La terapia, experimental, fue desarrollada por investigadores del hospital Garrahan y la UBA
Uno de los grandes desafíos de todo tratamiento oncológico es dar en el blanco: combatir el tumor sin agredir ?o agrediendo lo menos posible? al resto del organismo. Imaginemos la magnitud del problema si el cáncer se aloja en uno o en los dos ojos, como en el retinoblastoma, el tumor ocular más frecuente en los niños. ¿Cómo combatir la enfermedad actuando únicamente sobre el 1% del volumen del cuerpo (proporción representada por el ojo) sin hacer circular quimioterapia a través el 99% del organismo, que en realidad no la necesita?
Esa es la pregunta que, desde hace años, se hace el equipo de Hematooncología del hospital Garrahan, a cargo del doctor Marcelo Scopinaro, donde el pediatra Guillermo Chantada investiga este tumor que ataca a 40 chicos por año en nuestro país, de quienes al menos 8, para seguir viviendo, no tienen otra elección que la enucleación bilateral. Curados, pero ciegos. Además, la toxicidad del tratamiento genera un alto riesgo de otros cánceres. Entre éstos, leucemia.
Uno de los primeros pasos del equipo, al que se integra la doctora Adriana Fandiño, del Servicio del Oftalmología del hospital, ocurrió en 2007, cuando utilizaron en forma experimental inyecciones perioculares de topotecan, una droga menos tóxica que el carboplatino (la regla en los tratamientos) para tratar casos que no tenían otra alterativa que la enucleación bilateral.
Del laboratorio a la clínica
"Nuestro grupo ya había probado, en 2004, que el topotecan podía ser usado con éxito en retinoblastoma. Con la administración experimental del topotecan periocular, en forma subconjuntival, uno de los chicos con retinoblastoma bilateral salvó el ojito y evitó la ceguera", recuerda Guillermo Chantada, entusiasmado con el modelo de transferencia; es decir, llevar resultados de laboratorio a la clínica, sin mediaciones.
La replicación de ese ensayo, que se publicó en la revista Investigative Ophthalmology and Visual Sciences (IOVS), está a punto ahora de empezar en otros 44 chicos de centros de salud de Suiza, Francia, Italia, Alemania, Estados Unidos, España, México, India y Canadá. "En la Argentina se realizó la fase I, es decir, demostrar si la droga es tóxica. En la próxima, la fase II, sabremos qué porcentaje de pacientes responde", agrega el pediatra.
Pero el grupo del Garrahan, asociado para esta tarea desde hace cuatro años con la Cátedra de Farmacología de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA (FFyB), dio pasos más novedosos: los doctores Guillermo Bramuglia, especialista en tecnología farmacéutica, y Angel Montero, investigador español que cursó una beca en FFyB, junto al becario doctoral Emiliano Buitrago, integraron experiencia y habilidades para crear un dispositivo para administrar drogas de forma más local y menos tóxica aun. "Diseñamos un implante del tamaño de una moneda de 10 centavos ?explica Bramuglia?, que va liberando la droga durante 24 horas y se biodegrada dentro del ojo, sin pasar a la circulación sistémica. Por el momento se ha probado en conejos, que representan el modelo experimental del ojo humano y se ha publicado recientemente en la revista IOVS. Es una forma de acercarse más al humor vítreo, ya que los tumores allí son una de las mayores causas de enucleación de ambos ojos porque la quimioterapia no logra penetrarlo, debido a su estructura avascular (sin circulación)."
Un "misil" dirigido al ojo
Los intentos de llegar directamente al vítreo para dar de lleno sobre el tumor sin impactar sobre el resto del organismo siguen un paso más: la doctora Paula Schaiquevich, investigadora del Conicet, a cargo de la Unidad de Farmacocinética Clínica del hospital Garrahan, lleva adelante un protocolo experimental de aplicación del topotecan canalizando directamente la arteria ocular. "Lo hacemos en cerdos, en el bioterio del hospital ?cuenta la farmacéutica?, en este caso la droga es directamente un «misil» aplicado en la arteria que irriga el ojo."
Este modelo, al igual que el del implante intraocular, en un futuro podría convertirse en nuevas alternativas terapéuticas. "Pero faltan unos 5 años, calculamos", dice Chantada, al tiempo que destaca que el grupo de investigadores tiene el apoyo de la Fundation for Ophthalmic Knowledge, de Nueva York, y la Fundación Natalie Dafne Flexer, de la Argentina, además de la UBA .
"La investigación fue independiente, más allá de la provisión del medicamento para el estudio, cedido por el laboratorio Glaxo ?reflexiona el doctor Marcelo Scopinaro ?. El retinoblastoma es más frecuente en países en desarrollo y por eso carece de interés económico para la industria farmacéutica internacional, a pesar de que en el mundo se diagnostican unos 8000 casos por año. En general, en comparación con el cáncer adulto, el pediátrico se cura mucho más. Es por eso que ámbitos de investigación como éstos no son de interés para la industria privada. Y aquí aparece la oportunidad de un grupo académico que quiere investigar."
"En la Argentina, a diferencia de otros países subdesarrollados, ya curamos el retinoblastoma ?dice Guillermo Chantada?. Nuestro gran desafío es evitar la ceguera."
CLAVES
En el 40% de los casos, el retinoblastoma se presenta en ambos ojos.
En el 90% de los casos se aplica quimioterapia endovenosa.
Un 25% de los pacientes conserva ambos ojos; el 50% uno solo, y el resto sufre enucleación de ambos.
Los tumores se presentan en formas hereditarias y esporádicas.
Gabriela Navarra
LA NACION
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1228189&origen=NLCien
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