André narra el segundo gol del Sao Paulo desde una de las cabinas del estadio Pacaembú. Su voz suena emocionada, pero sin adornos. No hay tiempo para aspavientos. Se entrena para contar a los hinchas ciegos que asistirán a partidos del Mundial qué pasa en el campo, hacia dónde van los jugadores, con quién se abrazan, cómo es un estadio cuando está alegre.
Este joven administrativo de 26 años debe sacar una foto de la cancha con su voz para que Fabricio pueda verla y decidir si el 2-2 del Sao Paulo contra el Coritiba ha sido un gol tan lindo como todo el mundo dice.
Fabricio es economista, tiene 29 años y le encanta el fútbol. Tanto que no se pierde por la radio ningún partido de su equipo del alma, el Palmeiras, y se le ilumina la cara cuando recuerda la única vez que fue a la cancha a sentir un encuentro de su equipo.
No puede ver el fútbol porque es ciego desde que nació.
“Me encanta venir al estadio, pero no es fácil. Suelo oír los partidos por la radio, pero me pone muy nervioso cuando los relatores cantan esos 'Goooooooooooooolllll' interminables, porque me pierdo muchas cosas”, cuenta.
Este sábado de mayo, Fabricio está en el estadio Pacaembú de Sao Paulo para cambiar eso. Para ajustar las lentes de los que, como André, serán los ojos de todos los espectadores ciegos que asistan a partidos mundialistas en cuatro de los 12 estadios de la Copa: Río de Janeiro, Brasilia, Belo Horizonte y Sao Paulo.
Todos ellos podrán conectarse a través de la radio a una frecuencia de corta distancia que se emitirá desde una cabina de prensa de cada estadio.
Allí estarán André y 15 compañeros más que han sido formados en la narración audiodescriptiva para ciegos y que se repartirán en grupos, una pareja de relatores por partido, en los cuatro estadios a los que la FIFA dotará con esta tecnología.
Hoy es el ensayo general en Sao Paulo. Es casi el final de un camino que comenzó cuando la asociación brasileña para invidentes URECE abrió un proceso de selección al que se presentaron más de 60 candidatos para ser narradores voluntarios durante el Mundial-2014.
“El fútbol en Brasil es una cultura y los deficientes visuales también tienen que tener la opción de vivirlo para poder estar integrados”, dice Gabriel Mayr, coordinador de proyectos de la oenegé.
Con los ojos cerrados
En el mundo, 285 millones de personas padecen deficiencias visuales importantes y en Brasil, se estima que son 6.5 millones los habitantes con baja visión, según cifras oficiales. Como al resto, a muchos les gustaría vivir la emoción de asistir a un partido de la Copa del Mundo.
De eso se dio cuenta Martin Zwischenberger hace diez años. Este periodista deportivo austríaco fue un día a un museo de Viena donde al visitante se le ofrecía la oportunidad de conocer la exposición como un invidente.
Los guías eran ciegos y narraban el recorrido de forma audiodescriptiva, es decir, dando todos los datos que las personas con una visión normal considerarían redundantes.
A Martin le impactó tanto la experiencia que acabó llevándose a un grupo de 50 invidentes a 'ver' un partido de fútbol que él mismo narró para ellos.
A partir de ahí inició un viaje para crear un nuevo lenguaje que cuente el fútbol a quien no puede verlo, pero sí sentirlo. Así acabó vinculándose al CAFE (Centro de Acceso al Fútbol en Europa), que hoy le ha llevado como formador de narradores hasta Sao Paulo, previo paso por Rio y Brasilia.
“Este proyecto me ha dado enormes satisfacciones. Durante la Eurocopa 2012, un grupo de 20 aficionados ciegos que estaba siguiendo la audiodescripción fueron los primeros en levantarse a cantar un gol. Como tardaron unos segundos en escuchar a sus vecinos celebrarlo, pensaban que había sido un fallo nuestro”, recuerda riéndose.
El partido ha acabado y Fabricio se quita los auriculares, toma su bastón y entra en la cabina de relatores. Allí le esperan los voluntarios ansiosos por saber qué le ha parecido.
“Me ha encantado la experiencia, me he sentido mucho más dentro del partido”, afirma Fabricio antes de chequear un mensaje de chat en su celular sonoro.
Zwischenberger se va contento de Sao Paulo. Los voluntarios han conseguido convertir el juego en palabras. Y Fabricio coincide: el gol de Ademilson ha sido precioso.
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