Los problemas de visión adquieren una
vital importancia en la vida diaria de las personas mayores.
Ante la aparición
del más mínimo signo de alarma, como visión borrosa, deslumbramientos más
frecuentes o potentes de lo normal o disminución de la visión, se debe acudir
al óptico-optometrista como profesional primario de la visión para diagnosticar
la causa de la alteración y, con ello, poner el tratamiento adecuado lo antes
posible. Una visión deficiente es causa de caídas, de miedo a salir a la calle
y de falta de relación con el entorno.
Las guías de recomendaciones de salud
en las personas mayores aconsejan que, al menos una vez al año, la persona
mayor se someta a una revisión ocular.
En este sentido, es fundamental que a
partir de una cierta edad, la población se conciencie de la necesidad de acudir
a revisiones visuales con el óptico-optometrista con mayor regularidad en orden
a prevenir estos deterioros y, en su caso, adoptar las medidas adecuadas para
mejorar la función visual.
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