jueves, 9 de octubre de 2014

OJO VAGO Y EL PARCHE...

Uno de los problemas a los que se enfrentan los padres con niños que necesitan tapar un ojo por ojo vago, es el temido momento de poner el parche. El tapar un ojo es un método que se emplea en los ojos vagos (ambliopía) para obligar a recuperar visión en el ojo que no ve bien.
En muchas ocasiones el empleo del parche ocular se realiza en niños que tienen estrabismo, pero existe el error de pensar que con eso se mejora la desviación de los ojos. Nada más lejos de la realidad, el empleo del parche sirve para que el ojo que no se ha utilizado hasta el momento (el ojo desviado), comience a emplearse para ver, con lo cual se facilite el desarrollo y recuperación de su visión.
Cuando tapamos el ojo "sano", el que no está aparentemente torcido, el otro ojo se endereza y esto es lo que hace pensar que se corrige el estrabismo; eso no es cierto, pues cuando se endereza un ojo, el otro permanece torcido como si ambos ojos estuvieran unidos por unas cuerdas, y así aunque enderecemos el ojo descubierto, el ojo que se encuentra debajo del parche se encuentra desviado, es por ello que las oclusiones se alternan en mayor o menor grado, ocluyendo más tiempo el ojo sano para recuperar la visión del ojo desviado.
Posteriormente una vez recuperada la visión en ambos ojos, será el momento de valorar el posible tratamiento de dicho estrabismo. Pero el parche ocular supone una lucha constante con el niño, el cual por un lado el parche le dificulta la visión, pues precisamente tapamos el ojo bueno para utilizar el ojo que ve peor y que recuperemos visión; por otro lado le supone un inconveniente que hace que se irrite la piel y en ocasiones tenga pequeñas heriditas (más en esta región levantina por el calor), y para colmo, con las piscinas y la playa el parche se despega fácilmente y su uso no es el adecuado.
Otras posibilidades
Pero hoy en día y siempre bajo indicación de nuestro oftalmólogo, existen algunas alternativas al empleo del parche ocular; así recordemos que la finalidad del parche es que utilicemos el ojo que ve peor, con lo cual cabe la posibilidad, según los casos, de poder utilizar unas gotas para dilatar la pupila del ojo bueno y así hacer que vea peor que el otro ojo y por tanto obligar a utilizarlo.
Esto que en principio es fácil, debe ser valorado por nuestro oftalmólogo infantil, para pautar la dosis correcta (evitando los problemas de sobredosificación), así como también tenemos el problema que al dilatar la pupila le molestará mucho la luz, con lo cual en ocasiones es necesario el empleo de gafas de sol.
Otra posible alternativa que podemos utilizar, es conseguir enturbiar uno de los cristales para hacer que utilice el otro ojo. Esto antiguamente se conseguía mediante el empleo de distintas capas de laca de uñas transparente sobre uno de los cristales, que hacía que quedara como esmerilado y dificultase la visión en mayor o menor grado según el número de capas de laca que diéramos. Pero este sistema que era muy difícil de medir, hoy en día se ve sustituido por el empleo de papeles de filtros que se colocan sobre el cristal y que hacen el mismo efecto de dificultar la visión, pero en este caso de una forma graduada y que podemos objetivar, por lo que podemos cambiar la densidad del filtro según la evolución de su visión. Los resultados de este estudio los hemos comunicado recientemente en el Congreso Nacional de Estrabismos y publicado en revistas internacionales de la especialidad, tanto para el caso de ojos vagos secundarios a problemas de graduación, como debidos a estrabismos, en un trabajo que he dirigido con la colaboración de David Piñero (Profesor y Doctor en Óptica e Investigador de Oftalmar en el Hospital Medimar Internacional de Alicante).
A pesar de todo, recordemos que no es lo mismo uno u otro sistema de tratamiento, y su elección deberá ser bajo la supervisión de nuestro oftalmólogo pediátrico, el cual nos aconsejará sobre el mejor método a emplear para recuperar la visión, pudiendo en ocasiones alternar unos u otros según la evolución del niño y según su experiencia en el manejo de los distintos procedimientos.

Consejos para los padres
- Jugar a videojuegos con el parche. El niño fuerza la vista en algo que le es grato.
- Quitar el parche lo menos posible para evitar irritaciones.
- Mojarlo antes de despegarlo para no dañar la piel.
- Si hay alguna herida no poner el parche hasta que se cure. El pediatra nos puede aconsejar una pomada.
- En caso de enrojecimiento o legañas, suspender el parche y consultar al oftalmólogo.

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