lunes, 25 de enero de 2010

UN FUTURO SIN SOMBRAS

La oftalmóloga compostelana investiga en Aberdeen, Escocia, enfermedades que causan ceguera



 La comprensión del ojo humano, esa máquina de tan alta precisión y sensibilidad, supone un enorme reto para una parte de la ciencia que se esfuerza en devolverle sus funciones cuando la enfermedad ha hecho mella. La oftalmóloga Noemi Lois (Santiago, 1966), con una larga trayectoria como investigadora en los mejores centros de Estados Unidos y Reino Unido, intenta mejorar la cirugía de cataratas y poner remedio a patologías como la degeneración macular asociada a la edad, la primera causa de ceguera en el mundo desarrollado, y el agujero macular retiniano.
Lois dirige su propio grupo y ejerce la medicina desde hace diez años en el Grampian University Hospital-NHS Trust de Aberdeen, al nordeste de Escocia. Su departamento de oftalmología es uno de los mejores del mundo y ella está a punto de publicar el mayor estudio sobre el agujero macular realizado hasta el momento, con 141 pacientes de Reino Unido e Irlanda. "Este problema afecta más a las mujeres y conlleva la pérdida de la visión central, que es la que te permite leer o conducir. El estudio tendrá una gran repercusión en cómo se trata quirúrgicamente esta enfermedad", avanza.
Las operaciones actuales no siempre funcionan, pero la experta gallega ha probado la efectividad del pelado de la membrana limitante interna. "Ahora publicaremos los resultados obtenidos seis meses después de la intervención y haremos un seguimiento dentro de dos años", explica.
Lois también trabaja en la degeneración macular asociada a la edad utilizando una técnica, la autofluorescencia del fondo de ojo, sobre la que acaba de publicar un libro y que permite obtener imágenes de una de las capas má importantes de la retina.
Otra de sus líneas es el proceso de regeneración del cristalino, la lente que permite enfocar los objetos en la retina y verlos claramente. Cuando se opacifica con la edad se origina la catarata. "Hemos creado un modelo experimental que nos proporcionará un conocimiento crucial para intentar conseguir la regeneración de la lente, lo que supondría una revolución", destaca.

Pareja de gallegos
Noemi llegó al hospital universitario de Aberdeen junto a su marido, Augusto Azuara, otro oftalmólogo especializado en glaucoma. Él es de Lugo y criado en Pontevedra y ambos se conocieron mientras estudiaban Medicina en Compostela. Hasta ahora ambos ocupaban una plaza de "consultant", el puesto más alto que se puede obtener en la Seguridad Social del país, pero Augusto acaba de pasarse a la Universidad para optar a una plaza de profesor.
Desde que se casaron y hasta llegar a Escocia sus trayectorias profesionales les fueron separando y uniendo a ambos lados del Atlántico. "Sabíamos que eran unos años muy preciosos para formarnos y no queríamos desaprovechar las oportunidades", reconoce ella.
Tras una experiencia previa en Chicago, Noemi regresó a Estados Unidos para realizar unos experimentos en el National Eye Institute de Washington relacionados con su tesis y terminó el último año de su especialización en el servicio de córnea del Wills Eye Hospital de Philadelphia, ciudad en la que también se formaba por entonces Augusto.
Gracias a una beca Barrié, pudo permanecer en el mismo centro, esta vez, en el campo de la oncología ocular. "Después quise completar mi formación en retina y me fui al Moorfields Eye Hospital de Londres para entrenarme con el profesor Alan Bird, uno de los mejores expertos", relata. Un año y medio después se trasladaba a Liverpool, mientras su marido estaba trabajando en Edimburgo, hasta que en 2000 ambos recalaron en Aberdeen.
Noemi ha tenido estudiantes españoles a su cargo gracias al contacto que mantiene con el profesor Gómez-Ulla de Santiago, pero "desgraciadamente" no colabora con ningún centro español. "Entreno a gente joven y tengo la responsabilidad de motivarlos para que continúen investigando. Es muy importante promover a la gente que se esfuerza. Cuando yo estaba en Galicia, esto no ocurría tanto. Incluso no fue muy bien visto que me marchase al extranjero", lamenta.
Este desaprovechamiento del talento también lo sufrió su padre, el catedrático de Derecho José Lois Estévez. "Siempre fue una inspiración para mí. Era muy inteligente y cultísimo. Un hombre sobresaliente, pero la Universidad no se dio cuenta de lo que tenía. Ver que era tan corta de miras me incitó a dejar España", comenta.

Fuente: http://www.farodevigo.es/sociedad-cultura/2010/01/24/futuro-sombras/405359.html

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