"La capacidad de superación está por encima de los límites que nos fijamos"
- Invidente de nacimiento, este cantante navarro ha ido a Eurovisión, ha escalado el Aconcagua, el Mont Blanc y el Kilimanjaro, y ha corrido diez maratones
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¿De dónde nace ese afán de superación y esas inagotables ganas de lucha?Curiosamente, yo creo que nacen de la ceguera. Yo nací ciego y tuve que aprender a vivir con la falta de vista. Eso, posiblemente, es lo que a mí me ha ayudado a desarrollar esa capacidad de superación, de lucha, de trabajo, de esfuerzo, de constancia, de tenacidad ante la vida. Creo que soy así precisamente por haber nacido ciego.
¿Cómo fue su infancia en una familia de seis hermanos en los que tres tenían problemas visuales?
Para mí fue relativamente fácil adaptarme a esa realidad. Tengo muy buenos recuerdos de mi infancia. Sobre todo en el entorno familiar. Pero por mi ceguera yo no podía estudiar en una escuela normal y me tuve que ir a un colegio para ciegos de Pontevedra, durante nueve años. Veía a mi familia solo en vacaciones. ¿Os imagináis con 6 años tener que dejar tu familia, tu ciudad, irte a 900 kilómetros y, prácticamente, estar todo el año fuera? Ahora me he dado cuenta de que aquello me ayudó a desarrollar una personalidad más independiente, con más capacidad de adaptación ante las cosas. Aunque en aquel momento me pareció bastante duro, la vida me ha demostrado que fue positivo. Y tengo muy buenos recuerdos del colegio, de todo lo que aprendí y de la gente.
¿Quién fue la persona que más le ayudó en los primeros años de su vida?
Mis padres y mis hermanos son un referente muy importante en mi vida. Y la Organización Nacional de Ciegos (ONCE) ha sido fundamental. Yo siempre digo que he tenido la suerte de nacer ciego en el país más interesante del mundo para los ciegos, el mejor con diferencia. Tenemos la mejor organización del mundo y eso es una suerte. La ONCE me ha ayudado muchísimo y eso es algo que debo reconocer.
Durante años utilizó el bastón para moverse, pero desde el año 2000 cuenta con la ayuda de un perro guía. ¿Cómo fue la adaptación a vivir guiado por un perro?
Ir acompañado de mi perro Kron es ideal. Es como si ahora alguien pasa de andar en bicicleta a llevar un Ferrari. Moverse con bastón requiere muchísimo esfuerzo de concentración en lo que estás haciendo. Un ciego con un bastón camina para llegar a los sitios y, sin embargo, con un perro anda y disfruta de lo que le rodea, puede pasear. Te permite disfrutar mucho más y te da más seguridad a la hora de moverte, más rapidez, más agilidad... no tiene nada que ver.
Con Xifo, su primer perro, estuvo 10 años y a su muerte llegó Kron, que le acompaña en la actualidad. ¿Le costó mucho el cambio?
No, qué va. Lo que cuesta es adaptarte a la muerte de tu perro. Eso sí que es duro (suspira y se tapa la boca con las manos), es un duelo tremendo. Es como si se te muere alguien de la familia. Xifo murió el 3 de enero del año pasado y a Kron me lo dieron el 3 de mayo, o sea, cuatro meses en los que yo lo pasé fatal... fue como volver a quedarme ciego otra vez. Y cuando me dieron a Kron fue como si recuperara en parte la vista.
Desde niño empezó a estudiar música. Con 17 años creó su propia orquesta y luego emprendió su carrera en solitario en la que ya ha publicado 7 cd y ha representado a España en dos ocasiones en el Festival de Eurovisión. ¿Cómo puede tocar música sin leer las partituras?
Los ciegos no podemos leer y tocar el piano a la vez. Eso tiene una pega y una ventaja: la pega es que todo lo tienes que aprender de memoria y es muy duro. Hay que coger una partitura e ir aprendiéndola poco a poco, trozo a trozo. Primero la mano derecha, luego la izquierda y luego unirlas. Es un trabajo realmente muy complicado. Pero también tiene la ventaja de que te ayuda a desarrollar la memoria.
Siempre ha dicho que borraría del diccionario las palabras inválido y discapacitado, que no le gustan porque todos tenemos menos capacidades para algo. ¿Le costó mucho asumir sus limitaciones?
No, porque creo que es el principio de la autoaceptación. Cuando uno asume esas limitaciones, lo que tiene que hacer es aprender a potenciar sus capacidades para paliar esas carencias. Pero yo no me siento menos válido que nadie. Por eso no me gustan las palabras "discapacitado" o "minusvalía". Parto de la base de que todos tenemos discapacidades porque no valemos para todo, no estamos dotados para saber hacer cualquier cosa en la vida. Entonces, o todos nos consideramos minusválidos o no me parece acertada esa nomenclatura porque yo no me siento así. Somos diversos desde el punto de vista funcional: a nivel psíquico, físico, sensorial, eso es lo que nos diferencia. Yo no puedo conducir un coche de Fórmula 1 como Fernando Alonso, pero él no puede tocar el piano como yo. Entonces él es discapacitado para tocar el piano y yo lo soy para conducir un coche. Por eso no me gustan esas palabras, porque se usan para catalogar a la gente y a veces las impregnan de un sentido peyorativo con el que no estoy de acuerdo.
¿Cuándo comprendió que es capaz de hacer las mismas cosas que los demás?
Cuando comprendí que no era capaz de hacer las mismas cosas que los demás. Es decir, yo no tengo que ser capaz de hacer lo mismo que tú, ni tú tienes que ser capaz de hacer lo que yo hago. Yo solo tengo que ser consciente de lo que soy capaz de hacer y potenciarlo. Nadie puede hacer las mismas cosas que los demás. No pasa nada, eso es lo que nos hace diversos y, en mi opinión, más interesantes.
Atletismo, montañismo, ciclismo, submarinismo, paracaidismo, piragüismo, músico, bailarín, actor… ¿Su ceguera le ha impedido realizar algo que quería hacer?
No tengo esa sensación, porque he aprendido a autoaceptarme. He tenido la suerte de tener mi propia luz interior que me hace ser consciente de lo que soy realmente. No tengo la sensación de haberme perdido nada o de no poder hacer cosas que me gustaría hacer. Quizás también porque tengo un sentido práctico de la vida muy fuerte y procuro encarrilar mi energía en aquello que puedo conseguir. Algunas cosas me han costado más, pero soy de las personas que me gusta empezar algo y terminarlo. No me gusta dejar cosas a medias. Hay una frase que dijo un político, Alfonso Guerra, cuando le preguntaron qué era para él la felicidad. Él contestó: "La felicidad consiste en colocar la ambición cerca de los objetivos que se pueden alcanzar". A mí me pareció una gran frase y con mucho contenido filosófico.
Después de haber realizado el Camino de Santiago seis veces en bici. ¿Qué sintió al realizar el Camino de los Satélites a pie?
Sin duda me gustó más hacerlo andando, es distinto. Yo formaba parte del proyecto del Camino de los Satélites en el que teníamos que elaborar un informe de accesibilidad de la ruta jacobea para personas con discapacidad, intentando paliar las carencias de visión o de movilidad apoyándonos en herramientas tecnológicas. Para demostrar que se podía hacer el Camino de Santiago. Y, desde luego, los ciegos lo pueden completar perfectamente. Lo hicimos en 30 etapas y fue una experiencia muy bonita y gratificante, pero muy dura.
¿Qué han supuesto este tipo de innovaciones tecnológicas en su vida diaria?
No te lo puedes ni imaginar. Es impresionante. Han supuesto un nivel de integración mucho más alto a todos los niveles, así como una mayor autonomía personal e independencia. Yo me manejo con el ordenador igual o mejor que muchas personas que ven, porque no todo el mundo tiene facilidad para la informática. Consulto sin problemas desde el banco hasta el correo electrónico, Twitter, Facebook, absolutamente todo. Lo hago con dos ordenadores, uno portátil, con sistema Windows, y luego un lector de pantalla, que permite configurarlo como tú quieras, para ir a cada parte de la página con rapidez. Creo que me manejo incluso más rápido que muchos con ratón pero utilizando los comandos del teclado. Pero tuve que aprender un programa con 125 comandos. Y luego tengo un ordenador especial (lo saca del bolso, lo enseña e, incluso, se pone a escribir en él para mostrar cómo funciona). Es un tomanotas con muy pocas teclas, que a través de combinaciones me permite escribir y leer el texto en braille. Lo puedo conectar al ordenador y entonces también me aparece en braille lo que está en la pantalla. Esto es un adelanto impresionante.
¿Y el móvil?
El móvil también lo tengo altamente adaptado y puedo entrar desde él a Facebook, a Twitter y, con los códigos bidimensionales, puedo ir a un museo, con la cámara del teléfono hacer una foto y tener toda la información de un cuadro. Sin duda, las nuevas tecnologías han supuesto un avance importantísimo y cada vez más.
Al margen del deporte, también ha trabajado como actor, presentador, ha hecho un musical y ha participado en el programa de televisión ¡Mira quién baila! (donde quedó 2º) y en uno similar en Argentina. ¿Cómo consiguió bailar sin ver a la persona que le enseñaba los pasos?
Es una de las ventajas que tiene no ver... ¡tocando! (bromea). Así es como tenía que aprenderme los pasos. Fue un trabajo bonito y gratificante a la vez que duro. Trabajábamos una media de seis horas diarias, de lunes a viernes y luego el programa. Las coreografías las aprendía paso a paso, repitiendo y repitiendo. Pero todo se consigue en la vida. Eso prueba, una vez más, que la capacidad de superación está por encima de los límites que nos fijamos nosotros mismos y que la sociedad nos marca. Eso es lo bueno, ¿no? El saber que no hay que decir no a nada, que hay que intentarlo siempre. Nos podemos sorprender a nosotros mismos haciendo cosas que nunca hubiéramos imaginado que íbamos a ser capaces de hacer.
En la actualidad está estudiando Psicología en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) con el apoyo de la ONCE. ¿Le sirve lo que está aprendiendo para las charlas que imparte o se basa más en las experiencias de su vida?
Sin duda que me sirve. Ha sido un hallazgo en mi vida porque yo jamás imaginé que iba a poder dar charlas de motivación y de autorrealización. Llevo ya unos años haciéndolo y es una faceta profesional en la que me siento muy realizado. La carrera me ayuda pero lo que yo cuento en las charlas es mi experiencia vital. Cómo he aprendido a sobreponerme a la falta de visión y mis estrategias para afrontar las dificultades.
¿Qué siente al pensar que lo que dice o su experiencia puede ayudar a otras personas con dificultades?
Me siento útil y eso es muy positivo. La sensación de saber que con tu experiencia, con aportar tus conocimientos o tu aprendizaje puedes estar ayudando a otras personas es muy interesante. Te da ese sentido de utilidad en la vida. Difícilmente podemos disfrutar de nada en la vida si no somos capaces de compartirlo con los demás.
Fuente: http://www.diariodenavarra.es/
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