Gladys Morillo: UNA CIEGA que nos enseña a VER EL AMOR
Una voz dijo: Beatriz, y sin saber exactamente quién me llamaba, conteste: ¿Si? Y al instante, frente a mí tengo a una mujer mayor que encuentra mi mano con facilidad y la aprieta en un saludo amistoso a pesar de su ceguera congénita
Esa mujer, inteligente y amable es Gladys Lucia Morillo Rodríguez, una luchadora incansable y pionera de los derechos de las personas con discapacidad en el estado Zulia y en Venezuela.
Gladys Morillo, es actualmente la presidenta del Consejo regional para la integración de personas con discapacidad del Zulia (CORIPDIS) y cofundadora de la Asociación Zuliana de Ciegos y del Instituto Especial Mario Florentín, de la cual fue directora durante 30 años. Esta escuela integra a la educación regular a niños y jóvenes con discapacidad visual.
A Gladys, los 72 años con la ausencia de luz en sus ojos color miel, no la han detenido en el logro de sus metas; en cambio, parece que la impulsaron a querer alcanzar más por ella y por sus semejantes.
Nació en Trujillo el 9 de junio de 1938. Es la mayor de 14 hermanos, de los cuales otros dos también tenían discapacidad visual. Luego de que nacieron los primeros hijos, sus padres se vinieron a vivir en Maracaibo.
Cuenta que antes era muy difícil la educación para personas con discapacidad pero a pesar de eso sus padres se preocuparon por la educación de todos sus hijos.
Recuerda que en 1936 se creó en la capital de la República, en Caracas, una escuela- internado para ciegos, donde años después fue a estudiar.
Así comienza su lucha…
“A los ciegos nos habían tratado desde pequeños como personas sin discapacidad. Cuando fui al Colegio de ciegos era la única que sabía planchar, cocinar, lavar. Yo era el ejemplo. Yo me caractericé por ser líder.
En 1952 recibí clases de Braille con un maestro particular, con la persona que trajo el Braille al Zulia: Ángel González.
En julio de ese mismo año vino el primer abogado ciego de la República y visitó al ciego que me daba clases. Mi familia, al ver lo sobresaliente que era ese ciego se entusiasmó tanto que nos enviaron a mis hermanos y a mí a Caracas.
Yo era una persona con características de líder y me gustaba trabajar mucho por las personas que tenían mayor necesidad que yo porque así nos educaron.
En quinto grado intenté hacer un movimiento de reclamo porque dentro del Colegio trataban un poco fuerte a las personas que no tenían familia, específicamente a los muchachos del Consejo Venezolano del Niño, o a los que la familia iba, los colocaba y no los mandaba a buscar más. Les echaban mucho en cara que tenían que ser agradecidos; entonces era un trato que no me parecía.
En la Junta Directiva me tomaron como revolucionaria, como huelguista (dice entre risas), y yo para no romper mi récord como estudiante, que era sobresaliente, tomé la decisión de venirme en quinto grado, ya tenía 18 años cumplidos, para estudiar en una escuela regular.
Mis padres atendieron mi solicitud y consiguieron un colegio en Trujillo que era residencial. Nos fuimos seis hermanos.
Fue una experiencia muy interesante, muy grande, por eso desde muy joven yo creo en la integración como proceso de crecimiento personal, de igualdad y de equiparación de oportunidades para las personas con discapacidad.
Cuando salí de sexto grado, muy aventajada, allá seguí siendo como bastante líder y me llevaban a las emisoras a recitar y preparaba actos para el Ateneo de Valera. Me integraba muy bien. Culturalmente, en lo que podía me destacaba”.
El reto: Una carrera de educación superior
Gladys es educadora, con una especialización en Educación de personas con Discapacidad Visual, realizada en Argentina, en el año 1965.
La memoria de esta mujer parece intacta: recuerda cada momento de su vida como si lo hubiese vivido ayer.
Con facilidad, sigue relatando su historia: “No continué estudiando en Trujillo porque se me agudizaron unos dolores de ojos muy fuertes y el médico me había dicho que mejor descansara”.
Sin embargo, le hizo caso omiso al doctor: “ese mismo año me inscribí en una Escuela Comercio de noche y empecé a buscar cupo en todas las escuelas que pude aquí para estudiar docencia y educación a nivel medio. Pero no conseguía cupo aquí en ningún colegio privado porque había mucho prejuicio como lo sigue habiendo aún pero en aquel tiempo mucho más porque no existía la información que hay ahora.
A pesar de eso fui aceptada en calidad de oyente hasta que el Consejo Técnico del Ministerio de Educación legalizó mi ingreso.
En la Escuela de Ciegos yo aprendí Mecanografía y en la Escuela de Comerció terminé de perfeccionarla para que mi integración educativa fuera más completa, para que los maestros me permitirán hacer los exámenes en una máquina de escribir común, si lo deseaba”.
Liderazgo Regional y Nacional
“El 28 de abril de 1958, 13 personas y yo creamos la Asociación zuliana de Ciegos.
A escala nacional, en 1977, fundamos la Federación de Instituciones de Ciegos.
Mi liderazgo continúo internacionalmente, asistí al Consejo Panamericano de Ciegos, Congreso de Prevención de la Ceguera, Congreso de la Organización Latinoamericana de ciegos, Congreso de la Unión Latinoamericana de ciegos”.
CORIPDIS se fundó el 1 de septiembre de 1995. Allí, comenzó como colaboradora al lado de un grupo de personas ciegas, con otra discapacidad y con personas sin discapacidad. Eso se hizo a petición de la Dra. Lolita Anillar de Castro, quien fue la fundadora del organismo.
Al nombrase la directiva Gladys Morillo fue la vicepresidente y ocupó el cargo por siete años. Ahora es la presidenta, “tengo ya casi siete años pero no porque me quiera afincar aquí sino porque no ha habido la oportunidad de hacer elecciones. Siempre hay obstáculos para hacerlas. Ahora en marzo las vamos hacer”.
Una vida normal
La discapacidad visual que tiene Gladys no la ha frenado en lograr una vida lo más independiente y normal posible: Se casó, con un hombre sin discapacidad, tuvo una hija y como toda abuela comparte con su nieto. Su esposo murió de un ACV (Accidente Cerebro Vascular).
Gladys expresa: “ser ama de casa, esposa y madre no me fue difícil. No había sido esposa pero era hermana mayor y tenía mucha experiencia en el trato con niños porque había ayudado mucho en la formación de mis hermanos. Tenía una doméstica que me ayudaba”.
Se define como una persona muy alegre, entusiasta e inquieta. Le gusta escuchar radio o televisión pero ahora con el racionamiento eléctrico lo que hace es leer Braille pero poco porque dice que la llaman mucho. También aprovecha ese tiempo para hacer visitas por teléfono.
Entre risas dice: “A mi nieto yo le digo: Vamos a comer sin luz porque me imagino que tu sabes todavía dónde te queda la boca”.
“Nosotros las personas con discapacidad hacemos muchos chistes con nuestra discapacidad para que la gente no crea que para nosotros eso es una desgracia, nosotros hemos aprendido a vivir así sin problemas”, manifiesta.
Esa mujer valiente, perseverante y que trabaja Ad honores en CORIPDIS, le da un consejo a todas las personas: “Tomen consciencia de sus limitaciones para seguir nuestras vidas de una manera lo más independiente posible”.
Beatriz Suárez / Pasante
Noticia al Día
http://noticiaaldia.com/2010/01/gladys-morillo-una-ciega-que-nos-ensena-a-ver-el-amor/
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