Según fuentes de la DGT, en el año 2012 con un parque de vehículos de 33.372.871 unidades (ciclomotores incluidos), se dieron en España 83.115 accidentes de circulación con víctimas, con un resultado de 1.903 muertos y 10.444 heridos graves. En carretera, el grupo más afectado es el de 25 a 34 años, mientras que en urbana el más afectado es de los mayores de 65 años. Obviamente, poseer una buena calidad de visión es de vital importancia en la tarea de conducir un vehículo.
Las cifras de los accidentes en carretera aumentan con la llegada de los meses de verano. 4 millones de personas aprovechan para planificar sus vacaciones estivales, suponiendo un notable incremento en el número de vehículos que se desplazan por toda la geografía nacional.
Se considera que el ambiente (trazado de vía, clima y señalización) puede influir en el 18% a 20% de los accidentes. Por su parte, los vehículos influyen en una cantidad que ronda del 4% al 6%.
Pero son los errores humanos los que se encuentran en cerca del 90% de este tipo de siniestros. Las distracciones y fatigas visuales provocadas por una visión deficiente de los conductores pueden tener mucha influencia en la mayoría de estos accidentes. Según estudios recientes, entre 3 y 5 de cada 10 conductores pueden no usar la graduación correcta que les corresponde.
Esto limita su agudeza visual y sus percepciones, provocando una inadecuada visión de señales y elementos de la vía, distracciones y errores de cálculo en las distancias respecto a otros vehículos o en las velocidades mantenidas. Detrás de estos errores existen limitaciones naturales relacionadas con la visibilidad durante la noche, la visión periférica, la estimación de la velocidad y las distancias, el procesamiento de la información por el cerebro y otros factores fisiológicos asociados que influyen en el riesgo de participar en el accidente.
En este sentido, se debe destacar que un 80% de la información que recibimos llega a través de nuestros ojos y el 90% de las decisiones que tomamos frente al volante depende directamente del estado de nuestra visión.
Por ello, es necesario acudir a las revisiones del Óptico-optometrista al menos una vez al año. Una evaluación personalizada de las condiciones visuales por este profesional sanitario juega un papel fundamental,especialmente cuando se tenga previsto realizar actividades donde la agudeza visual, la sensibilidad cromática, la estereo-agudeza, el campo visual o la adaptación a la oscuridad adquieran gran importancia, como sucede en este caso.
A continuación os mostramos una serie de consejos, advertencias y estudios sobre la relación existente entre la visión y la conducción.
CONDUCCION NOCTURNA:
Según estudios recientes, al 40% de los conductores no les resulta seguro conducir de noche, debido a la pérdida o disminución de su capacidad visual. En condiciones de visibilidad reducida, solo el 25% de usuarios al volante se sienten cómodos. Entre los motivos de inseguridad más frecuentes se encuentran la pérdida de capacidad visual en zonas poco iluminadas, menor contraste, mayor deslumbramiento y visibilidad borrosa.
Los accidentes que se producen por la noche son, en proporción a los del día, más numerosos y más graves. En horas de baja luminosidad se produce el 40% de los siniestros, pese a que la frecuencia del tráfico es menor comparado a otras franjas horarias.
Esto se debe parcialmente al poco alumbrado de las carreteras y al deslumbramiento al que el conductor está expuesto procedente de múltiples fuentes (otros vehículos, reflejos de la luz de los faros con las señales de la carretera, dispositivos lumínicos, etc.).
Durante la conducción nocturna se produce también una importante disminución de la agudeza visual, más marcada en las personas mayores de 50 años. Precisamente, de noche se reduce hasta en un 70% y el sentido de la profundidad es hasta 7 veces menos eficaz. Un conductor con un 50% de agudeza visual requerirá entre 5 y 100 veces más iluminación para detectar un objeto de noche que un conductor con una agudeza del 100%.
A esto se une la conocida miopía nocturna. De noche y con muy baja iluminación funciona más la retina periférica que la retina central debido a la dilatación de las pupilas por lo que todos los conductores sufrimos puntualmente unos pequeños cambios refractivos de -0,75 dioptrías en adelante.
Estos problemas pueden agravarse si el conductor posee:
• deficiencias visuales como la miopía, astigmatismo o hipermetropía.
• patologías oculares crónicas asociadas como cataratas, glaucoma o retinopatías.
• patologías oculares leves como conjuntivitis, queratitis u ojo seco.
• patologías oculares crónicas asociadas como cataratas, glaucoma o retinopatías.
• patologías oculares leves como conjuntivitis, queratitis u ojo seco.
Por ello, insistimos en la necesidad de acudir a las revisiones visuales con el Óptico-optometrista. Un buen estado visual garantiza un menor riesgo en la carretera.
CONDUCCION Y LAS GAFAS DE SOL
La conducción bajo condiciones de alta iluminación está asociada a los riesgos existentes por deslumbramiento, debido a la radiación solar que pueda existir durante la realización de dicha actividad. Por ello, es conveniente utilizar gafas de sol homologadas que permitan bloquear esos destellos y evitar pérdidas de visión repentinas que hagan variar la trayectoria del vehículo, haciendo esta actividad más confortable, segura y placentera.
Las gafas de sol más recomendables para conducir son las que poseen una categoría de filtro solar inferior a 4. Sin embargo, las categorías 1, 2 y 3 tampoco son válidas para la conducción nocturna, puesto que se pierde luminosidad y todo se percibe más oscuro, perdiendo así visibilidad.
Es muy importante que, independientemente de su color, los lentes solares no alteren ni modifiquen sustancialmente los colores naturales de los objetos y del entorno que estamos mirando. Es decir, si tenemos unas lentes verdes no podemos verlo todo verde. Los colores de filtros de protección solar más utilizados son el marrón, el verde y el gris y deben aumentar el contraste y permitir la percepción de los colores con muy pocas alteraciones.
Los filtros naranja o amarillos son adecuados para utilizarlos en condiciones de baja luminosidad, como con niebla, nublados intensos o en la conducción de noche, ya que favorece un aumento de los niveles del contraste, por lo que NO son válidos para utilizarlos en días soleados.
Los filtros polarizados, además de filtrar el exceso de luminancia, eliminan los reflejos horizontales que pueden llegarnos del agua, el asfalto o superficies brillantes, evitando el deslumbramiento provocado por los reflejos más molestos del sol.
Por su parte, es recomendable que las gafas cubran la mayor parte de la cara del usuario, sobre todo al conducir motocicletas o vehículos con ventanas abiertas. Esto impediría que entren en el globo ocular partículas de polvo procedente del aire, de los otros vehículos de la vía o de los diferentes elementos del paisaje.
En este sentido, los Ópticos-optometristas recomiendan a la población que acuda a las revisiones, al menos, una vez al año y antes de emprender viajes largos, con el fin de evaluar y detectar posibles errores en la refracción del usuario y prescribirle métodos de compensación o solución como gafas o lentillas con su graduación real, con el fin de compensar adecuadamente sus defectos refractivos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario