lunes, 22 de julio de 2013

ANA Y SU HISTORIA CON SU PERRO GUIA

 
Cuando mi hermano, que también es ciego, regresó de Estados Unidos con su primer perro-guía, me di cuenta de la independencia que tenía, de la seguridad con la que caminaba, cómo ese perrito esquivaba a todas las personas en plena calle Florida de Buenos Aires, con la locura de gente, y todas esas ventajas. Dije: “A esto no me lo puedo perder”.
Hice los trámites para ser admitida en la Escuela Leader Dog for the Blind, de Estados Unidos, y en 1999 volví al país con Mía, mi primera perra-guía.
Mi hermano y yo nacimos con glaucoma, una enfermedad congénita. En mi caso, luego de diez operaciones, a los 7 años quedé totalmente ciega.
Cuando uno busca su perro-guía, entra en contacto con un perro básicamente adiestrado. Después, tenemos un año por delante para afianzar los conocimientos del animal y ajustar todos los códigos entre el usuario y el perro-guía hasta lograr un binomio perfecto.
En Leader Dog, aprendí las órdenes que hay que dar y pasamos por circunstancias que nos iban a servir cuando regresáramos a nuestro lugar de origen: nos indicaron cómo ir a la universidad, cómo subir a una escalera mecánica, usábamos colectivo todos los días para ir a distintas ciudades, atravesábamos vías de tren, puertas giratorias, cruzábamos avenidas y tantas otras cosas.
Después de haber estado continuamente cuidados por los entrenadores, cuando llegué a Buenos Aires me sentí un poco sola, sin poder comentar con ningún entrenador las dudas que tenía. Lo principal fue tener confianza en mi perra, porque estaba en una ciudad con montones de autos, calles y veredas rotas, muchísima basura y automovilistas que no respetan a los peatones.
Sin embargo, con Mía logramos en poco tiempo un hermoso binomio y hoy se me caen las lágrimas cuando la recuerdo, porque la adoraba.
Mía convivió con Nali, mi segunda perra guía, durante un año. Me guio 12 años y medio; la última vez, fuimos a comprar un medicamento a la farmacia.
Me costó mucho querer a Nali, porque sentía que traicionaba a Mía; pero entendí que ya se merecía su jubilación, se merecía descansar, y ahora quiero muchísimo a Nali.
Siempre digo que se trata de un binomio, de una unidad funcional, porque Nali depende de mis indicaciones. Cuando llegamos a la esquina, tengo que decirle si quiero ir a la derecha o a la izquierda; si quiero cruzar hacia el frente, le digo que busque el cordón, se para allí y yo le indico que crucemos, porque somos nosotros, los usuarios de perros guía, los que hemos aprendido a leer el tránsito.
Ahora, si vamos por una vereda u otro sitio, el perro evade una mesa, una silla, un semáforo, un quiosco de diarios, una cinta de seguridad, andamios. Todo eso lo hacen por sí solos.
Además, en algunos momentos, ellos toman decisiones. Por ejemplo, si le doy la orden de que siga adelante y hay una empalizada, no seguirá, tomará otro camino, rodeando el lugar hasta volver a la línea recta. Si quiero que busque una puerta, se lo digo y, además, estos perros siempre vuelven a lugares conocidos.
Aunque los adiestran con términos en inglés, yo le enseñé a mi perra a buscar los cestos de basura para tirar su caquita, y me encantó esto de “ find the tacho”, porque la palabra “tacho” es corta y contundente.
En mi vida diaria, viajo en subte, en colectivo, en taxi, siempre con Nali, nunca la dejo. Vine a Córdoba en ómnibus y ella viajó en mis pies; cuando subo a un avión, se ubica del mismo modo.
Siento por los perros de trabajo, en este caso los perros guía, una gran admiración y un agradecimiento permanente.
Se aconseja no tocarlos, porque pueden distraerse y equivocarse, pero mucha gente los toca igual, aunque lleven el cartel que dice “No me toque, estoy trabajando”. Del mismo modo, en un restaurante, la gente no debe darles de comer.
Por su selección genética y carácter, no son agresivos. Mi perra no ladra por ningún motivo, no es que no sepa, no lo hace. Si se acerca una persona a saludarme, lo que Nali podría querer hacer es saludar ella también, pero nunca atacar.
Hace 12 años que estamos luchando por la ley nacional, y por fin, en mayo pasado, se aprobó la ley 26.858 sobre el “Derecho de acceso, deambulación y permanencia de personas con discapacidad acompañadas de perro-guía o de asistencia”.
Es muy importante que todas las provincias adhieran a esa ley. En este sentido, Córdoba es una adelantada gracias a Noelia Torres, usuaria de perro-guía, ya que por su esfuerzo tienen la ley provincial y ordenanza municipal de esta ciudad.
Producción periodística
Josefina Edelstein
Desafíos en Córdoba
Cecilia Pont (Traductora de inglés y adiestradora): 
El principal problema que tenemos en la vía pública son los perros de la calle, porque distraen a los perros guía. Además, está la basura, que distrae al perro, ya que acude a olerla. En Córdoba debiéramos concientizarnos y tener una ciudad más limpia.
Los choferes de colectivos ya se acostumbraron a que subamos con nuestros perros y en algunas confiterías, si no conocen la normativa, a veces no comprenden la situación.
Noelia Torres (Trabajadora social). El instinto del perro hace que huela la basura. Me ha pasado que mi perra levante huesos de la calle y los esconda en la cucha y eso no es bueno porque traen virus, hormigas y los perros suelen infectarse. También me he cansado de sacarle sándwiches que levanta en la calle.
Si bien en Córdoba hemos trabajado bastante sobre la ordenanza y la ley que regula los perros-guía, todavía hay un poco de resistencia, porque lo primero que ven es que un perro asomó el hocico en la puerta de un restaurante, pero no ven a una persona ciega, ni que el perro tiene arnés y correa. De todos modos, se ha logrado mucho.
Mariano Luján (Psicólogo). Estoy muy contento con mi perro. En desplazamiento, hay una diferencia muy grande respecto del bastón, es menos estresante. Caminar con un perro guía implica tomar menos decisiones, el perro elige el mejor camino y es más seguro.
Sería importante que aquí se adiestrara perros-guía, porque si bien en Leader Dog no cobran por el perro ni por la estadía, hay que costearse el pasaje y no todos pueden.
 
El texto original de este artículo fue publicado el miércoles 17 de julio de 2013
FUENTE: http://www.lavoz.com.ar/cordoba/par-perfecto

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