Cuando la mujer de Bryan Shaw detectó por primera vez una mancha blanca en la pupila de su hijo pequeño, al instante empezó a preocuparse por si pudiese ser algo grave. Su marido, restándole importancia, argumentó que no debía preocuparse excesivamente. Sin embargo, poco más tarde, tras dirigirse a una r evisión rutinaria del doctor se dio cuenta de que verdaderamente su mujer tenía razones para estar asustada. Con solo cuatro meses, el pequeño Noah presentaba un extraño tipo de cáncer conocido como 'retinoblastoma', un tumor canceroso que se desarrolla en la retina por una mutación en la proteína RB. La afección se presenta en mayor parte en niños pequeños, representando el 3% de los cánceres padecidos por menores de quince años.
Aunque para poder extirpar el tumor sus padres se vieron obligados a ver como los médicos tenían queprivarle de su ojo derecho, dentro de las circunstancias, Noah tuvo suerte en cierto modo. Muchos otros pequeños mueren como consecuencia de esta enfermedad si el diagnóstico no es llevado a cabo a tiempo. En este contexto, el cáncer se extiende directamente a través del sistema nervioso al cerebro imposibilitando cualquier acción para poder salvar la vida del paciente. De los 8.000 casos de este tipo que se dan cada año en el mundo, alrededor de la mitad no consiguen superar su decimoquinto cumpleaños.
Como consecuencia de todos los acontecimientos, el padre, Shaw, se sintió culpable por haber intentado desdramatizar una situación que verdaderamente podría haberse convertido en dramática, y como profesor de química, decidió cuestionarse qué es aquello que podría haber hecho de una forma diferente para haberse percatado de la situación de su hijo y de su enfermedad con anterioridad. Consultando las fotos de su pequeño, llegó a la conclusión de que en ellas, incluso en las que se realizaron tan solo 12 días después de su nacimiento, podían verse e videncias de 'leucocoria' o 'mancha blanca', el síntoma principal del retinoblastoma.
De este modo, reparando en esta circunstancia fue cuando se percató de que quizás las fotos digitales podrían haber sido una clave para diagnosticar con más rapidez la enfermedad.
Por ello, sin perder más tiempo ha trabajado junto a varios desarrolladores en la creación de una aplicación capaz de hacer aquello que él no acertó a realizar a tiempo: escanear las fotografías buscando síntomas que permitan advertir una posible enfermedad ocular.
El funcionamiento principal de esta aplicación gratuita que verá la luz a finales de este verano consiste en comparar la imagen que se escanea por medio de un detector ocular con una base de datos que examina el crecimiento de múltiples casos de 'leucocoria'.
El funcionamiento principal de esta aplicación gratuita que verá la luz a finales de este verano consiste en comparar la imagen que se escanea por medio de un detector ocular con una base de datos que examina el crecimiento de múltiples casos de 'leucocoria'.
Con ello, advierte Bryan Shaw, no solo se pretende prevenir sobre enfermedades similares e intentar detectarlas a tiempo con el menor registro de 'falsos-positivos' posibles, sino, por encima de todo, concienciar de que es imprescindible continuar con las revisiones médicas, así como destacar, sobre todo, que los primeros pediatras deben ser los padres, pues son quienes más tiempo pasan con sus hijos y más cuidados deben ofrecerles.
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