El procurador brasileño Ricardo Tadeu da Fonseca, un abogado que perdió la visión cuando estudiaba derecho y que durante 18 años trabajó sin inconvenientes en el Ministerio Público, se convirtió en el primer ciego en ser nombrado como juez en la historia de Brasil.
Da Fonseca, de 50 años y especializado en justicia laboral, fue nombrado como uno de los miembros titulares del Tribunal Regional de Trabajo del estado de Paraná, con sede en la sureña ciudad de Curitiba, informó la Agencia Estado.
“Estoy realizando un sueño que tuve al comienzo de mi carrera y que me fue negado” , aseguró el deficiente visual, quien relató que hace 20 años disputó un concurso público para intentar ser nombrado juez y, pese a que estaba entre los mejor calificados en las pruebas, fue descartado en el examen médico por ser ciego.
En la época, pese a las protestas de varios abogados, un tribunal determinó que una persona invidente no tenía condiciones de desempeñarse como juez, ya que no podría leer los procesos.
Pese a que domina el lenguaje braille, para su función como procurador en procesos laborales, Da Fonseca se vale de los funcionarios de los juzgados que tienen que leer los procesos públicamente o de asesores que le leen lo que necesita.
El nuevo juez considera que puede utilizar el mismo método para conocer los procesos y dictar las sentencias.
Da Fonseca fue uno de los abogados que participó en representación de Brasil en la redacción de la Convención Internacional sobre Derecho de Personas con Discapacidad, aprobada por las Naciones Unidas en diciembre de 2006.
Pese a que el abogado sufría de deficiencia visual parcial desde su nacimiento como consecuencia de una parálisis cerebral, consiguió completar sus estudios primarios y secundarios en escuela convencional.
A los 23 años, cuando cursaba tercer año en la facultad de derecho, perdió totalmente la visión.
Da Fonseca siguió sus estudios con la ayuda de colegas que grabaron el contenido de los libros en casetes y gracias a que sus profesores aceptaron tomarle las pruebas oralmente.
Tras varias dificultades para conseguir empleo, finalmente fue contratado como asesor de un juez en un tribunal laboral de la ciudad de Campinas, en donde desarrolló su carrera como abogado y como procurador en procesos laborales.
En 1991, una año después de que fuera impedido de concluir el concurso para juez, pasó en el sexto lugar en un concurso para procurador de la Justicia Laboral que fue disputado por 5.000 candidatos.
Tras haberse graduado como maestro y doctor en prestigiadas universidades brasileñas, actualmente también se desempeña como profesor en una universidad de Curitiba.
Fuente: El Universal (julio 2009)
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