Tres trasplantes de córnea y varias prótesis han permitido paliar un problema congénito de difícil solución
A sus cuatro años, Josefina empieza a saber lo que es desenvolverse con autonomía. Corretea y juega sin miedo por la casa de su familia de acogida. Ya no se tropieza al caminar ni necesita tocar las cosas para identificarlas. Primero recuperó la visión en su ojo izquierdo, el de mejor pronóstico, y después empezó a ganar algo más en el derecho. Hoy su vista no es perfecta, pero ha pasado de una ceguera casi total a disfrutar de una «visión útil que le permitirá hacer una vida normal, casi con total autonomía», cuenta David Díaz Valle, uno de los cinco oftalmólogos del Clínico San Carlos que han tratado a la pequeña durante los casi tres años que lleva en España.
El éxito no ha sido el resultado de una única operación, sino de doce intervenciones quirúrgicas en las que se ha recurrido a las últimas técnicas, algunas de ellas no utilizadas en pacientes infantiles hasta ese momento. Tres trasplantes de córnea y la colocación de varias prótesis han logrado paliar un problema congénito de difícil solución.
Josefina no nació con un grave trastorno, sino con un cóctel imposible de enfermedades oculares severas que hacían muy difícil su recuperación. Sus ojos tenían glaucoma, tumores en la córnea y un cristalino desplazado que le causaban una ceguera total.
Hoy la pequeña seguiría ciega si no se hubiera topado con los médicos de una ONG española llamada Mujer y Madre que realiza campañas en países pobres para mejorar la salud reproductiva de la mujer. El ginecólogo Fernando Silva estaba operando en el Hospital de Malabo (Guinea Ecuatorial) cuando le llevaron a Josefina. «Ser ciego es lo peor que te puede pasar en un país como Guinea, así que no dudamos en poner en marcha el programa de acogida. Cualquiera lo hubiera hecho», recuerda Silva.
La pequeña llegó a Madrid en mayo de 2007 con apenas año y medio de edad, viendo sólo sombras y con un claro retraso psicomotor. Desde entonces, se han sucedido los tratamientos y las cirugías. No ha sido un camino sencillo. Los ojos de Josefina rechazaron un trasplante de córnea, pasaron por una infección muy grave y por múltiples exploraciones que obligaban a entrar en el quirófano en cada ocasión.
Glaucoma a raya
La última intervención y la más compleja se realizó en diciembre. Durante cinco horas se colocó un implante que permitirá mantener a raya su glaucoma y una córnea artificial muy sofisticada que se importa de Estados Unidos. «Se han puesto muy pocas en adultos y menos en pacientes infantiles. Por lo que nosotros sabemos, nunca se había reconstruido la función visual de un paciente infantil gracias a la combinación de tantas intervenciones punteras», asegura Díaz Valle.
«Su pronóstico ahora es bueno, aunque en estos casos nunca se puede hablar de cura definitiva. Necesitará una supervisión médica durante toda su vida», puntualiza Julián García Feijóo, de la Unidad de Glaucoma del Clínico. Queda aún por saber cuál es la agudeza visual que se ha logrado. A su edad aún es difícil valorarla. De momento, se le han puesto unas gafas con muy poca graduación que le ayudan a manejarse mejor y, sobre todo, a proteger sus delicados ojos de agresiones exteriores.
Fuente: http://www.diariosur.es/v/20100220/sociedad/combinacion-tecnicas-pioneras-devuelve-20100220.html
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