domingo, 3 de enero de 2010

BAJA VISION: LYDIA UNA PIONERA EN ARGENTINA

Lydia Gurovich

Por los demás
Estudió medicina para poder ayudar a otros y eligió oftalmología para tratar la
ambliopía de una persona de su entorno. Se la considera impulsora del tratamiento
de la baja visión en el país.
Nacida en 1927 en la ciudad de Santa Fe, Lydia Gurovich llegó a los once años a Buenos Aires. Su carrera universitaria tuvo un paréntesis de ocho años donde se dedicó a criar a sus tres hijos, ninguno de los cuales siguió la medicina. Se especializó en ambliopia  y  en baja vision. Viajó repetidas veces a los Estados Unidos para instruirse sobre el tratamiento de este  padecimiento y es considerada una pionera de esta subespecialidad en el país. Escribió un libro titulado Baja visión que fue publicado en 2001 y más de veinte artículos académicos en publicaciones periódicas en inglés y español sobre variados temas.
Durante su carrera profesional ha organizado tres servicios de baja visión en diferentes hospitales. Fue presidente del Centro Argentino de Estrabismo en la década de 1980, institución de la cual hoy es miembro honorario. Llegó a ser asesora del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez por sus grandes esfuerzos en oftalmología infantil y confiesa: “siempre quise trabajar con niños, creo que estaba en mi carácter buscar hacerlo”. Entre sus satisfacciones profesionales nunca olvida destacar factores humanos, tanto de compañeros como de pacientes. Retirada hace dos años, cree que la oftalmología
argentina está entre las mejores del mundo.

¿Por qué eligió medicina?
Siempre me gustó ayudar a la gente y creí que mediante la medicina podría hacerlo. Elegí la oftalmología en particular porque tenía alguien muy cercano con ambliopía, ello hizo que me volcara a ese tema casi exclusivamente.
 He dado clases en el Curso del Cono Sur, en el Instituto Barraquer de Bogotá,
Colombia, en la Universidad de Campinhas de Brasil, en los cursos de la Sociedad Argentina de Oftalmología y del Consejo Argentino de Oftalmología.
Fui presidenta del Centro Argentino de Estrabismo entre los años 1986 y 1988. Hace dos años me nombraron miembro honorario del mismo.
Pionera
¿Cómo se acercó a la baja visión?
Comenté entre mis colegas el deseo de trabajar en este problema.
Comencé en el Hospital de Niños. El Dr. Ciancia me alentó para que lo hiciera porque teníamos muchos niños con baja visión. Ahora tengo la alegría de ver que existe un
muy buen servicio de esta dolencia en ese hospital. El Dr. Jaime Yankelevich me invitó a organizar el equipo de baja visión en el Hospital de Clínicas. También estuve en el Hospital Italiano con el mismo objetivo y allí se continúa con ese trabajo. Estoy al tanto de cómo están progresando.

¿Cómo se formó en esa subespecialidad?
Visité a varios especialistas de los Estados Unidos, quienes me enseñaron y orientaron. Generalmente los conocía en reuniones o congresos, donde me presentaba y les manifestaba mi interés en el tema, que en esa época se llamaba visión subnormal en Argentina, luego pasó a llamarse baja visión como traducción del inglés low vision. Veía pacientes con ellos y me aconsejaban respecto a las técnicas de rehabilitación
y ayudas ópticas a utilizar.

¿Organizó usted algún servicio de baja visión?
Hubo tres servicios de baja visión organizados por mí. Uno en el Servicio de Oftalmología del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, otro en el Servicio de Oftalmología del Hospital Italiano de Buenos Aires y finalmente otro en la Cátedra de
Oftalmología del Hospital de Clínicas José de San Martín.

¿Cómo es vista la baja visión por la oftalmología en general?
Ahora, bien. Creo que fui la promotora de todo esto. En un comienzo no había oftalmólogos que se ocuparan de esta problemática. Antes generalmente mandaban los pacientes a las ópticas y ahí se les proveía de medios ópticos. Ahora se lo trata en equipos multidisciplinarios y así los logros se hacen más evidentes. Se ha desarrollado la necesidad y el interés de trabajar con la baja visión.

“Estoy retirada pero si me invitan a dar una clase, la doy. En lo posible sigo
estudiando. El año pasado hice un curso de informática para médicos en el Italiano”.
Mi logro más grande es haber conseguido mejorar la visión
en muchísimos niños y adultos. Haber logrado que ese paciente pueda leer. No se consigue siempre el ideal, pero se logra mucho: que se pueda comunicar por medio de la lectura con el mundo, que pueda estudiar. Muchos de mis pacientes lo han logrado. Hace cinco años en un congreso de la Sociedad Argentina de Oftalmología Infantil, en Mar del Plata, tuve que dictar la Conferencia “Edgardo Manzitti” y pensé que la mejor forma de honrar a mi maestro era mostrar qué había pasado con mis pacientes. Tomé veinte de ellos a los cuales había seguido durante veinte años. La mayoría había estudiado y completado una carrera. Fue una gran satisfacción para mí y para todos. Recuerdo que en esa oportunidad muchos lloramos porque no eran sólo pacientes
míos y estaba presente el grupo de gente que había trabajado conmigo en el Hospital de Niños, quienes los conocían.
Escribí con colaboradores un libro titulado Baja visión que se publicó en el año 2001. También soy autora del capítulo sobre ambliopía del libro Estrabismo de los doctores Julio Prieto Díaz y Carlos Souza Dias, que fue publicado también en inglés en los Estados Unidos.
Tengo más de veinte trabajos publicados entre los Archivos de Oftalmología de Buenos Aires, de Chile y de México, la revista MO Médico Oftalmólogo del Consejo Argentino de Oftalmología y en Metabolic Ophthalmology, entre otras.

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