La
degeneración macular destruye la visión central en alrededor de 2 millones de
estadounidenses.
Un
equipo de investigación de la Universidad Wisconsin-Madison, en Estados Unidos,
señala cómo anormalidades inmunológicas debajo de la retina llevan a la
degeneración macular, un trastorno común que a menudo causa la ceguera. La
autora del trabajo, Aparna Lakkaraju, profesora asistente de Oftalmología y
Ciencias Visuales, se centró en dos mecanismos de protección que están
comprometidos durante el inicio gradual de la degeneración macular, que degrada
y puede destruir la visión central necesaria para leer y reconocer rostros.
En
pruebas realizadas en un modelo experimental animal de degeneración macular,
fármacos que ya están en el mercado evitaron el daño a las células que
sostienen las células sensibles a la luz en los ojos, como explican los autores
en un artículo sobre su trabajo que se publica esta semana en 'Proceedings of
the National Academy of Sciences'. "Estos estudios plantean la posibilidad
de tratamientos que podrían retrasar o prevenir la degeneración macular",
dice Lakkaraju.
La
degeneración macular destruye la visión central en alrededor de 2 millones de
estadounidenses, sobre todo entre las personas mayores, y es en gran parte
intratable. Aunque la degeneración macular eventualmente daña o mata los
bastoncillos sensibles a la luz y los conos, Lakkaraju explica que se inicia
con una lesión en el epitelio pigmentario de la retina (EPR).
El
EPR, una sola capa de células debajo de los bastoncillos y los conos en la
parte posterior del ojo, realiza muchas funciones esenciales para la visión
sana. El daño comienza con una alteración de las proteínas inmunes llamadas
complemento, que normalmente matan organismos causantes de enfermedades
haciendo agujeros en sus membranas celulares.
"Las
células que detectan la luz en la retina son totalmente dependientes de la EPR
para la supervivencia --detalla Lakkaraju--, pero las células del EPR no se
sustituyen a lo largo de la vida. Así que nos preguntamos, '¿cuáles son los
mecanismos de protección innata que mantienen el EPR sano y cómo funcionan mal
en la degeneración macular?".
En un
estudio realizado con los colegas Li Xuan y Kimberly Toops, Lakkaraju se centró
en dos mecanismos de protección: la proteína CD59, que regula la actividad del
complemento cuando está unido al exterior de las células del EPR; y lisosomas,
estructuras esféricas que se conectan a poros creados por el ataque del
complemento (una función que el equipo de Lakkaraju detectó por primera vez en
el EPR).
En
conjunto, ofrecen una defensa en profundidad, según Lakkaraju. "CD59
impide el paso final de ataque que forma el poro --detalla Lakkaraju--. Una vez
que se forma un poro, la célula puede mover un lisosoma para cerrarla". Si
el ataque del complemento no es derrotado, la abertura en la membrana de las
células del EPR permite la entrada de iones de calcio, que desatan a largo
plazo inflamación de bajo grado que inhibe ambos mecanismos de protección,
creando un círculo vicioso de destrucción.
La
inflamación en el EPR daña las mitocondrias, estructuras que procesan energía dentro
de todas las células, lo que podría conducir a una disminución o muerte de las
células fotorreceptoras, una vez que se ven privadas de sus 'señoras de la
limpieza' esenciales. El resultado es la pérdida de la visión central de alta
resolución.
Una enzima
neutraliza mecanismos de protección
Lakkaraju
realizó su investigación en células del EPR aisladas a partir de ojos de cerdo
y en ratones que carecen de una proteína, una deficiencia que causa una forma
hereditaria de degeneración macular denominada enfermedad de Stargardt.
Fundamentalmente,
identificó una enzima que neutraliza los dos mecanismos de protección y detectó
que los medicamentos usados para tratar la depresión y la osteoporosis
neutralizaron esa enzima y restauraron la protección --y la salud de las
células del EPR-- en el modelo de ratón.
Los
estudios epidemiológicos de Ronald y Barbara Klein, también del Departamento de
Oftalmología y Ciencias Visuales de la Escuela de Medicina Salud Pública de la
Universidad de Wisconsin-Madison, han relacionado el uso a largo plazo de
algunos de los mismos fármacos con una susceptibilidad reducida a la
degeneración macular.
Los
medicamentos que ayudaron a restaurar las disposiciones del ERP fueron elegidos
por su capacidad para inhibir la aSMase, una enzima implicada en el proceso
tóxico, dice Lakkaraju. "Hay varios fármacos aprobados por la FDA [la
agencia estadounidense del medicamento] que inhiben aSMase. Hemos encontrado
que el antidepresivo desipramina, administrado a ratones en el agua potable, restauró
CD59 en la superficie celular, disminuyó especies reactivas del oxígeno y evitó
la fragmentación mitocondrial", señala.
"Mi
laboratorio está interesado en las primeras etapas de la degeneración macular,
porque no podemos invertir la pérdida de fotorreceptores y el ERP", dice
Lakkaraju. 'Wisconsin Alumni Research Foundation' ha presentado una solicitud
de patente para la idea de prevenir la degeneración macular mediante el bloqueo
de aSMase.
"Los
datos epidemiológicos están ahí y ahora tenemos datos del ratón bastante
convincentes. Los perfiles de seguridad de estos fármacos se han documentado
durante décadas. Realmente, no hay garantía de éxito, pero se necesita una
manera de prevenir la degeneración macular. Soy realista, pero tengo la
esperanza de que un mejor conocimiento de este proceso de la enfermedad podría
ser la clave", concluye.
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