La
terapia génica y el uso de células madre curarán cegueras irreversibles en 2020
Expertos
en oftalmología de todo el mundo debaten en una jornada científica en Barcelona
los retos actuales de la especialidad.
Oftalmólogos
de todo el mundo, expertos en biología molecular, genetistas y especialistas en
nanotecnología, han sumando esfuerzos para que el valle de la muerte (o «death
valley» en ingles), ese hueco o gap existente entre la investigación básica y
la práctica clínica, se acorte en oftalmología. Especialistas en enfermedades
degenerativas de la visión de todo el mundo han avanzado hoy en el marco de un
debate científico celebrado en Barcelona que en solo diez años muchos tipos de
ceguera irreversible podrán curarse gracias a la combinación de la terapia
génica, el uso de células madre y la tecnología de última generación.
El
oftalmólogo Jordi Monés, director de la Barcelona Macula Foundation y uno de
los impulsores de la conferencia, promovida por Biocat y la Obra Social La
Caixa, asegura que en 2020 «alguna de las líneas de investigación que
actualmente están en marcha llegará a la práctica clínica y muchas de
enfermedades degenerativas que afectan a la retina, la principal causa de
ceguera en el mundo occidental, tendrán una solución clínica». «De 50 líneas de
investigación, fallarán 40, pero habrá 10 que funcionarán», añade Monés.
Ensayos
«esperanzadores»
Según
explica el oftalmólogo, ya existen algunos «ensayos esperanzadores» que
empiezan a dar sus primeros resultados, como ha ocurrido en el caso del uso de
células madre para regenerar la retina. «Hay una publicación que demuestra que
las células ya se han implantado, han crecido al lado de las células de la
propia persona y han habido ciertas mejoras», señala el especialista. Advierte,
sin embargo, de los riesgos del uso de células madre. «Hay prudencia a la hora
de aprobar los ensayos con estas células porque, pese a demostrarse su
potencial regenerador, pueden tener importantes efectos secundarios», dice el
responsable de la Barcelona Macula Foundation. Recuerda, en este sentido, que
el uso de esas células puede causar «inestabilidad genética» y asociarse a
riesgo de cáncer.
«Chips
en el cerebro»
Monés
también ha apuntado hacia las investigaciones en el ámbito de la genética, que
avanzan para lograr «cosas impresionantes como implantar chips biológicos» en
el ojo, «infectando las células de la retina para que sean capaces de recibir
la luz», o «en el cerebro, para que no sólo detecte la luz sino que pueda
interpretarla».
El
oftalmólogo ha destacado la importancia de la prevención, especialmente en
personas con predisposición genética a padecer estas patologías de la visión.
«Es importante que eviten los factores de riesgo» porque, según explica, pueden
provocar que se desencadena la enfermedad, cuando está en una fase latente.
En el
mundo hay 285 millones de personas con problemas de visión, según datos de la
Organización Mundial de la Salud (OMS), que se ha propuesto eliminar las formas
de ceguera que se pueden prevenir de cara al 2020.
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