La enfermedad, llamada retinosis pigmentaria, es incurable y acaba en
ceguera total.
Cuba, único país con la técnica para detener la ceguera
nocturna
Las posibilidades de paliar sus efectos son muy altas en 84% de los casos,
con un diagnóstico oportuno, indicó el asesor médico Obel García
Actualmente, los pacientes mexicanos pueden acceder a los servicios de salud
de la isla mediante el Centro de Medicina Integral y Cubana
Un deficiente desempeño escolar y el terror nocturno que padecen
algunos niños, así como los accidentes de tránsito en pasos a desnivel, pueden
ser ocasionados por la retinosis pigmentaria (ceguera nocturna), enfermedad que
daña la vista, no se cura y en sus etapas más avanzadas lleva a la persona que
la padece a la pérdida total de la vista.
Lo común para los afectados es que ante el diagnóstico de este padecimiento
los médicos, en general, les advierten sobre la importancia de que
aprovechen el tiempo y aprendan el sistema braille de lecturaantes de quedar totalmente ciegos. En Cuba es diferente, porque es posible ofrecer a los pacientes una alternativa para detener la progresión de la enfermedad y en algunos casos, incluso, para revertir parte del daño.
Obel García Santana, asesor médico cubano, quien durante más de 10 años
estuvo al frente del Centro de Medicina Cubana, explicó que las posibilidades de
paliar los efectos de la retinosis pigmentaria son muy altas –84 por ciento de
los casos–, sobre todo cuando se logra un diagnóstico temprano.
México, beneficiado
La prioridad que dan en la isla al desarrollo de la investigación
científica y a la atención en salud permitió que el doctor Orfilio Peláez,
especialista en oftalmología, pusiera en práctica hace más de 30 años una
técnica quirúrgica específica para el tratamiento de la ceguera nocturna.
Cuba es el único país del mundo donde se realiza el procedimiento, aseguró
García, y los pacientes de 82 países –México incluido– se han podido beneficiar
del mismo. Para ello, el Centro de Medicina Cubana fue durante este tiempo el
enlace con los centros hospitalarios cubanos.
En febrero de este año el centro cerró sus puertas, pero se quedó a cargo de
la atención de personas afectadas por ésta y otras enfermedades el Centro de
Medicina Integral y Cubana, cuya médico titular, Candy Pérez Suárez, cuenta con
la capacitación para apoyar a los pacientes.
Pérez Suárez, explicó el médico cubano, cuenta con el entrenamiento en las
técnicas de la medicina cubana y en las terapias de apoyo para el seguimiento de
las personas atendidas en La Habana.
En el Centro de Medicina Integral y Cubana los pacientes pueden acceder a
tratamientos de ozonoterapia y mangenoterapia, entre otros, básicos para dar
continuidad a las cirugías para el control de la ceguera nocturna y otros
padecimientos.
El centro es ahora el enlace entre los pacientes y los servicios de salud de
Cuba, primero para realizar un diagnóstico inicial y determinar si la persona es
candidata a recibir la atención clínica en la isla, luego para programar el
viaje y la cita en alguno de los hospitales y, finalmente, para que a su regreso
los pacientes cuenten con el seguimiento y vigilancia necesarios.
En el caso de la retinosis pigmentaria esto es fundamental, porque aunque la
cirugía detiene el avance de la afectación visual, es probable que en algún
momento se reactive y lo importante es detectarlo lo más pronto posible,
advirtió García.
El problema afecta a 0.3 por ciento de la población mundial, aunque ésta es
apenas una estimación, porque los métodos para el diagnóstico certero requieren
de equipo altamente especializado, que no existe en cualquier lado.
Detalló que la ceguera nocturna se manifiesta cuando al entrar en lugares
oscuros, como el cine, la persona es incapaz de adaptar su vista a ese espacio y
mientras permanecen ahí no pueden ver nada a su alrededor. En cambio, en los
individuos sanos, al cabo de unos minutos su vista se adapta y pueden distinguir
personas y objetos.
En la infancia se detecta cuando, a pesar de acudir al oftalmólogo, los niños
no alcanzan a ver lo que se escribe en el pizarrón y más bien presentan una
fotofobia exagerada, es decir, la dificultad para permanecer en lugares con
mucha luz. También son los pequeños que le tienen terror a la oscuridad. Explicó
García que para ellos entrar a una habitación sin luz es como si les taparan los
ojos.
La razón es la pérdida de las células conocidas como bastones, que sirven
para la adaptación nocturna de la vista. Conforme avanza la enfermedad, los
pacientes van perdiendo campo y agudeza visual, y llega el momento en que logran
ver lo mismo que cualquier otra persona a través de un cañón de escopeta. Al
final, la ceguera es total.
Ovel García también resaltó que el sistema de salud de Cuba tiene
alternativas terapéuticas para una gama amplia de padecimientos, pero sobre todo
para los casos como la retinosis pigmentaria y el vitiligo (mal del pinto), así
como servicios de atención integral para males neurológicos y problemas de
adicciones.
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