Uno de los problemas que enfrenta este sector social es la falta de infraestructura adecuada para las necesidades de las personas invidentes.
Desde hace 20 años, Nazario Acevedo comenzó a perder la vista. Ahora a sus 40 años de edad, el hombre sólo puede percibir la luz de cuando el sol sale y se oculta; sin embargo, los colores y los rostros de nuevas personas no los conocerá; Nazario, desde hace dos décadas, vive con las imágenes de colores y figuras que observó cuando era niño y adolescente, ahora sólo han quedado registrados en su memoria.
Para el hombre, lo más difícil a lo que se enfrenta como ciego total, es a la falta de infraestructura para su movilidad y a la insensibilidad de las personas por su discapacidad; condición que lo ha obligado a vender chicles en la calle por falta de oportunidades de empleo.
De acuerdo con datos proporcionados por Unión de Minusválidos de Querétaro (UMQ), 90 por ciento de los ciegos y débiles visuales que estudian algún oficio, para ser autosuficientes, no son contratados. En esta escuela para ciegos e invidentes se atiende a 87 personas, a quienes se les imparten talleres y enseña algún oficio. Sesenta por ciento de los alumnos son mayores de 40 años de edad.
“Nosotros, para todas las personas, somos invisibles. El mundo sólo está construido para las personas que ven, para nosotros no. Yo fui a la escuela de ciegos y, aunque estoy capacitado nadie me da trabajo y no solo es eso, sino que es desde el transporte público, hasta caminar por las calles, no hay nada hecho para nosotros, somos invisibles”, dijo Nazario.
Para Nazario la vida ha sido difícil, pues creció en una familia en condiciones de extrema pobreza, en la que el alimento, vestido y vivienda siempre le faltó a él y a su hermano, quien también es ciego total.
Cuando los hermanos comenzaron a perder la vista, no fueron al médico por falta de recursos económicos y seguro social; hasta que fue demasiado tarde y el daño en sus ojos fue irreversible; Nazario no recuerda el nombre de su padecimiento, pero explica que los médicos le informaron que su problema se desencadenó por desnutrición.
La única familia de Nazario es su hermano, por lo que decidieron cuidar uno del otro y compartir los gastos de manutención, quienes de la venta de dulces los dos obtienen (al día) 30 pesos cada uno, lo que deben administrar para pagar alimentación y transporte.
FUENTE: http://amqueretaro.com/2014/07/la-ciudad-ayuda-los-invidentes/.html#sthash.0FEYp9dY.dpuf
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