DISCAPACIDAD
VISUAL: CONCEPTO
Para la
OMS, discapacidad es "Cualquier restricción o carencia (resultado de una
deficiencia) de la capacidad de realizar una actividad en la misma forma o
grado que se considera normal para un ser humano. Se refiere a actividades
complejas e integradas que se esperan de las personas o del cuerpo en conjunto,
como pueden ser las representadas por tareas, aptitudes y
conductas."
Desde un
aspecto descriptivo se puede precisar que la discapacidad visual es la
carencia, disminución o defectos de la visión. Para la mayoría de la gente, el
significado de la palabra Ciego, corresponde a una persona que no ve, con
ausencia total de visión, sin embargo dentro de la discapacidad visual se
pueden establecer categorías:
Ceguera
Total o amaurosis, es decir
ausencia de respuesta visual.
Ceguera
Legal, 1/10 de agudeza visual en el ojo de mayor visión, con correctivos
y/o 20 grados de campo visual.
Disminución
o limitación visual (visión
parcial), 3/10 de agudeza visual en el ojo de más visión, con corrección y/o 20
grados de campo visual total.
La
baja visión, visión parcial o visión subnormal puede definirse como agudeza central
reducida o la pérdida del campo visual, que, incluso con la mejor corrección
óptica proporcionada por lentes convencionales, se traduce en una deficiencia
visual desde el punto de vista de las capacidades visuales; supuesta en esta
definición una pérdida bilateral de la visión, con algún resto visual. El funcionamiento
visual depende de múltiples factores, físicos, psíquicos, ambientales; variando
incluso en dos personas con idéntica patología o en una misma persona en
distintos días u horas de un mismo día.
Diferenciaremos
aquí agudeza visual de funcionamiento visual.
La
agudeza visual es, el grado
de visión (generalmente, de visión lejana) expresado en valores numéricos, que
nos indica a qué distancia es capaz de percibir con claridad.
Funcionamiento o Eficacia Visual,
en cambio, es un concepto mucho mas abarcativo; nos indica qué cosas es capaz
de hacer un sujeto en particular utilizando su visión y en qué condiciones. Que
una persona pueda funcionar visualmente para algunas tareas, no significa que
pueda hacerlo en todas; el rendimiento puede variar según las condiciones
anímicas, físicas y del ambiente. Cada patología tiene sus particularidades y
dificultades. Los anteojos o lentes de contacto pueden mejorar el rendimiento
de las personas con baja visión, pero no bastan para hacer que vean
normalmente. Entre la ceguera y la visión normal hay un abanico de
posibilidades. Es importante señalar que el diagnóstico de una determinada
patología visual (por más completo que sea éste), no nos da información cierta
acerca del rendimiento de esta persona en las tareas visuales. La persona
disminuida visual no es ciega ni vidente, no puede determinar exactamente
cuánto ve, ni explicarlo a los demás. Muchas veces, el que ve poco no maneja
estrategias específicas para suplir su déficit (Braille, bastón blanco, sentido
del obstáculo etc.) En ocasiones el resto visual, no representa una ventaja
sino lo contrario: no ve lo suficiente para manejarse como vidente pero no
maneja los instrumentos de los que podría beneficiarse una persona ciega
rehabilitada. Esta situación implica también un grado de tensión extra tanto
física como psíquica, lo cual puede determinar patologías asociadas de origen
psicodinámico por ejemplo: Contracturas (Especialmente de espalda y cuello).
Muchas veces, por las áreas afectadas en el campo visual (área de espacio
físico visible cuando el cuerpo, la cabeza y los ojos están inmóviles), obliga
a las personas a adoptar posiciones poco comunes para mirar (torsión de cabeza,
postura inclinada, etc.), que determinarán mayor cansancio y tensión.
Una persona
que nace con una disminución visual no tiene un parámetro para comparar su
capacidad visual con la normalidad. No sabe cuánto ve y mucho menos, lo que no
ve. Esto tendrá también consecuencias en el desarrollo del sistema visual.
Neurológicamente, ciertas áreas no funcionan porque nunca han sido utilizadas.
Aprender a manejar estrategias, internalizando éstas desde su nacimiento, puede
hacer que parezca tener una capacidad visual mayor a la real, o por el
contrario, puede negar su visión útil, manejándose como si fuera ciego. Influye
también si ha recibido estimulación visual (entrenamiento que tiene el objetivo
de enseñar al sujeto a ver, o sea a recoger e interpretar información visual)
lo que mejora su rendimiento. Una persona que tiene memoria de haber tenido
visión normal posee más información sobre la realidad visible, pero tiene más
conciencia de si mismo como discapacitado y posiblemente menos estrategias para
suplir la información visual, ya que al ser aprendidas de adulto, son menos
operativas. Cuando hablamos de baja visión, estamos refiriéndonos a una
realidad muy heterogénea, en la que pesan los siguientes factores: Agudeza
Visual. Campo Visual, si es estrecho o amplio. Si la visión es central o
excéntrica. La distinción de colores y/o contraste. Presencia de Nistagmus
(Temblor neurológico del ojo) Fotofobia (intolerancia a la luz) Visión
binocular o monocular. si es una situación estable o progresiva. Si es reciente
o antigua. Cuál es la actitud de sujeto. Si requiere el uso de ayudas ópticas o
no. Si ha realizado entrenamiento corporal.
Muchas veces,
las posturas viciosas que las personas con disminución visual adoptan para
mirar, se mantienen aún después de la pérdida de la visión, con las
consiguientes desviaciones del eje, contracturas, distonías, etc. En las
personas ciegas de nacimiento, la imposibilidad de imitar posturas de los demás
puede dar como resultado posiciones inadecuadas. Asimismo, muchos niños ciegos
de nacimiento han recibido estimulación insuficiente. Para quienes han padecido
dificultades físicas serias o enfermedades invalidantes, el cuerpo propio es
sentido e investido más como lugar de dolor y padecimiento que como espacio de
placer y autoconciencia; cuerpo medicalizado y manejado por otros; con el
espacio de autonomía, muchas veces, reducido. En el caso de las dificultades
sensoriales, el miedo a sufrir accidentes, propio o inducido por el entorno,
puede causar restricciones en el movimiento. Mantener los brazos extendidos,
para detectar obstáculos, puede determinar tensiones en esa zona. En los casos
de baja visión, la actividad de mirar - o sea, enfocar los ojos hacia un objeto
determinado - supone un esfuerzo consciente, que casi en todos los casos
implica torsiones de cabeza, que suele traducirse en dolores de cuello y
hombros, que varían según la agudeza y el campo visual, así como de los
factores antes citados.
Especialmente
se ven afectados los músculos de la base del cráneo, debido a la anatomía del
nervio óptico y al frecuente movimiento de adelantar la cabeza para mirar. El
trabajo sobre la conciencia corporal podría minimizar muchos de estos síntomas.
El proceso de rehabilitación, que , según el Programa de Acción Mundial para
las Personas Discapacitadas " es un proceso de duración limitada y con un
objetivo, encaminado a permitir que una persona con deficiencia, alcance un
nivel físico, mental y/o social funcional óptimo, proporcionándole así, los
medios para modificar su propia vida." Puede comprender medidas
encaminadas a compensar la pérdida de una función o a superar la limitación
funcional (por ejemplo, ayudas técnicas) y otras medidas encaminadas a
facilitar ajustes o reajustes sociales. En el caso de las personas ciegas, la
funcionalidad del "órgano enfermo" (el ojo), está definitivamente
perdida y lo que se persigue, en un proceso de rehabilitación, es más bien
enseñar habilidades que le permitan al sujeto, realizar las funciones de su
vida diaria, utilizando la información que le brindan sus otros sentidos:
utilizar el oído para orientarse, el tacto para identificar objetos, etc.
Tradicionalmente, se la divide en: Actividades de la Vida Diaria: Manejo en el
hogar, quehaceres domésticos, cuidados personales. Orientación y movilidad:
Aprender a conducirse en espacios abiertos o cerrados, utilizando como indicios
sus otros sentidos, asistiéndose generalmente con bastones blancos.
Comunicación: Aprendizaje de Sistema Braille, escritura en máquina de escribir
Braille o común, escritura en tinta, etc. Suelen también brindarse ejercicios
físicos, gimnasia, etc. Generalmente, incluye también trabajos manuales, y
actividades preprofesionales: (carpintería, costura, etc.), y la participación
de profesionales como psicomotricistas, asistentes sociales, psicólogos. Si
bien el entrenamiento en Orientación y Movilidad implica un cambio en la
conciencia del cuerpo en el espacio, ya que supone un reaprendizaje de la
marcha y de la decodificación de estímulos del medio, no suele enfocársela
desde el punto de vista de la autoconciencia corporal, ni se suele prestar
atención a las tensiones e hipertonías resultantes del esfuerzo excesivo o de
la utilización inadecuada de la fuerza. La forma adecuada de manejar el bastón
blanco, llamada técnica de toque, consiste en lograr acompasar el movimiento
del bastón, con el de la pierna del mismo lado; de manera que el bastón siempre
se apoye en el lugar que ocupará el próximo paso a dar. De esa manera se
realiza un "barrido" que garantiza que todo obstáculo que podría
llegar a pisar el pie, sea percibido primero con el bastón. Tiene el inconveniente
de detectar sólo aquellos obstáculos ubicados de la cintura para abajo.
DOS CASOS A
MODO DE EJEMPLO:
CASO 1: Una persona, ciega desde su
adolescencia, refiere un dolor crónico en el omóplato izquierdo, que resulta
ser el lado con el cual sostiene el bastón. Se le sugiere que realice el
movimiento de vaivén en cámara lenta, partiendo desde distintos lugares: desde
el hombro, desde la mano, desde la muñeca. También se le indica que pruebe
distintos grados de fuerza y presión. Después, se le pidió que volviera a su
manera habitual de hacerlo, comparando con las otras y que, a partir de ese
análisis, eligiera la más adecuada. De ese trabajo surgió que su forma habitual
consistía en mantener el codo y la muñeca rígidos, sacando el movimiento desde
el hombro, con mucho tono muscular y tensión. Tomando en cuenta este
descubrimiento, resolvió modificar su estilo, disminuyendo el tono y haciendo
partir el vaivén desde el codo, liberando así el bloqueo del omóplato, con lo
cual el dolor desapreció.
CASO 2: Persona con una disminución visual de
nacimiento, con 45º de campo visual, 2 / 10 de visión en el ojo izquierdo, con
nistagmus; el ojo derecho es prácticamente nulo. Su situación visual es
estable. Asiste a sesiones de entrenamiento corporal desde hace 9 años. A pesar
de su disminución visual, o quizá precisamente por ella, el pensamiento aparece
para ella, primordialmente, como imagen. Principalmente, visuales, como en una
"pantalla mental", pero también con fuerte involucramiento de otros
sentidos. Durante una sesión de entrenamiento corporal, (al principio de la
cual comenta sus dificultades para relajar el cuello) refiere la siguiente
observación: La profesora le sostenía el occipital, indicándole que tratara de
dejarlo pasivo. En esa circunstancia, observó que la aparición de imágenes en
su mente se correspondía con la percepción por parte de la eutonista del
aumento del tono en la ZONA CITADA.
A partir de esto, probó de poner la mente en blanco conscientemente, y comprobo
que le facilitaba la relajación de la zona cervical y occipital.
DESARROLLO
DEL TACTO, OÍDO Y PROPIOCEPCIÓN:
Para las personas con disminución
visual severa, los estímulos del ambiente (Sonidos, olores, sensaciones.) son
indicios para orientarse en el espacio. Lo que era fondo, pasa a ser figura. No
es cierto que "los ciegos escuchan mejor" como lo señala la creencia
popular; lo que ocurre es un entrenamiento selectivo en la percepción y
análisis de los datos que ingresan por vías no visuales. Los estímulos que para
quien utiliza su visión como sentido principal de orientación, serían
secundarios e irrelevantes, para alguien que ve poco devienen en dato
principal: El aroma de un comercio en particular, la textura del suelo, un
sonido repetido referido a una actividad determinada, las curvas en el
recorrido de un transporte público, las diferencias de eco entre un espacio
cerrado y otro abierto, el sonido de los vehículos que pasan, indican con
cierta seguridad referencias acerca de dónde se encuentran y de cómo proceder.
Dicho entrenamiento no es automático. En el caso de los niños nacidos con baja
visión, que pueden utilizar parcialmente su resto visual, los primeros ensayos
de marcha van incorporando señales no visuales como información útil, incluso
antes de que la existencia de un problema visual sea percibida por el entorno.
Es frecuente que el déficit visual coexista con problemas motrices, por ser la
prematurez una de las principales causas de ambas patologías.En estos casos, el
aprendizaje de la marcha es más lento y ocurre más tarde; cada paso debe ser
pensado y la dificultad es mayor. Es frecuente, también, que ocurran periodos
de hospitalización e inmovilización, por problemas de salud de origen variado.
La
actitud del entorno es una variable determinante: Que se promueva o se
desaliente la independencia; que exista o no conocimiento y voluntad para
estimular al niño; la existencia de hermanos, el contacto con otros niños. El
descubrimiento temprano del problema visual (que no es lo más frecuente en
estos casos, ya que la visión sigue siendo usada como sistema de orientación y
reconocimiento del ambiente) puede ser un arma de doble filo: su aspecto
positivo es la posibilidad de iniciar tempranamente el uso de anteojos, en los
casos en que los mismos sean de utilidad; que el sujeto pueda recibir
estimulación visual (entrenamiento que tiene el objetivo de enseñar a ver, o
sea a recoger e interpretar información visual) lo que mejora su rendimiento;
así como la posibilidad de orientar a la familia; prevenir la evolución
desfavorable de la patología visual, etc. Como aspecto negativo, podemos
señalar el peligro de que la disminución visual devenga "etiqueta" y
se asocie a una imposibilidad total o al ambiente percibido como peligroso en
extremo, desalentándose los intentos de exploración : (-"Vos no ves, no
vas a poder"-; -"Cuidado, eso es peligroso"- ;-"Te vas a
caer.") o dando un trato diferencial respecto de los hermanos
(Sobreprotección, dificultad para poner límites, exigencia inadecuada para su
edad hacia los hermanos mayores) o por el contrario, negación de la dificultad,
con sobrevaloración de las posibilidades reales.
La valoración que de si mismo
hace cada ser humano está, en gran parte, condicionada por la imagen que
devuelve este primitivo espejo, encarnado en los otros mas significativos. La
visión de si mismo como capaz o incapaz, como valioso o sin valor, como digno
de ser querido o no, que después afectará, sus sentimientos futuros, su vida de
relación y sus actividades, dependerá en gran medida de ello. Aquí, la
posibilidad de imitar gestos y posturas como génesis del propio esquema
corporal está conservada, si bien con limitaciones; por ejemplo, puede ser útil
solo referida a personas que se hallen cerca; abarcar posturas, pero no
expresiones o viceversa; depender de las condiciones de luz, etc. Es frecuente
que personas con una disminución visual congénita, descubierta tardíamente y
que no han recibido entrenamiento específico para paliarla, descubran, en el
contacto posterior con pares, que han "inventado" por sí mismas
estrategias similares a las de éstos, realizando de manera intuitiva un proceso
de auto - estimulación visual y de auto -rehabilitación. ( Observar a personas
que cruzan la calle, utilizando la conducta de estas como indicación acerca de
cuándo cruzar, cuando la visión residual no es suficiente para ver los
semáforos; tomar el peso de un recipiente como indicativo de su contenido;
aprovechar la visión de color para compensar deficiencias en la de contraste, o
viceversa; advertir el tamaño relativo de los objetos, supliendo con esto la
ausencia de la percepción de perspectiva y profundidad. ) Dejo hablar a quien
sabe de esto por lucha propia: "¿Qué cosa será ver bien? Desde los 8
meses, cuando ese señor de guardapolvo blanco me puso los primeros anteojos, mi
mundo ha sido así. Los colores son como yo los veo; Las formas, en cambio,
deben ser mucho más nítidas. Y la dificultad de explicar cuánto veo; a veces
parece mucho y a veces casi nada: si hay poca o demasiada luz, si estoy
cansado, si lo que hay para ver cabe o no en mi campo visual... Nadie, ni yo
mismo, lo puede saber con certeza. Me contaron - yo no lo puedo recordar - de
mi expresión maravillada cuando descubrí lo que es ver. Desde mi primer paseo
con anteojos, ya sabía que esos trozos de cristal iban a ser parte de mi
cuerpo, nunca rompí un par, ni siquiera de bebé." La edad escolar suele
ser la época en que se descubre el déficit visual, con el aprendizaje de la
lecto - escritura. ("No ve el pizarrón.") La decisión de iniciar la
escolaridad en una escuela común o especial, cuándo iniciar la integración,
etc. debe ser tomada atendiendo a cada caso ¿Qué es más beneficioso, ser uno
más entre pares con dificultades similares; aprender a moverse tempranamente en
un mundo "hecho para los normales", conviviendo con la diferencia o
iniciar paulatinamente este proceso? Tanto la integración compulsiva como el
aislamiento extremo pueden ser causa de sufrimiento.
CEGUERA DE
NACIMIENTO:
Nos
referimos a aquellos casos en que el resto visual no es lo suficientemente útil
como para guiar los dezplazamientos del sujeto en el espacio y donde la
imitación de gestos y posturas está vedada. Por el grado de dificultad, suele
descubrirse más tempranamente; de no existir estimulación adecuada, puede
amentar el riesgo de autismo y pseudo - debilidad. Aquí, el grado de
estimulación recibido, la existencia o no de déficits asociados, las pautas de
crianza y el vínculo madre - hijo, van a ser factores importantes, pero todas
las investigaciones coinciden en que la ceguera afecta y retrasa el desarrollo
motor y de auto percerción. Adolescencia y discapacidad Toda la conflictiva
propia de la adolescencia se agrava y se potencia cuando el sujeto padece algún
tipo de discapacidad. En esta etapa se produce un cambio y una evaluación del
propio cuerpo, de las posibilidades, de los roles y los proyectos; un encuentro
consigo mismo. Muchas personas nacidas con algún tipo de discapacidad sitúan
entre los 13 y 14 años, la etapa en que tomaron conciencia de su handicap. Por
un lado se hace mayor la presión del grupo para responder a ciertas
expectativas; por otro, muchas veces, ciertas etapas se alargan y un
adolescente se encuentra, por ejemplo, en un grado escolar que no corresponde a
su edad, con pares que no comparten las inquietudes tan difíciles de entender o
de nombrar, o ante la imposibilidad de continuar su educación; otras veces se
duda acerca de la propia sexualidad, de las posibilidades de iniciar una vida
de pareja o de desempeñar un trabajo. Inquietudes que, muhas veces, el medio no
puede comprender ni responder; ante esta angustia, se desplaza indefinidamente
hacia el futuro la discusión de las reales posibilidades de realización. Si en
cualquier caso existe ambivalencia, en los padres, frente a un adolescente (que
se expresa en la lucha entre mantenerlo niño o guiarlo hacia la adultez), ésta
se potencia en el caso de un hijo discapacitado. Los polos, sobreprotección -
desprotección, entre los cuales debería situarse el sano equilibrio, oscilan a
impulso de sentimientos contradictorios. El peligro de una sobreexigencia exagerada
se hermana con el riesgo de suspender las exigencias lógicas por lástima o
temor. A veces estas dos actitudes coexisten en distintas áreas de la vida. Es
común la depresión en esta etapa, la confrontación con las posibilidades y las
imposibilidades y su distancia de los deseos producirá durante toda la vida
sentimientos angustiosos, que cada uno tratará de manejar como mejor pueda.
Negación, agresión hacia afuera, somatización o acción orientada a resolver
problemas concretos son algunas respuestas posibles. El conflicto con la propia
sexualidad es otra área en la que puede presentarse estancamiento. A muchas
personas con discapacidad les cuesta asumirse como sexuadas (aunque esta
sexualidad deba expresarse y ponerse en acto de maneras no tradicionales), el
miedo a no resultar atractivos, el desconocimiento del propio cuerpo, el
sentimiento de presión (la vida sexual es una cosa más en la que se debe probar
que se puede), conspiran contra el placer, el crecimiento y la armonía. Ser
sexuado significa ser adulto y eso genera temor. Podemos citar también aquellos
casos en los que la "edad mental" no coincide con la del cuerpo,
planteándose la pregunta acerca de su edad psicosexual. La posibilidad de
realizarse por medio de un trabajo es, en muchos casos, difícil. El estudio es
visto, no como una medio para un futuro proyecto, sino como un fin en si mismo,
una manera de llenar el presente. Y el trabajo, no como una manera de obtener
ingreso y satisfacción personal, sino simplemente para mantenerse ocupado. Al
llegar a esta etapa etaria, los recursos educativos y de rehabilitación suelen
agotarse. Resulta muy difícil construir un proyecto de vida, ya que las
escuelas especiales, terapias, instituciones de rehabilitación contemplan la
infancia,la adolescencia y no continúan apoyando la construcción de un proyecto
de vida adulto. La persona que queda discapacitada en una etapa posterior de su
vida. La pérdida brusca o paulatina de una capacidad física es siempre una
situación traumática y de crisis que, en muchos casos, es vivida como
intolerable para el yo. Generalmente se homologa esta situación a un duelo.
("Sé desde hace mucho que la tristeza, la angustia, el dolor y la
incertidumbre son parte de mi y que debo convivir con ellos como lo hago con
mis piernas que se doblan, mis caderas que me duelen y mis manos que no
obedecen como yo quisiera.") La manera como cada persona enfrenta esta
situación, y pueda volver a ser alguien productivo, creativo, feliz, etc.
dependerá de diversos factores: De factores previos de personalidad,
circunstancias externas, apoyo o falta de el de parte del grupo familiar, edad,
historia laboral previa, tipo y grado de discapacidad. El resultado, en el
mejor de los casos, de este proceso, será que la persona pueda aceptar su parte
discapacitada al resto de su persona; integrar seguramente, no como algo
valorado positivamente, pero que existe, sin apelar a mecanismos de negación
poco saludables.
DISCAPACIDAD
VISUAL ADQUIRIDA.
Las personas con discapacidad visual,
y las instituciones que las nuclean son tomadas como referentes válidos a la
hora de requerir información sobre cómo actuar ante problemas visuales, propios
o de alguien muy cercano. Se crea así una cadena informal de circulación de
datos útiles, que permiten a los afectados orientar acciones tendientes a la
superación de dificultades específicas. Asimismo, el encuentro con alguien que
atravesó situaciones similares, provoca una sensación de empatía que es, de por
sí, motorizadora. En lo que respecta a la conciencia del propio cuerpo y a la
orientación en el espacio, el proceso de rehabilitación ya mencionado da los
elementos básicos, a través de las áreas de Orientación y Movilidad y
Actividades de la Vida Diaria; El docente acompaña este proceso, y, en el mejor
de los casos, todo el equipo de rehablitación colabora para vencer los
obstáculos. En los casos en que exista un resto visual útil, el proceso por el
cual el mismo es desinvestido como fuente principal de información, pero al
mismo tiempo, utilizado al máximo, es largo y sujeto a gran ambivalencia.
(Descrito por ejemplo, como: "Una loca que camina con un bastón de
ciego... mirando vidrieras.)
La situación óptima implica salir de la falsa
dicotomía CIEGO - VIDENTE, para reconocerse como esa otra cosa, que unas veces utiliza
estategias visuales y otras veces, no visuales, en donde lo variable de la
situación, la dificultad para explicarla y la tristeza y preocupación por la
salud visual forman parte indisoluble del cuadro total. Presento el siguiente
testimonio: "Hoy escuché por primera vez esas palabras fatídicas, las que
toda persona miope teme más que ninguna, ese fantasma omnipresente, ominoso,
terrible: "se ha desprendido la retina". Mi ojo derecho nunca vio más
que unas manchas coloreadas. El otro, el izquierdo, el que mira esta página,
sigue dando batalla. Más cansado, con menos resistencia y menos fuerzas,
informa todos los años de esos números que ya debería saber de memoria: 4, 7...
Y ese veredicto salvador: sigue todo igual; aún recibo la misma respuesta, al
hablar de mi visión: no parece que vieras tan poco. Y mi ojo derecho, mientras
tanto, inadvertido, a la sombra del otro ojo, el que servía, fue deteriorándose
de a poco. Cada vez, las manchas eran más difusas. Yo recordaba su presencia
sólo cuando me dolía o cuando el espejo me mostraba que tenía dos ojos. De vez
en cuando, iba notando cambios: unas manchas en el campo visual, una pequeña
nube. Y hoy me confirmaron lo que yo ya sabía: la retina se ha desprendido, no
hay nada que hacer con ella. ¿Por qué me produce tanta angustia la pérdida de
un ojo que, según los médicos, nunca sirvió para nada? ¿Por qué este hueco en
el pecho? ¿por qué tengo tantas ganas de llorar? Hoy he recordado algo que
prefiero olvidar: mis ojos son frágiles, mi cuerpo es frágil. Y, una vez más,
confirmo que no estoy a salvo del miedo."
CONTACTO CON PARES.
La
posibilidad de compartir con otros los problemas y las estrategias para
resolverlos, los sentimientos encontrados y la alegria por los logros; el
reconocerse en otros, permite no solo una catarsis sino el aprendizaje de
herramientas concretas transmitidas boca a boca: por ejemplo, un taxi se
diferencia de un coche particular por el ruido del motor, porque los taxis
funcionan a gas -oil y los particulares, a gasolina. Conocer la existencia de
recursos como bancos de horas de lectura, libros grabados, trucos para
manejarse en la cocina... la utilidad de cada recurso dependerá de los
objetivos y necesidades de cada persona.
AMBIENTE
LIBRE DE ESTÍMULOS:
CERRAR LOS OÍDOS.
Si cada indicio del medio sirve para orientarse, si las antenas deben estar
siempre conectadas y la atención al máximo, con riesgo de vida (Esta situación
ha sido descrita por Borges, en uno de sus poemas como "El desnivel
acecha... cada paso puede ser la caída.ö) se hace difícil relajarse, bajar el
nivel de vigilancia y volver la atención hacia adentro, aún en ambientes donde
no existe peligro. Las técincas de relajación son de vital importancia, en su
faz tanto terapeútica como preventiva.
La atención exacerbada, tiene como
contra cara, tensión excesiva. El paulatino entrenamiento en "Bajar la
guardia" en un lugar familiar y en posición acostada o sentada, sin riesgo
de caer, de llevarse a alguien por delante o ser atropellado por otro,
posibilitará volver la mirada interior a ese desconocido tan maltratado: el
propio cuerpo.
REENCUENTRO PLACENTERO CON EL PROPIO CUERPO:
Algunas personas
que han pasado por períodos de enfermedad orgánica seria, accidentes, cirugías,
periodos de postración u otras agresiones al sí mismo corporal, pueden llegar a
sentir su cuerpo como espacio de dolor y agresión (Como señalan algunos
protagonistas de esta historia "a veces siento que mi propio cuerpo es un
apendice que debo arrastrar penosamente; otras, es un enemigo a vencer...él y
yo siempre estamos luchando, lo malo es que nunca sé quién gana."
"Siempre fue algo que me trajo problemas." "Es una cosa que
duele." "Ya me olvidé de cómo es estar bien.") Esta sensación de
que lo único que se puede experimentar es dolor y displacer, que los demás no llegan
a entender lo que sucede, puede dar lugar a una "Auto - anestesia"
secundaria: Se elije, concientemente o no. no sentir, por que el dolor es
demasiado.
Después de ese pasaje por situaciones tan traumáticas, uno de los
objetivos debería ser volver a recuperar el cuerpo propio como espacio de
placer y no de dolor; de encuentro y no de lucha; creador en vez de destruído;
recordar que hay otras sensaciones corporales además del miedo, del dolor y de
la angustia; sexuado en vez de agredido, y por lo tanto, querible y querido,
amado y amante, disfrutado y disfrutable. Poder, en todo caso, reconocer que la
esencia de su persona radica en aquello que queda, no en lo perdido, y poder, a
partir de ahí, instrumentar estrategias para adaptarse a la nueva situación.
EJE INTERNO:
LAS COORDENADAS DEL PROPIO CUERPO. AUTOSOSTÉN: ORIENTACIÓN EN EL
ESPACIO / CALCULO DE DISTANCIAS. PREVENCIÓN DE PROBLEMAS POSTURALES: EJE
IMPOTENCIA - OMNIPOTENCIA. SENTIDO DEL OBSTÁCULO.
EL BASTÓN
COMO PROLONGACIÓN DE LA IMAGEN CORPORAL.
El bastón blanco, auxiliar principal en la
deambulación, es también un simbolo, un cartel enorme que dice "Soy ciego,
cuidado!" En esta doble función, para ver y ser visto se relaciona con la
mbivalencia que, como tal, despierta: Indispensable para percibir, "tercer
ojo" insustituible. (La mayoría de las personas ciegas detestan que un
guía ocasional tome el bastón: Lo describen como invasión a la intimidad, del
mismo modo que el que usa anteojos no quiere que se los toquen.) Es más que una
prótesis: es una prolongación del yo. Sobre todo para los que han perdido la
visión recientemente, o para los disminuidos visuales no tan severos, esa
sensación de dependencia se substituye o se complementa con un profundo
rechazo: aún personas cuya visión residual es ya inútil para desplazarse,
siguen negandose a usar bastón argumentando que "Eso es para los
ciegos" "Yo no lo necesito, yo veo"
Esto puede dar lugar a
situaciones de peligro, percibidas o no como tales. Cuando el reconocimiento de
la ambivalencia es mayor, y, por lo tanto, menor el nivel de negación, se
escuchan frases como: "Yo sé que debería usarlo, por seguridad, pero
siempre me olvido" "No sé cómo todavía no me maté" "No me
animo a salir solo" "Me van a mirar raro, van a pensar que me hago el
ciego". Posibles soluciones, para una aceptación paulatina, es llevarlo,
pero doblado, usarlo solo de noche, o usarlo "poniendo cara de
ciego", usar un paraguas en vez de bastón... Es común, cuando ya se ha
adoptado, escuchar "No sé porqué no me decidí antes.", "fue un
alivio para mí." (aunque es posible que, después de esa aceptación
entusiasta, el pobre bastón sea ‘olvidado’ la vez siguiente.)
Ejercicios en un
ambiente AUTO - ERGONOMÍA. LECTURA., TANTO EN BRAILLE COMO EN TINTA. USO DE
AYUDAS ÓPTICAS. INFORMÁTICA.
COMENTARIOS: Las personas con discapacidad y su
entorno se enfrentan cotidianamente con situaciones que generan tensión física
y psíquica. Las tareas que para la mayoría de las personas son sencillas y
rutinarias -como ser caminar por la calle, tareas del hogar, sostener una
conversación- pueden resultar para las personas con discapacidad, un obstáculo
arduo y hasta insalvable. Piénsese, por ejemplo, en la dificultad que supone
para una persona ciega, caminar por la calle prestando atención a los sonidos del
entorno que han de servirle de guía, a los obstáculos que percibe con el
bastón, a su interlocutor y a las barreras que dificultan su paso; o para una
persona sorda sostener una conversación leyendo los labios de su interlocutor.
Las etapas evolutivas de pasaje, -inicio de estudios, adolescencia, matrimonio,
maternidad- que para cualquier persona suponen un aumento transitorio del nivel
de stress, implican para una persona con discapacidad una agudización de la
crisis vital, ya que tienen aparejada una nueva toma de conciencia de sus
dificultades y posibilidades. Estas condiciones, que actúan como factores
predisponentes para la aparición de patologías físicas y psíquicas, nos llevan
a postular la necesidad de trabajar en la prevención de las mismas.
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