Si una persona va por la calle con un
bastón de color verde significa que necesita ayuda, que ve muy poco, pero que
no es ciego. Con el impulso de la Asociación Latinoamericana de Baja Visión,
“El derecho a ver”, se celebró ayer el Día del Bastón Verde y el domingo
finaliza una semana de difusión para concientizar acerca de la problemática de
las personas que tienen disminución visual. En 2002 se sancionó la Ley 25.682,
que “determina el uso de Bastón Verde como instrumento de orientación y
movilidad para personas que tienen Baja Visión”. Sin embargo, la ONG afirma que
el Estado no los cubre y exige que se garantice su abastecimiento, como dice la
norma.
En el país lo usan 1.500 personas y hay una extensa lista de espera, entre ellos
unos 300 menores de 16 años. Perla Mayo, maestra de ciegos y presidente
de la ONG, señaló que “cada vez los necesita más gente, porque hay más adultos
mayores con problemas de baja visión –maculopatía o glaucoma– y también más
prematuros que nacen con trastornos madurativos de la retina”.
“Un bastón cuesta entre 400 y 500 pesos,
es de acero, se pliega en cuatro partes como los blancos, pero es más gruesos,
con la intención de que sirva de apoyo”, informa Mayo. Y amplía: “Los
importados, en su mayoría provenientes de China, son más baratos, pero hay complicaciones para que entren al
país porque no son considerados elementos de uso sanitario ”.
La semana que viene la asociación
entregará bastones verdes: tienen un cupo limitado, que pudieron comprar
gracias a donaciones. Los interesados pueden escribir a:
info.centromayo@gmail.com
Los problemas de baja visión no pueden
resolverse con cirugías ni lentes, pero hay tratamientos que mejoran mucho la
calidad de vida del paciente. Técnicamente, la persona que la sufre tiene una
agudeza visual inferior a 3/10 o un campo visual reducido en 20 grados. Los
síntomas son visión borrosa, pérdida de la visión central, pérdida de contraste
y pérdidas múltiples del campo visual.
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