lunes, 10 de mayo de 2010

LA HISTORIA DE ANDREA, SU AMOR CIEGO

ESTE ES UN RELATO PARTE DE LA SERIE "LA VIDA DIARIA CON MI AMOR CIEGO" QUE SE PUBLICA
CADA QUINCE DIAS EN
http://www.dis-capacidad.com/ ,
UN PORTAL DEDICADO A LA INFORMACION Y SERVICIOS DE DISTINTOS TIPOS DE DISCAPACIDAD.
LA AUTORA DE  "LENTES OSCUROS EN SOL URBANO",
ES ANDREA MURGUIA.

Lentes y bastón, era lo primero que yo pensaba al hablar de personas invidentes. Si veía un comercial en televisión donde presentaban a una persona ciega, ésta aparecía con su cabeza en dirección al frente, con lentes oscuros y con bastón o perro guía. Si veía una campaña en ese mismo medio sobre la no discriminación, al tocar el turno a la discapacidad visual el representante se mostraba usando lentes oscuros; lo mismo me pasaba en la calle.


Cuando conocí a Marcos, no fue la excepción. Trabajábamos en un sitio donde sensibilizábamos la percepción y los sentidos de los participantes. Marcos y yo íbamos sólo los fines de semana e invariablemente llevaba puestos sus lentes, ya sea que estuviéramos adentro del lugar, en la calle, de día o de noche.

No podría decir exactamente en qué momento le mencioné que se vería mejor sin usarlos. Empezábamos a salir, eso sí lo recuerdo bien. Los lentes que usaba eran totalmente negros y detrás de ellos se ocultaba su hermoso y tosco rostro. Desde el principio me mostró una tremenda apertura y disposición para hablar sobre su condición. No le molestaba en lo más mínimo que yo u otras personas le hiciéramos preguntas sobre su ceguera. Eso me encantaba, me hacía sentir en confianza y con libertad para que abordáramos mis curiosidades.

Me preguntaba por qué usaba esos lentes tan negros y grandes. ¿Tendrían alguna utilidad práctica?, ¿serían recomendación del doctor, para proteger sus ojos de golpes o de la luz tal vez? Él respondió moviendo su cabeza, negando todas las posibilidades planteadas por mí. Noté un poco de introspección, pienso que reparó en ello hasta que lo mencioné. "De verdad, ¿por qué los uso?", pensó en voz alta. Descubrí que no había razón y pensé que era una de esas conductas que adoptamos con la inercia de los estereotipos. Imaginé que, posiblemente, en algún momento él aprendió u observó que "las personas ciegas usan lentes oscuros" y en su inconsciente, supuse, había deducido "yo soy ciego ahora, por lo tanto, debo usar lentes".

Después de mi cuestionamiento paulatinamente dejó de usarlos. Me parecía que se veía mucho mejor. Sus ojos me gustan, así sin pupilas, medio desinflados, claros, de color azul imaginario. Y los lentes los escondían, le daban una apariencia ruda, como de rebeldía o algo parecido.
Han pasado doce años desde aquella sugerencia. Desde entonces no se los pone en su trabajo, en la casa, o en la calle, aunque hace poco encontramos un par que se le veían tan bien, que tuvimos que comprarlos y comenzó a usarlos como normalmente lo hacemos los demás. Y apenas hace unas semanas, su hermano le regaló un par más que le queda genial. Cuando se los ví puestos la primera vez no pude evitar pensar en un piloto aviador. Al mencionárselo, ¡uf!, se sintió un galán hecho y derecho y no pudo impedir que su boca esbozara una notoria y nerviosilla sonrisa.

Debo agregar que cuando le leí a Marcos el borrador de este relato le pregunté si la razón por la que usaba lentes cuando lo conocí era la que yo estaba deduciendo. Respondió confiándome que ahora sabe que los usaba porque después de perder la vista pensó que sus ojos eran feos y prefería que las demás personas no los vieran. Los lentes oscuros, suponía él, lo hacían lucir mejor, incluso con suerte podían evitar que la gente notara su ceguera. Me platicó también que le daban seguridad, podía abrir más los ojos ya que los sentía protegidos.

Esto tumbó mi teoría de que Marcos los usaba debido a una idea aprendida. No importa, lo que rescato es que en ese entonces, cuando le sugerí que no usara los lentes, estuvo dispuesto a experimentar algo nuevo. Aunque sea algo simple, colocarse o no los lentes, significó para mí un acto de valentía y autoestima, porque ya no le importó lo que pensaran las personas sobre sus ojos, él se sentía bien y lo reflejaba.

Ahora se arregla por las mañanas y, si va a estar en el sol urbano de estos días en México lleva puestos los lentes como un accesorio de moda, sin olvidar que se los pone acompañados de una gran sonrisa blanca. ¡Me encanta!

¿Quién es Andrea Murguía?

Estudié Ciencias de la Comunicación. Me gusta fotografiar detalles e instantes únicos. Junto con mi compañero de vida, Marcos Velázquez he ofrecido por nueve años la conferencia En Contacto con la Ceguera, en donde hablamos sobre la experiencia de él al perder la vista durante su adolescencia. Acercamos el tema de la discapacidad visual a la percepción de la realidad social de las personas con la intención de cambiar la idea y la actitud. Debido a esta labor estudié Locución y expresión verbal para mejorar mi desempeño en acción.

Recientemente descubrí que escribo. Por muchos años escribí en mi mente. Repasaba oraciones en mi cabeza que pensaba que se escucharían bien si yo fuera escritora. Soy comunicadora y ahora entiendo que no sólo puedo transmitir los mensajes que pertenecen a los demás, sino también los propios y encuentro en la escritura una forma natural de hacerlo.

Fuente: http://www.dis-capacidad.com/

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