martes, 15 de diciembre de 2009

Cada vez hay más miopes

El 41% de los estadounidenses ve mal de lejos, según un estudio
En España hay un 25% de afectados y el problema tiende a aumentar


MARÍA SÁNCHEZ-MONGE

MADRID.- El consejero de Educación valenciano no va del todo desencaminado al rechazar los portátiles para los alumnos que financia el Gobierno central. Según Alejandro Font de Mora, los ordenadores que ofrece el Ministerio del ramo "son dañinos para la vista" por el reducido tamaño de sus pantallas, lo que puede aumentar el riesgo de miopía. Un estudio confirma la tendencia ascendente de dicho defecto. Además, hay investigaciones que vinculan su incremento a tareas ligadas a la actividad estudiantil. Pero de ahí a establecer una relación causal hay un buen trecho.

La miopía de la sociedad va en aumento. La Real Academia Española recoge en su diccionario dos acepciones del término. Es muy posible que la primera, "cortedad de alcances o de miras", tenga su punto de verdad, pero de momento no ha sido probada científicamente. Lo que sí ha comprobado un equipo de investigadores estadounidenses es el incremento del "defecto de la visión consistente en que los rayos luminosos procedentes de objetos situados a cierta distancia del ojo forman foco en un punto anterior a la retina".
El porcentaje de miopes al otro lado del Atlántico ha pasado del 25% de la población en 1972 al 41% en 2004, según el estudio que publica 'Archives of Ophtalmology'.
El número de personas que no ven bien de lejos en España es considerablemente inferior -en torno al 25%-, pero los expertos reconocen que en nuestro país no existen estudios de la extensión del llevado a cabo en Estados Unidos.
Alfonso Antón, jefe del Departamento de Investigación del Instituto Catalán de Retina, ha dirigido uno de los pocos trabajos amplios sobre la cuestión realizados en España. Publicado el pasado mes de agosto en 'Ophtalmic Epidemiology' y elaborado con una muestra de más de 400 personas mayores de 40 años de la provincia de Segovia, arrojó una prevalencia del 25,4%. "Probablemente, es extrapolable a buena parte de la población española", asegura el oftalmólogo.
Antón comenta que en España también se observa una tendencia al alza de la miopía, aunque no tan acusada como en Estados Unidos. En su opinión, hay que tener en cuenta que "ahora se descubren más enfermedades, concretamente de la vista, porque se revisan más".
El experto recuerda que la miopía tiene "un cierto factor hereditario", aunque también es cierto que "su prevalencia aumenta cuanto mayor es el nivel de educación de la población". Sin embargo, en este punto agrega un matiz importante: "es difícil establecer una relación causal".
Manuel Moriche, jefe de Oftalmología del Hospital Infanta Sofía de San Sebastián de los Reyes (Madrid), coincide en señalar que las cifras obtenidas en Estados Unidos no pueden generalizarse, ya que "la miopía varía mucho de un país a otro e, incluso, puede haber diferencias entre provincias". En todo caso, confirma que "existe la sensación de que está aumentando en todas partes".
Respecto a la influencia del nivel de estudios, Moriche señala que todo parece indicar que "hacer esfuerzos que impliquen una visión cercana" hipoteca la capacidad de nuestros ojos para ver correctamente los objetos más lejanos. Se trata de un mecanismo de compensación.
Sin embargo, puntualiza que la pérdida de visión podría mitigarse en algunos casos, ya que un estudio ha comprobado "una menor frecuencia de miopía entre quienes salen más a la calle". Hay dos posibles explicaciones: que la luz natural ejerza un efecto protector, o bien que en las actividades al aire libre se potencie más la visión lejana.
Si estudiar y trabajar ante el ordenador promueve la miopía, se podría concluir que la mejor forma de prevenir el problema sería dedicarse a la vida contemplativa (de paisajes, por ejemplo). Sin embargo, nada induce a pensar que esa estrategia lleve a buen puerto. El problema se corrige con gafas o lentillas, y de forma más permanente con cirugía refractiva, pero no es posible frenar su progresión.
"Lo único que puede ayudar es que los niños se acostumbren a no usar las gafas de miopía para leer, de forma que realicen un esfuerzo menor", afirma el doctor Moriche. Esa estrategia no sirve de nada en adultos.
"Se han intentado muchas cosas, pero no se ha conseguido nada. Es como luchar contra la evolución natural del ojo; es algo realmente complejo", apostilla Antón.

Fuente: http://www.elmundo.es/elmundosalud/2009/12/14/medicina/1260819868.html

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