Durante 65 años la escuela Pilar Salinas ha llevado de la mano a decenas de hondureños a quienes la vida no les ha dado la oportunidad de contar con el sentido de la visión
Nació para ser su rayo de luz en medio de la oscuridad y la indiferencia.
Desde 1948 la labor que realiza la filantrópica Escuela para Ciegos Pilar Salinas ha sido encomiable.Una institución que nació hace 65 años sirvió a los no videntes y llegó para quedarse, para ayudar y preparar académicamente a miles de niños con discapacidad visual.Esta entidad, ubicada detrás del hospital San Felipe, tiene la particularidad de que atiende a la población infantil (por ahora) desde los 2 años y medio hasta los 17 años.
Todos los días, todas las mañanas, los 45 niños internos en esta escuela creada por la recordada y queridísima dama María del Pilar Salinas Padilla, se levantan con la ilusión de hacer algo por su vida, por su familia, por su patria. Ellos quieren ser ciudadanos útiles.Si los jóvenes videntes de hoy, esos miles que andan en malos pasos haciéndole daño a la sociedad, que caminan amenazantes -poniéndole su intención a veces mortal al ciudadano indefenso-, tuvieran conciencia del don divino que les concedió una vista buena, otro panorama se vislumbrara en este frío horizonte de la Honduras del siglo XXI.
En la escuela Pilar Salinas destacan, dramáticamente, cuatro hermanitos a quienes el destino no les favoreció con la vista pero, por gracia de Dios, han encontrado el apoyo de un personal que los ve como sus hijos, con un amor propio de personas poseedoras de conciencia humana, de sincera caridad y afectuoso cariño.Merlin Yolanda, Carlos Mauricio, María Olimpia y Dirlo, todos de apellido Pérez Amaya, nacieron en San Marcos de Colomoncagua, Intibucá, desde donde vinieron en busca de ayuda.
Una luz prodigiosa los llevó hasta la Escuela para Ciegos Pilar Salinas.Ahí están, cursando su educación primaria con el sistema braille.Tan mala suerte tuvieron que perdieron a su madre justamente cuando estaba dando a luz al último: Dirlo Alexander, que también nació con la discapacidad visual. “Este es un caso dramático”, comentó a EL HERALDO la profesora Oneyda Ordóñez.
La escuela funciona gracias al apoyo del Estado, de la empresa privada y de personas altruistas que siempre están presentes con el apoyo oportuno y necesario.Sin embargo, las necesidades cada vez son mayores y hay ocasiones en que el personal se ve en apuros para salir adelante.Por ahora, hay déficit en el inventario de ropa de cama, ropa para los niños y zapatos. Igualmente, hay requerimientos de productos para el aseo personal.La escuela, pese a sus dificultades, tiene un sistema de internado.
Fue fundada por la profesora María del Pilar Salinas Padilla el 4 de octubre de 1948.Primero operó en el barrio La Ronda, de la capital, luego en el barrio La Moncada, al costado derecho de puente Carías, y más adelante en el barrio La Granja de Comayagüela.El 10 de julio de 1963 fue colocada la primera piedra para la construcción del edificio donde hoy funciona la escuela, en el barrio San Felipe.
En este lugar la escuela comenzó sus funciones en 1966.A nivel preescolar la escuela atiende a los niños con discapacidad visual hasta los seis años y de seis en adelante se les imparte la educación primaria.Hay un “aula de recurso” donde se le ofrece atención muy individualizada a los alumnos para nivelarlos en alguna asignatura con el respeto de sus compañeros.Durante todo su internado, la escuela brinda gratuitamente servicios de alimentación, vestuario y atención médica.
El personal que ahí labora se siente orgulloso de servir a niños que quieren ser útiles a las sociedad, no un estorbo. Se les atiende “en forma humana, profesional, ética, eficiente y eficaz, generando un ambiente de cordialidad, respeto y estímulo constante”, dicen.Más de 300 jóvenes han egresado de este filantrópico centro y seguramente llevan en su corazón a las autoridades que les tendieron la mano y al personal que, con dedicación, los sirvió y educó.
Programas Según el programa educativo del centro, en el nivel primario se desarrollan los programas establecidos por la Secretaría de Educación en las cuatro asignaturas básicas y algunas generales.La atención es individualizada. Hay, además, otras áreas especiales de habilitación y rehabilitación, propias para las personas con discapacidad visual.La formación va orientada a cubrir necesidades básicas como crecimiento intelectual, emocional, físico, cívico, social y espiritual.Una vez egresados, los no videntes dan muestra de deseos de superación y continúan por su cuenta su formación profesional.
Gracias a este ímpetu hay bachilleres, maestros, abogados, periodistas, psicólogos, licenciados, economistas, músicos y otras carreras.
Se pueden mencionar algunos: Armando Sánchez, Luis Pinot, Dayana Martínez, Rafael Saldaña, Felipe Cruz, José Antonio Serrano, Martha Matamoros, Marcos López, Nora Munguía y Leonel Bardales. Hay muchos más.
FUENTE: http://www.elheraldo.hn/Secciones-Principales/Al-Frente/La-luz-En-medio-del-tunel-de-la-vida
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