintor tardó tiempo en percibir bien los colores y nunca aceptó operar el ojo izquierdo, pero volvió a trabajar de lleno con su gafa de afaquia entrando, según sus propias palabras, en una segunda juventud hasta su muerte. Al contrario que en la catarata, donde el cristalino opacificado dificulta la absorción de las pequeñas longitudes de onda, en la afaquia existe una discromatopsia que potencia el espectro azul produciendo una percepción azulada llamada cianopsia, como bien podemos apreciar en el último cuadro del puente japonés.
El puente japonés (con afaquia), 1926.

Aquí, si bien la enfermedad afectó personalmente al artista, no impidió el desarrollo de su obra y al mismo tiempo catolizo la evolución y el avance del arte pictórico.

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